A lo largo del curso académico todos tenemos muy presente el grave problema que supone el acoso escolar. Se hacen campañas, se publican informes e incluso es probable que conozcamos algún caso de cerca. El acoso escolar "no es cosa de niños", y la mayoría de nosotros somos muy conscientes de que se necesita la implicación de toda la sociedad para frenar esta terrible lacra.
Pero lo cierto es que cuando llega el verano, el acoso escolar queda en un segundo plano: comienzan las vacaciones y todos nos olvidamos del curso y de lo que ha acontecido durante el mismo. Sin embargo, los expertos nos recuerdan que el bullying no descansa en vacaciones, y sigue siendo imprescindible nuestra ayuda.
Hemos hablado sobre este tema con Jasnagora de Benito, abogada, trabajadora social y terapeuta de familia. Por su trabajo en el servicio de protección de menores del Gobierno de Aragón, Jasnagora ha conocido casos relacionados con el acoso escolar en la infancia, y por ello ha querido compartir su experiencia al respecto.
¿Por qué el acoso escolar no descansa en vacaciones?
"Pero al margen de que no debemos ignorar el daño sufrido, el verano es una oportunidad maravillosa para ayudar al niño a cambiar ese concepto que tiene de sí mismo. Con frecuencia su mente se llena de pensamientos negativos, tales como "no sirvo para nada", "soy débil", "nada se me da bien"... y el descanso escolar ofrece un espacio óptimo para introducir otros pensamiento más valorativos que vayan acallando poco a poco los negativos".
Mi hijo ha sufrido acoso escolar durante el curso: pautas para ayudarle en vacaciones
"Es muy importante que los padres del niño acosado vean realmente que tienen un gran poder y capacidad de ayudar a su hijo; es decir, que se sientan empoderados. Si el menor está muy dañado, será aconsejable que un especialista nos ayude a realizar este trabajo, pero incluso en estos casos más graves los padres seguimos siendo el motor principal para el cambio".
- "En primer lugar, mejorando el concepto que el niño tiene de sí mismo. La autoestima no crece sola, y los niños construyen su identidad en base a las reacciones que reciben de las personas de su entorno cercano".
"Por eso, cuando nos refiramos a nuestro hijo debemos cambiar el concepto de "víctima de acoso" por el de "persona resiliente". Las víctimas sólo pueden esperar a que termine su situación de injusticia, así que si miramos a nuestro hijo con pena, como si fuera un ser desvalido, le estaremos revictimizando."
"Así pues, cambiar nuestra mirada es fundamental para empoderar a nuestro hijo, y para ello os propongo este sencillo ejercicio :"
"Piensa y escribe cinco cosas en las que creas que tu hijo es bueno. Pueden ser cualidades que tenga o cosas que se le den muy bien hacer, como dibujar, nadar, cocinar... Cuando tengas esa lista hecha intenta visualizar a tu hijo a través de esas cualidades, y cada vez que le mires o hables con él, trátale pensando en todo aquello que le hace ser una persona fuerte y capaz."
"También podemos fortalecer su autoestima pidiéndole ayuda e implicación en tareas y actividades que se le den bien. Otra idea es apuntarle a actividades que le gusten y en las que destaque, para que él pueda comprobar por sí mismo lo valioso que es. Es importante que el niño experimente el éxito directamente, porque aquí no sirve que papá y mamá le digamos lo bueno o inteligente que es: él tiene que comprobar que realmente vale".
- "Otro frente a trabajar es el aprendizaje de habilidades sociales que le ayuden a hacer frente a posibles situaciones futuras de acoso. Sirve de poco que le digamos a nuestro hijo cómo tiene que actuar cuando otros niños le molesten si no le damos la oportunidad de poner en práctica esos consejos".
"Para ello resulta muy útil buscar un grupo de iguales reducido en el que se cuiden las relaciones. Me refiero, por ejemplo, a un grupo scout o una asociación de tiempo libre, en donde el niño vea que el ambiente que allí se gesta es muy diferente al del colegio; un ambiente reducido, cuidado y con adultos implicados en orientar las relaciones interpersonales de los integrantes del grupo".
"Para el niño que ha sufrido bullying es altamente positivo recibir el reconocimiento de otros niños y poder relacionarse desde la seguridad y la confianza. Son procesos que se retroalimentan, cuanto más se relaciona un niño en un ambiente seguro más irá creciendo su seguridad en el trato".
¿Y qué más podemos hacer para evitar que el acoso se repita al inicio del próximo curso?
"Pero la prevención del acoso escolar no solo se lleva a cabo trabajando con el niño que lo ha sufrido, sino que también es importante hacerlo con el acosador y el grupo, pues todas las partes están implicadas en el proceso".
"Si nuestro hijo ha sido quien ha acosado a otros, debemos analizar qué hay detrás de su comportamiento destructivo, qué emociones esconde, y cómo podemos ayudarle a empatizar y a desarrollar comportamientos constructivos que sustituyan a los anteriores".
"Y si tenemos constancia de que nuestro hijo ha formado parte de un grupo consentidor de acoso escolar, es importante trabajar también con él, porque resulta clave que los miembros del grupo se hagan fuertes y sepan cómo actuar cuando sean testigos del hostigamiento a otro compañero, en lugar de quedarse parados observando o incluso animando al acosador".
Fotos | iStock
Agradecimientos | Jasnagore de Benito, autora del blog "Mami Therapy"
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