A punto de concluir nuestro repaso por las verduras y hortalizas en la alimentación infantil, nos centramos en dos verduras muy nutritivas pero que entran en el grupo de alimentos que se recomienda evitar en grandes cantidades antes de los 12 meses: espinacas y acelgas.
Analicemos las propiedades de estas dos verduras y el mejor modo de prepararlas y ofrecerlas a bebés y niños.
Las verduras de hoja verde
Las espinacas y las acelgas se encuentran entre las que acumulan mayores cantidades de nitratos, una sustancia que en sí es relativamente poco tóxico, pero que se convierte en tóxico al convertirse en nitrito.
El nitrato puede transformarse en nitrito por reducción bacteriana tanto en los alimentos (durante el riego, crecimiento, procesado y el almacenamiento), como en el propio organismo (en la saliva y el tracto gastrointestinal).
Las verduras con tendencia alta a acumular nitritos, como las de hoja verde entre las que se encuentran las espinacas y las acelgas, se recomiendan evitar en la dieta del bebé hasta después de que ha cumplido el año de edad.
En el caso de introducirlas en la alimentación antes de los 12 meses, deben representar menos del 20% del contenido total del plato. En los niños mayores, hasta los 3 años, conviene no dar más allá de una ración diaria de estos vegetales.
Se necesita una dosis de nitratos o nitritos alta para producir intoxicaciones agudas a animales o seres humanos adultos, pero en niños y sobre todo en bebés de corta edad bastan cantidades mínimas para desencadenar trastornos graves.
Ello es debido a que los nitritos en sangre oxidan el hierro de la hemoglobina produciendo metahemoglobinemia, incapaz de transportar el oxígeno, muy frecuente en bebés y conocido también como “síndrome del bebé azul” ya que las dificultades respiratorias provocan que los labios del bebé adquieran esa tonalidad.
En los primeros meses de vida, el estómago del bebé todavía no produce gran cantidad de ácido, lo que favorece el asentamiento de bacterias en el intestino que pueden transformar directamente en nitritos los nitratos ingeridos. Por otro lado, los nitratos reaccionan con los aminoácidos de los alimentos en el estómago, produciendo sustancias que han demostrado tener efectos cancerígenos.
Por ello para las primeras comidas del bebé, a partir de los seis meses, lo mejor es introducir las verduras y hortalizas con tendencia a acumular menos nitratos, de las que hemos ido hablando hasta ahora.
No obstante, cuando el sistema digestivo del niño va madurando y cuando crece, a partir de los 12 meses y más adelante, verduras como las espinacas, col, repollo, remolacha, acelgas, nabo, espárragos les aportarán nutrientes y fibra beneficiosos.
Espinacas en la alimentación infantil
Si bien las dos verduras pertenecen a la misma familia y son muy parecidas en su color, sabor y forma, aportan distintos nutrientes. Las hojas de las espinacas, comparativamente, aportan mayores beneficios para el organismo, mayor cantidad de vitaminas y minerales.
Las espinacas aportan vitaminas A, C y E, y en un peso de 100 gramos podemos apreciar que aportan: 2,97 grs. de proteínas, 2,4 grs. de fibra, 136 mg. de calcio, 3,57 mg. de hierro, 87 mg. de magnesio, 56 mg. de fósforo, 466 mg. de potasio.
Las espinacas contienen de forma natural un ácido orgánico (ácido oxálico) que en grandes cantidades favorece la formación de cálculos renales. Es un mito que contengan tanto hierro, las lentejas o los garbanzos por ejemplo, tienen más.
Acelgas en la alimentación infantil
Como mencionábamos, ambas verduras pertenecen a la misma familia, y son similares en forma y sabor, pero su aporte nutritivo es diferente, pues aunque las acelgas también aportan vitamina A, vitamina C y vitamina E, lo hacen en menores cantidades.
En un peso de 100 gramos, las acelgas aportan: 1,68 grs. de proteínas, 2 grs. de fibra, 16 mg. de calcio, 0,79 mg. de hierro, 23 mg. de magnesio, 38 mg. de fósforo y 305 mg. de potasio que aportan las acelgas.
Cómo ofrecerlas a los niños
Las espinacas y las acelgas debe servirse cocidas. Como recomendación a la hora de introducir estas verduras en los platos del niño, sugerimos primeramente que se escurran muy bien (el agua de cocción acumula los nitritos) y que preferentemente se sirvan en combinación con otros alimentos, como complemento (arroz, huevo, patatas, legumbres).
Los troncos de las acelgas son filamentosos, por lo que conviene trocearlos bien o descartarlos para los niños más pequeños.
Recordamos que en caso de introducirlas en la alimentación antes de los 12 meses, deben representar menos del 20% del contenido total del plato. Entre 1 y 3 años se recomienda no dar más de una ración de estas verduras al día y evitar su consumo en niños que presenten infecciones gastrointestinales.
Una vez cocinadas, no deberán mantenerse a temperatura ambiente (enteras o en puré), pues puede dar lugar a la conversión de los nitratos a nitritos in situ, aumentando así el potencial de causar metahemoglobinemia. Lo recomendable es conservarlas en frigorífico si se van a consumir en el mismo día; si no, congelar.
La ventaja de elegir retrasar un poco más la introducción de estas dos verduras, es que para cuando llegue su turno los bebés ya comerán prácticamente de todo, por lo que nos resultará más fácil ofrecerlas en diversas recetas que puedan agradar a los niños, tanto solas como acompañadas:
- Frittata de espinacas, champiñones portobello y queso manchego
- Canelones de espinacas gratinados
- Pollo en salsa cremosa de parmesano y espinacas
- Pasta con pesto de espinacas y avellanas
- Lasaña vegetariana de verduras
- Tortellini con salsa de tomates y espinacas
- Arroz meloso con acelgas y patata
- Patatas rellenas de acelgas y queso
- Buñuelos de acelgas
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