Sufrir bullying en la niñez deja una herida emocional en el "yo" adulto

Sufrir bullying en la niñez deja una herida emocional en el "yo" adulto
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En consulta puedo apreciar, en el día a día y con cada uno de mis pacientes adultos, que todo lo que vivimos nos impacta (para bien y para mal), pero sobre todo, aquello que vivimos en la infancia, cuando aún somos niños. Es la etapa en la que el niño está en pleno desarrollo físico, psicológico, emocional y cognitivo.

Me he encontrado con muchos pacientes que, tras sufrir bullying en su niñez o adolescencia, arrastran una herida emocional que aún duele, y que ha condicionado múltiples áreas de su vida ya de adultos.

Hablamos de los traumas, aquellas heridas emocionales que nos acompañan pero que requieren recolocarse e integrarse en nuestra vida para que podamos sanar como adultos que somos y como niños que ya fuimos.

Lejos de querer generalizar, pretendo con este artículo arrojar un poco de luz a estas secuelas psicológicas del bullying, pero cada caso deberá valorarse de forma individual.

Sufrir bullying en la infancia: impacto psicológico en los niños

Según Kaltiala-Hein y colaboradores, citados en un artículo de Judith Velasco y colaboradores, de la Universidad de Santiago de Compostela, las consecuencias negativas de haber sufrido bullying en la infancia dependen de algunas variables, como:

  • El tipo de acoso recibido.
  • La intensidad.
  • La duración.
  • La persistencia.

Dentro del citado estudio mencionan, en base a diferentes estudios, los efectos del bullying en la infancia, antes de llegar a la etapa adulta, y hacen alusión a un empeoramiento psicológico del niño, con sentimientos de infelicidad, soledad, disminución del rendimiento escolar, absentismo y pérdida de motivación en la escuela.

Consecuencias psicológicas: ansiedad, depresión, estrés...

También mencionan la disminución de la autoestima, sentimientos de inferioridad, sensibilidad al rechazo y a las evaluaciones negativas de los demás y deseos de venganza (las cuales facilitan la transformación de la víctima en acosador).

Por otro lado, a nivel psicopatológico, el niño puede manifestar depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, consumo de sustancias, fobia social, trastornos de la imagen, trastornos alimentarios e ideación y tentativa suicida.

Qué ocurre, que estos niños un día se hacen mayores, pasan por la adolescencia y la adultez, y las secuelas de haber sufrido esta experiencia traumática perduran si no se abordan a tiempo (o aunque se aborden). ¿De qué forma?

Sufrir bullying en la niñez deja una herida emocional en el "yo" adulto

1. Impacto en la autoestima y el sentimiento de valía

Lo que viven los niños de pequeños (etapa en la que se configura su autoestima) impacta directamente en la concepción y el amor que tienen hacia sí mismos.

Así, la autoestima sale perjudicada en la niñez pero también en la edad adulta. Hemos de pensar que son niños que no solo han recibido el rechazo social por parte de sus iguales (o mayores), sino que también, han recibido maltrato, violencia, insultos, abuso, etc.

Todo esto hace que puedan crecer toda su adolescencia hasta llegar a la adultez, sintiéndose mal consigo mismos por haber tolerado estas situaciones de bullying (con sentimiento de culpa), con sentimiento de ser poco válidos, poco importantes, de no valer nada.

2. Desconfianza hacia los demás

Como de pequeños los maltrataron, crecen pensando (erróneamente) que las personas, en general, son malas, y desconfían de los demás. Esto es una distorsión cognitiva importante, que condiciona su forma de relacionarse y de ver (o percibir) a los demás, de interpretar sus intenciones, etc.

Lógicamente, hay niveles y niveles de distorsión, pero lo que está claro es que ese pensamiento que tienen es muy inconsciente; les cuesta cambiarlo de forma voluntaria.

3. Inhibición social y apego inseguro

Pueden también ser inhibidos a nivel social (dificultades para vincularse, para mostrarse tal y cómo son, para interactuar...); y es que su forma de vincularse ha estado determinada, en gran parte, por ese maltrato recibido en la niñez.

Así, se vinculan desde el miedo a resultar heridos de nuevo, el miedo al rechazo y también a la soledad. Es una vinculación débil e insegura, con dificultad para establecer vínculos profundos y seguros para ellos.

Todo esto tiene que ver con el apego (en este caso, un apego inseguro), que aunque se forma a través de la relación con los cuidadores principales de bebé, las experiencias posteriores (como en este caso, el bullying), también tienen su impacto en él.

4. Dificultades sociales

El hecho de sufrir bullying en la infancia puede interferir también en la adquisición de las habilidades sociales (saber relacionarse, hacer amigos, pedir perdón...). ¿Por qué?

Porque el niño está en pleno desarrollo, y al vivir esta experiencia puede encerrarse en sí mismo, algo que dificulta el desarrollo de este tipo de habilidades. Al crecer y vivir otras experiencias, tiene la oportunidad de aprender todo esto, pero es probable que aparezcan estas dificultades.

5. Dificultad para poner límites

La asertividad, una de estas habilidades sociales que comentábamos, se define como la capacidad para poner límites, decir "no" y defender nuestros intereses con respeto y honestidad.

Es una habilidad que se aprende; pero claro, al sufrir bullying, muchos niños se encuentran que no saben cómo pararlo, se sienten solos, y todo esto impacta en la capacidad, de mayores, de aprender a poner límites. Han aprendido en su inconsciente, por todo lo vivido, que no pueden poner esos límites.

Los traumas nos acompañan, pero se pueden sanar

Sufrir bullying en la infancia es una experiencia traumática que marca a los niños. Esto no significa que deban llevar estas heridas toda su vida, por su puesto que no; los traumas pueden sanarse, con la ayuda psicológica y el apoyo social y familiar necesarios.

Cuando los hijos son pequeños, y como padres, tenemos el deber de protegerlos y velar por su bienestar. Es importante observar y estar alerta ante posibles señales de alerta que indicarían que nuestro hijo puede estar sufriendo bullying.

Y por otro lado, también es fundamental, cuando somos nosotros quienes hemos sufrido esta vivencia, saber que podemos sanar nuestras heridas pidiendo la ayuda necesaria, para impedir que sigan interfiriendo en nuestra vida y en nuestro bienestar, y empezar a liberarnos de toda esta mochila emocional.

Fotos | Portada (Freepik)

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