Su nombre es Angela Henderson y hace unos días compartió la radiografía de su hijo de 5 años después de atragantarse con una uva que podría haber acabado con su vida de haber taponado completamente la entrada de la laringe.
Lo hizo para concienciar a madres y padres de lo peligrosas que pueden llegar a ser por ser pequeñas, con la piel relativamente dura y resbaladizas en la boca. Peligrosas incluso para un niño de 5 años, al que se presupone una capacidad de masticación notable.
Uno de los alimentos más peligrosos
Según un estudio reciente, las uvas son la tercera causa de asfixia en niños pequeños, por detrás de las salchichas y los caramelos. Esto no lo hace en realidad el tercer alimento más peligroso, porque los casos de asfixia están relacionados con las veces que se le da a los niños un alimento determinado. Es decir, si 10 niños comen frutos secos y 5 niños sufren una asfixia, serán mucho más peligrosos que si 1000 niños comen uvas y la sufren 50. Aunque hay más casos de asfixia por uva, deberemos decir que los frutos secos son más peligrosos.
Pero no es el único estudio, porque en 2016, médicos del servicio de emergencias de Aberdeen, Reino Unido, publicaron un artículo alertando de las uvas, tras haber visto tres casos de asfixia por este alimento. Un año antes, desde el Departamento de Cuidados Intensivos de Pediatría del Royal Hospital for Sick Children en Edimburgo, Reino Unido, alertaban de otros tres casos recientes de aspiración de uvas por niños pequeños.
Tuvieron que intervenir con anestesia general
Según leemos en DailyMail, al pequeño de 5 años lo tuvieron que tratar con anestesia general para poder trabajar sobre su interior de manera segura y sin riesgos añadidos. Si la uva se hubiera movilizado hacia la tráquea no habría podido respirar, y el riesgo de muerte habría sido evidente.
¿Cómo darles entonces las uvas?
Como ya explicamos hace unos meses cuando se acercaban las campanadas de nochevieja, lo importante es modificar la forma de la uva: si el niño es pequeño (digamos menor de 3 años), lo mejor es retirar la piel para que pierda esa capacidad de resbalar y se deshaga más fácilmente en la boca. Además, habrá que cortarla en dos o tres trozos para que el peligro sea menor.
Si en cambio hablamos de niños más mayores, aunque podemos dejar la piel, deberemos cortarlas igualmente a lo largo, en dos o tres trozos (a lo ancho pueden seguir siendo peligrosas). Claro que se pueden atragantar con ellas igualmente, pero una vez las hemos hecho de un tamaño menor, la probabilidad de que taponen las vías aéreas disminuye muchísimo.
Cuidado con todo lo pequeño y duro o gomoso
Siempre se recomienda, en niños, evitar los alimentos pequeños y duros. Pues bien, en realidad hay que evitar los alimentos pequeños que sean duros, pero también los que tengan una consistencia gomosa (son blandos, pero no se deshacen y vuelven fácil a su forma original): las gominolas, las uvas y las salchichas son alimentos que al ser blandos dan una falsa sensación de seguridad. Pero precisamente por ser blandos y difícilmente alterables hasta que no le hincas bien el diente, pueden permanecer sin problema en la laringe de un niño y poner en riesgo su vida.
Por eso hay que tener mucho cuidado con ello, alterando la forma o evitándolos en niños menores de 5-6 años. Recordad que este niño tiene 5 años y se podría decir que se ha salvado de milagro.
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