En la vida existen aspectos fundamentales que no deben quedar al margen en su aprendizaje, es una manera de asimilar la realidad de la vida, incluso de esta manera les enseñamos a aprender a no ignorar la realidad, que son parte de la familia y que sin duda, él también cuenta.
Decir siempre la verdad a nuestros hijos representa ayudarles a que tengan un rasgo característico y estable en su personalidad, que no desarrollen aspectos como el egoísmo o el absentismo en los problemas. Aunque si es verdad que debemos tener tacto y evaluar la capacidad de comprensión del pequeño procurando siempre transmitir la información adecuada a su edad. Un acontecimiento importante es necesario transmitirlo, ya que el niño a través de lo que ve, deduce y puede confundir perfectamente algún estado de preocupación con un enfado, también puede confundir nuestra seriedad con un posible rechazo hacia él o nuestra tristeza y melancolía con una posible amenaza o temor. El niño puede dejar volar su imaginación y cambiar totalmente la realidad.
La información que nosotros le procuremos, ayudará a la percepción de la realidad, pero ante todo, siempre debemos acompañar la información transmitiéndole tranquilidad, seguridad y confianza. También hay que diferenciar algunos aspectos que no son de la incumbencia del niño, como podría ser cualquier problema de la intimidad sexual u otras confidencias, ya que no se trata de convertir al niño en un chismoso, debemos entender que a determinadas edades el niño no sabe callarse y por tanto siempre deberemos valorar cómo y cuánta información le daremos.
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