Los niños son curiosos por naturaleza. Su mente inquieta siempre les lleva a querer saber más, a investigar y a preguntar incansablemente sobre aquello que les interesa. Pero lamentablemente, en demasiadas ocasiones sus intereses pasan desapercibidos para los adultos.
Ya sea debido al ajetreado ritmo de vida que llevamos y que nos impide escuchar y observar con atención a nuestros hijos, o al "hartazgo" que a veces puede suponer escucharles una y otra vez hablar del mismo tema que les obsesiona. También es posible que esquivemos sus continuas preguntas acerca de un tema porque pensemos que no es adecuado a su edad.
Sea como sea, ignorar las inquietudes de nuestros hijos y trivializar sus intereses no es lo más adecuado si queremos incentivar su desarrollo y estimular su inteligencia. Por el contrario, y según manifiesta la psicóloga Susan Engel en este artículo publicado por la Universidad de Harvard, los padres debemos nutrir las ideas de los niños y apoyar sus intereses con estas tres sencillas estrategias.
1. Observa a tu hijo y alienta sus intereses
Conectar con nuestros hijos un rato cada día, jugar con ellos y escucharles de forma activa no solo beneficia su desarrollo emocional y fortalece nuestro vínculo, sino que además es una excelente manera de averiguar sus intereses, saber más acerca de lo que les gusta o conocer cuáles son sus principales preocupaciones.
Según Engel, pese a que los padres alabamos a menudo la curiosidad de nuestros hijos, su gran creatividad o su interés genuino por algún tema concreto, con frecuencia no ahondamos más allá :
La mejor manera de alentar a los hijos para que desarrollen nuevas ideas es que los padres sean muy conscientes de sus intereses y trabajen para avivar su curiosidad temprana.
En este sentido, la psicóloga experta en desarrollo infantil aconseja observar con atención a nuestros hijos, escuchar sus ideas e invitarles a que nos hablen sobre sus intereses. Podemos hacerlo mediante preguntas de curiosidad que inviten a la reflexión y a la conversación, como por ejemplo:
- "¿Cómo se te ocurrió esa idea?",
- “¿Cómo crees que funcionaría esto?”
- “Cuéntame más sobre este tema que tanto te gusta”,
- “¿Qué pasaría si…?”
2. Fomenta la exploración (no le des siempre las respuestas)
Cuando nuestros hijos nos preguntan acerca de un tema, a menudo los padres buscamos darles la mejor explicación. Pero aunque es bueno aclarar sus dudas, tampoco debemos obsesionarnos si no tenemos siempre la respuesta. De hecho, según la experta, admitir que no sabemos algo puede ser una oportunidad para fomentar la curiosidad y el pensamiento crítico en los niños.
Así pues, ante una pregunta desafiante que no sabemos cómo abordar, lejos de dejar a nuestro hijo sin respuesta, Susan Engel aconseja a los padres que seamos sinceros y les digamos: "No sé la respuesta, pero vamos a investigar juntos". Esta actitud enseña a los niños que el aprendizaje puede ser un proceso colaborativo que continua a lo largo de la vida.
3. No temas abordar con tu hijo cuestiones delicadas
"¿Qué es la muerte?" "¿Existe Dios?" "¿Por qué hay guerras en el mundo?" "¿Por qué se cometen injusticias?" "¿Cuál es el sentido de la vida?"... Son varias las preguntas delicadas que a veces plantean los niños que nos dejan a los adultos sin palabras.
Ya sea por temor a que la respuesta les haga daño, porque creamos que son muy pequeños para entender ciertos temas o porque no estemos preparados en ese momento para hablar con ellos, muchos padres esquivan las preguntas de sus hijos en lugar de abordarlas de manera abierta y comprensiva.
Pero aunque la psicóloga admite que es normal que los adultos sintamos cierta ansiedad a la hora de tratar con los niños temas complejos y sensibles, también nos anima a aclarar siempre sus dudas:
Es normal que los niños se preocupen por ciertos temas; ¿por qué no iban a hacerlo? ¿Acaso no nos preocupamos también los adultos? Los padres tienen la oportunidad perfecta para hablar con los hijos de temas complejos y tentadores (...) Tienen la oportunidad de fortalecer las habilidades de pensamiento y reflexión en sus hijos.
No hay duda de que la infancia es una época en donde prima la curiosidad, la exploración y el descubrimiento. Los padres y profesores tenemos la responsabilidad de incentivar en los niños su pensamiento crítico y alentar sus intereses, brindándoles un espacio preparado para expresar sus ideas y explorar. Como sugiere Susan Engel, nutrir la chispa intelectual de los niños puede marcar una diferencia significativa en su desarrollo y su capacidad para enfrentar el mundo con una mente abierta y curiosa.
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