Dicen que se acaba el mundo dentro de un par de días, pero yo no lo creo. No, tranquilos, no se acabará el mundo este viernes, pero si puede empezar uno nuevo, una “Re-evolución", un cambio pacífico del que todos los padres y madres podemos ser los protagonistas.
Como historiadora y especializada además en la Edad Media he estudiado muchos milenarismos, un fenómeno recurrente que responde a miedos, deseos y mitos que se repiten varias veces cada siglo. Los milenarismos tienen eco en grupos que ansían un cambio y suelen escapar de los problemas de la realidad sublimándo o buscando la trascendencia, esperado un Juicio Final o un Gran Despertar muy platónico. Pero ni una sola vez han acertado y esta vez tampoco va a pasar nada anormal. La vida es mucho más maravillosa y complicada.
Y con un poco de rigor científico, como bien señalan nuestros compañeros de Xataka Ciencia, todas las amenazas de planetas X, profecías mayas, reptilianos, habitantes de la Tierra Hueca, cinturones fotónicos de las Pléyades, agujeros masivos en el centro de la Galaxia, perniciosos efectos del Gran Colisionador y paralización de la rotación terrestre quedan claramente demostrados como falsos. Tranquilos, que no se acabará el mundo el viernes. Y tranquilizad a los niños si a alguien se le ha ocurrido decirles algo de esto
Sin embargo, aunque no espere el fin del mundo si espero que este próximo 2013 os ofrezca una oportunidad de cambio profundo y radical, una “Re-evolución". Es el deseo que le pido al año que comienza, poder ver el comienzo de una verdadera revolución pacífica, la revolución de la crianza. Y es el cambio que os animo a hacer.
Un cambio que realmente puede producir una transformación en el mundo, pues crecer equilibrados y emocionalmente nutridos, con las necesidades atendidas, permitirá que nuestros hijos sean adultos más pacíficos y felices.
Es inevitable pensar que el mundo necesita un cambio, algo que permita que las personas se relacionen unas con otras sin violencia, que progresen sin depredar, que distribuyan la riqueza de forma que nadie sufra penalidades intolerables.
En resumen, todos al terminar el año deseamos algo y el deseo de un mundo más justo y pacífico, amoroso y libre, en el que la riqueza se distribuya de forma equitativa y en el que no tema nadie por sus derechos. Es algo que atesoramos como un sueño todo, aunque pensemos que es imposible.
Pero no lo es. La cuestión es que cada vez que los seres humanos han intentado derrocar a los que lo poderosos que oprimían con injusticia y voracidad a lo más débiles lo han hecho mediante la violencia, con revoluciones en las que se armaron de hicieron correr sangre y cabezas.
Y engendraron injusticias, masacres y guerras, pues, incluso cuando la rebelión era justa, se hacía mediante la violencia. Además, raramente cambiaba al final el equilibrio entre gobernantes y gobernados, poderosos y oprimidos. Seguía habiendo violencia y personas sometidas a la injusticia.
Estamos viviendo tiempos difíciles. Pero la forma de cambiar las cosas no puede ser violenta, ni debe nacer de los impulsos de agresividad.
La propuesta que os hago para el próximo mundo es que cambiemos la forma en la que las personas se relacionan educando a nuestros hijos de otra manera: sin maltrato, respetando sus necesidades y sus procesos, recibiéndolos con amor y respetándoles enseñarles el respeto, fomentando la cooperación y no la competitividad, sin levantar la mano ni gritar, ni humillarles, castigarles ni usar los insultos ni las etiquetas.
Personas educadas sin violencia difícilmente acudirán a ella para solucionar sus problemas y crearán riqueza de forma cooperativa, de manera que todos podamos progresar y compartir una vida mejor. No acabará el mundo, pero con esta re-evolución, podremos construir un mundo nuevo. ¿Te sumas a la Re-evolución?
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