Cuando nos convertimos en padres por primera vez, nuestro mundo comienza a girar alrededor de nuestro bebé y sus necesidades. Nos olvidamos de nosotros mismos y de quienes nos rodean, y nos centramos exclusivamente en nuestro recién nacido.
Pero a medida que el tiempo pasa y nuestro bebé crece, sus demandas van aumentando, e incluso es posible que crezca también el número de hijos. Y una vez metidos en la rueda de la crianza y la vorágine del día a día, es fácil olvidarse de uno mismo, de nuestra pareja e incluso de dedicar tiempo de calidad a cada uno de nuestros hijos.
Recordamos por qué es tan importante dedicar estos momentos en exclusiva a todos los miembros de la familia y a uno mismo, y cómo podemos llevarlo a cabo para que sea uno de nuestros propósitos del año que comienza.
El tiempo con los hijos
Todos sabemos la importancia que tiene conectar emocionalmente con nuestros hijos, pero no siempre es fácil ponerlo en práctica. ¿Cuántas veces contestamos a sus preguntas por inercia, sin saber exactamente qué nos han preguntado? ¿Cuántas veces les miramos sin mirarles, realmente? ¿Cuántas veces les oímos pero sin escuchar?...
El estrés diario, los mil pensamientos que nos rondan por la cabeza o el cansancio, acaban haciendo mella y no vivimos con toda la plenitud que deberíamos. Pasamos las hojas del calendario a toda velocidad, pero con la sensación de vivir en un día eterno que se repite una y otra vez, y del que no logramos sacar todo el jugo que deberíamos.
Es por ello, que se hace imprescindible encontrar momentos que nos ayuden a tomar oxígeno, a relajarnos y a re-conectar con quienes más queremos y quienes más nos necesitan. Por otro lado, y siempre que sea posible, también es recomendable dedicar momentos de calidad y en exclusiva a cada uno de nuestros hijos de manera independiente, haciéndoles sentir especiales y únicos para nosotros.
Recuerda que el tiempo de conexión con los hijos no depende de la cantidad, sino con la calidad e implicación que dediquemos. Para ello, se hace imprescindible dejar el teléfono de lado el teléfono y vivir con intensidad los momentos que pasamos juntos.
El tiempo en pareja
Criar y educar es agotador y se requiere de tiempo y mucha paciencia, algo de lo que no siempre vamos sobrados. Y es precisamente cuando falta la paciencia y el cansancio físico comienza a hacer mella, cuando surgen los conflictos con la persona que tenemos al lado. A veces, esos conflictos se verbalizan en forma de discusiones por falta de entendimiento, pero en otras ocasiones simplemente se abre la puerta a la desidia, a la rutina y a la falta de interés.
Pero no debemos olvidar que nuestra pareja es la persona con la que decidimos emprender un camino juntos y levantar un proyecto de vida tan único, importante y maravilloso como formar una familia. Y precisamente por tratarse de un proyecto tan importante y delicado, es imprescindible que entre la pareja haya unión, entendimiento y respeto.
Conectar emocionalmente con nuestra pareja repercutirá positivamente en nuestro bienestar físico y emocional, y por consiguiente en nuestra felicidad. Pero además, y lo más importante, es que la conexión de pareja también repercute en nuestros hijos, pues los niños que viven en un núcleo familiar en el que reina la paz, el amor, la comunicación fluida y la unión entre sus padres, crecen felices, confiados y seguros de sí mismos.
Es cierto que las responsabilidades diarias, la crianza y la vorágine del día a día puede hacer difícil encontrar tiempo para pasarlo en exclusiva con nuestra pareja. Pero para "conectar" con quien tenemos a nuestro lado no es necesario disponer de mucho tiempo, ni implica necesariamente preparar una cena romántica o una sesión de cine. Basta con ponerle ganas, ilusión y ser conscientes de la importancia de mimar y cuidar nuestra relación con los pequeños detalles del día a día.
El tiempo para nosotros mismos
Por lo general, los padres y las madres siempre nos dejamos para el final. Bien sea porque nos autoexigimos demasiado, o porque es lo que la sociedad espera de nosotros, lo cierto es que rara vez pensamos en cuidarnos como nos merecemos. Sin embargo, para poder cuidar es necesario cuidarse, ya que si no lo hacemos, la relación con nuestros hijos y con quienes nos rodean, podría verse afectada.
Por eso es importante valorar si realmente el tiempo libre que tenemos al día es suficiente para aliviar la carga física y mental que tenemos, y si no lo es, buscar una solución desde el convencimiento de que estamos haciendo lo mejor para nosotros y para quienes nos rodean.
Una vez hayamos conseguido ese tiempo tan necesario, debemos pensar en aquello que nos hace feliz, nos relaja y nos llena de energía, algo que variará según la persona. Una taza de café en silencio, unos minutos de lectura relajada, una ducha caliente, un paseo a la caída de la tarde, un ratito de piscina... lo importante es recuperar los hobbies que teníamos antes de ser padre/madre, o buscar otras actividades que nos ayuden a sacar lo mejor de nosotros mismos.
Porque cuidarnos no es un acto de egoísmo, sino todo lo contrario; es un acto de amor y responsabilidad hacia nosotros y hacia quienes nos rodean. Además, cuidándonos estaremos dando un mensaje muy importante a nuestros hijos y una gran lección de vida: nuestro cuerpo es sagrado y también merece respeto y cuidado.
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