Pero llega un momento que el tamaño del bebé impide seguir haciéndolo en la bañera pequeña, por lo que debemos hacer el paso a la bañera grande.
Al principio puede que el bebé se sienta temeroso ante tanta cantidad de agua. Por eso, para que el paso no sea demasiado brusco, puedes bañarlo unos días en la bañera pequeñita colocada dentro de la más grande. Si el bebé aún no sabe sentarse solito hay unos soportes con ventosas especiales para mantener recostado al bebé durante el baño que resultan muy prácticos en este caso porque dejan libres las dos manos de la mamá para bañarlo cómodamente.
En cambio, cuando el bebé ya es capaz de mantenerse sentado solito podemos bañarlo en la bañera de los mayores sentado en un aro o asiento de baño.
No olvides colocar en la bañera una alfombrita de baño antideslizante por si el bebé intenta pararse.
Y por supuesto, siempre colocar juguetes adecuados para convertir el baño diario en una rutina estimulante y entretenida para el pequeño.
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