Aunque es uno de los más acusados, la obesidad no es el único problema de la alimentación infantil, también existen trastornos nutricionales y patologías alimentarías como la bulimia y la anorexia. Lo cierto es que todos tienen su germen en la niñez, y de ahí la importancia de inculcar buenos hábitos a los niños desde muy pequeños.
Empecemos por aclarar qué entendemos por un niño “mal comedor". Es aquel niño que ingiera poca cantidad de alimentos y escasa variedad, o ambas. Es decir, no aporta variedad a su dieta y por ende, no cubre sus necesidades nutricionales correctamente, pudiendo caer en carencias o excesos alimenticios.
Según el Estudio Zaragoza, 4 de cada 10 niños de entre 1 y 10 años son “mal comedores".
¿A qué se debe esta situación? En parte, la respuesta la han dado los propios padres de los niños que han participado en el estudio al afirmar que entre el 30% y el 40% de ellos no suelen comer ni cenar juntos los fines de semana ni tampoco desayunan con sus hijos.
Como mínimo, los padres deberían compartir con los hijos una comida al día. El desayuno y la cena es un momento ideal para compartir la mesa familiar, para mantener un diálogo positivo acerca de las actividades diarias de cada miembro de la familia. Ah, y con la tele apagada, ya que según el estudio un 63% de los niños come habitualmente con la televisión encendida o con juguetes. Además, sus comidas duran más de 40 minutos y tienden a rechazar los alimentos nuevos, especialmente verduras y hortalizas.
Las consecuencias de tener un niño mal comedor afecta por supuesto a la salud del niño y pone en riesgo su sano desarrollo, pero también afecta el estado anímico de la familia, ya que los padres confiesan sentirse desbordados por el problema.
Por su parte, los centros de salud atienden a muchos padres preocupados porque “mi niño no me come", sin embargo se le resta importancia porque la tabla de percentiles no refleja realmente el problema.
Vía | Vitónica En Bebés y más | Errores comunes en la alimentación de niños "mal comedores", Errores más frecuentes en la alimentación infantil