Las 15 mayores preocupaciones de los padres durante el primer año del bebé (pero podrían ser muchas más..)
Y lo hemos dejado en 15 pero las mayores preocupaciones de los padres durante el primer año de su bebé podría haber sido casi un número infinito, sobre todo si estamos hablando del primer bebé.
Tomémoslo con tranquilidad y unas dosis de sentido del humor para empezar, que es la única forma de que el primer año del bebé no nos pase por encima como una apisonadora.
Algunas de las preocupaciones seguro que tienen fundamento más que de sobra y otras, bueno… otras nos generan mucha angustia pero tampoco deberían.
El primer año de nuestro primer hijo estamos en una montaña rusa continua y a veces con la sensación de que vamos sin cinturón de seguridad ni nada.
Es verdad que en la mayoría de los casos es sólo una apreciación personal nuestra ¡menos mal! y las situaciones y los problemas no son tan grandes dramas de “se va a parar el mundo ahora mismo” (el famoso "findelmundismo" del que hablábamos hace poco) pero no por ello debemos bajar la guardia.
También es cierto que el primer año de nuestro segundo hijo, en condiciones normales, es bastante más relajado que el del primero, que por algo dicen que “la experiencia es un grado”.
Hemos preparado una recopilación de algunas y sólo algunas de las grandes preocupaciones de las madres y los padres durante el primer año de vida de su bebé, de su primer bebé, a ver si coinciden o no con las vuestras.
El sueño
Su sueño nos quita el sueño, eso es así. Nos preocupa que no duerma y además nos deja el cuerpo y el humor para el arrastre pero también nos preocupa que duerma demasiado o que duerma a deshora.
No son pocos los padres y madres que a veces preguntan si deberían despertar al bebé cuando tienen la tremenda suerte de que lleve cuatro o cinco o seis horas seguidas durmiendo.
Si duerme mucho porque no come y si duerme poco porque le pasará algo que no sabemos descubrir pero que nos preocupa ¡y vaya si nos preocupa! Bueno pues en ambos casos: tranquilidad y paciencia, no nos queda otra.
Plagiocefalia
Está directamente relacionado con el sueño y sí, esto sí debe preocuparnos algo más. El hecho de que duerma y de que lo haga en la misma posición de manera continuada puede llegar a deformar en distinto grado su cráneo y puede llegar a producirse una plagiocefalia que tengamos que corregir con un casco específico con el que dormirá durante un tiempo. No es grave pero mejor evitémoslo cambiando de lado para que duerma indistintamente de ambos y no se produzca deformación alguna.
Muerte súbita
Esto son palabras mayores obviamente pero poco podemos hacer más que estar alerta, pendientes y preocupados en su justa medida. Aún no se tiene claro por qué se produce, de ahí su definición “súbita” lo cual no, no nos tranquiliza en absoluto.
Cólicos del lactante
¡Uff! Esos episodios normalmente nocturnos o a última hora de la tarde en los que el bebé no deja de llorar durante un tiempo que se nos hace larguísimo porque no conseguimos ofrecerle ningún consuelo más allá de nuestros brazos. Maduración del aparato digestivo según muchos expertos, el caso es que son muy pequeños y no conseguimos entender por qué cada día tienen el mismo episodio de llanto incontenible.
El llanto en sí
Cierto, hablábamos de los cólicos pero cuando son tan pequeños, su llanto nos pone en alerta. Es una cuestión natural de supervivencia de la especie así que poco podemos hacer más allá de buscar una solución o un alivio. A veces es sencillo, llora por sueño o llora por hambre, otras veces es más complicado encontrar la razón y por tanto la solución a su problema y eso nos preocupa y mucho.
La lactancia
Si come poco o come suficiente o se queda con hambre o come lo que debe comer o tiene sueño porque tiene hambre o llora porque quiere comer.
La comida la lactancia, mejor dicho, durante el primer año de vida de nuestro hijo es un mar de dudas, hasta que más o menos vemos que todo va bien y que funciona con normalidad. Da igual lo que elijamos lactancia materna o leche de fórmula, la duda siempre estará ahí, por lo menos durante este primer año (o al menos los primeros meses).
Los sólidos
Sí, cuando parece que el tema de la leche lo llevamos medio controlado y el obstáculo o no (dependiendo de los casos) de los cereales se ha convertido en una costumbre que ya no nos inquieta, llega el momento de introducir alimentos sólidos en la dieta de nuestro hijo. Poquito, blanditos pero… ¡vuelve la angustia y la preocupación!
Aunque optemos por esas mallas para introducir el alimento y evitar la posibilidad de que se atragante, la preocupación no se mete dentro de la malla, no.
Los vómitos
O incluso las regurgitaciones porque ¿cómo sabemos si no es demasiado lo que regurgita nuestro niño?¿y si ha pasado al grado de vómito y no nos hemos dado cuenta?
Bueno pues así estamos, tratando de controlar lo incontrolable y haciendo viajes al pediatra cuando de la preocupación pasamos a la ocupación, que a veces seamos sinceros, es lo más sensato.
Dientes
¡¡Uff!! Durante unos meses estos serán los culpables de casi todos sus males. De que duerma mal, de que llore más, de que coma menos, de que se le irrite la piel del culete, de que se meta todo lo que pille en la boca,… sí, los primeros dientes llegan para darnos un motivo más de preocupación por si acaso no teníamos bastantes.
Fiebre
Otro de esos temas de los que sí, es lógico que nos preocupemos porque a veces la fiebre nos da algún que otro sustillo. Que lo normal es que de vez en cuando se pongan pochos claro y lo normal es que a veces, presenten febrícula pero eso no quita para que estemos pendientes porque hay bebés y bebés y algunos pasan de unas décimas a tener una temperatura preocupante en cuestión de segundos. No, con esto tampoco estamos tranquilos especialmente.
Estreñimiento o diarrea
Nunca habremos hablado tanto de heces y deposiciones como cuando acabamos de tener a nuestro primer hijo, esto es un dato estadístico por lo menos.
Y aquí sí que nos pilla el toro porque antes o después, tendrá un episodio de diarrea o de estreñimiento. Sí, es normal siempre que esté dentro de lo normal o sea que no dure demasiado y eso como casi siempre, será el pediatra quien nos lo diga o sea el que demuestre que nuestra preocupación era o no infundada.
El pañal
Las irritaciones del culete de los bebés a veces se pueden solucionar rápidamente y otras se convierten en un motivo más de pesadilla para nosotros sus padres y madres.
Desde irritaciones, hasta pequeñas heriditas que a veces por el calor, por la etapa de desarrollo en la que se encuentren o por otros motivos, hacen que lo fácil vuelva a parecernos muy difícil en esto de la crianza durante el primer año de nuestro bebé.
Todo a la boca
En el primer año descubre que sus manos son geniales para explorar lo que dejemos a su alcance, muchas veces sin darnos cuenta y otras tantas no, conscientes de que eso sí puede manipularlo y jugar con ello. De la mano a la boca no hay nada, décimas de segundo, un espacio milimétrico que nuestro hijo lo recorre a la velocidad de la luz y claro ¡un motivo más para tenernos preocupados!
Se mueve
Sí, poco a poco se mueve, se desplaza y el motor no son tanto sus piernas como su curiosidad y desde ese momento resulta que vemos nuestra propia casa con otros ojos. Se ha convertido en un peligroso campo de entrenamiento en el que las puertas, las esquilas, las ruedas de algunas sillas, los enchufes de la pared, los cables de las lámparas… ¡todo está en nuestra contra y la de nuestra tranquilidad!
Pieles atópicas
Sí, cada vez hay más bebés con este problema en sus corvas o en la zona interna de los codos. A veces pasa pronto, a veces tarda algo más, a veces consigues enseguida dar con el producto que le ayuda y otras… la cosa es algo más preocupante.
La verdad es que los eczemas en la delicada piel de los bebés durante su primer año de vida es lógico que nos preocupen y que nos ocupemos de ellos cuanto antes.
Como os decía, son sólo 15 pero podrían haber sido muchas más, algunas con más fundamento que otras eso es innegable pero al final, cada uno somos de una manera en esto de la crianza y a cada uno nos quita el sueño en mayor o menor grado, todo aquello que se refiere a la salud y al bienestar de nuestros hijos durante su primer año de vida y durante el segundo y el tercero y...
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