Ahora bien, además de que tiene que ser ligeros, resistentes y de pocas hojas, hay otros requisitos en cuanto a su contenido para que por dentro les resulten tan atractivos como por fuera.
Por empezar, tiene que tener un título llamativo y que suene bien. Las rimas sonantes son las que más les atraen.
También es fundamental que sean coloridos y que tengan ilustraciones, cuando son tan pequeños es más importante que tengan dibujos llamativos y fotografías representativas que palabras escritas.
Los bebés aún no pueden seguir una historia pero sí les atraen los colores, los dibujos y los sonidos, así que los libros que incorporan por ejemplo ruidos de ciertos animales relacionados con sus imágenes son perfectos.
También aquellos que tienen figuras en relieve, lengüetas, texturas y botones para los bebés de alrededor de un año son ideales. Las imágenes de bebés y las caras de personas les encantan, así como las situaciones cotidianas como el baño, la comida o el juego.
Si bien no son capaces de seguir un cuento, los expertos aconsejan que aunque sea a partir del dibujo de una manzana y por más pequeño que sea el niño le inventemos una historia. Aunque lógicamente no entienda nada de los que le estamos deciendo, esto le ayudará a adquirir antes y mejor el desarrollo del lenguaje, incorporando más palabras a su vocabulario.
Lo importante es que desde muy temprana edad los acerquemos a los libros, en la medida en que los encuentren atractivos, mejores lectores serán en el futuro.
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