Seguimos con nuestros consejos para mejorar la autoestima de nuestros hijos, una labor que podemos realizar en muchos puntos desde que nacen y que ayudará a que crezcan con confianza y seguridad en sí mismos. La clave está en que los hijos se sientan respetados y amados en todo momento.
Como hemos visto en la primera parte de esta serie, la autoestima es fundamental para el desarrollo de los pequeños, y está en nuestra mano proporcionarle todo lo necesario para que la adquieran y mejoren.
Y ello, gracias a un abanico amplio de actuaciones, cuestiones que nos preocupan como padres: el contacto físico, la comunicación, los castigos, los límites, la autonomía... Veamos cómo aumentar la autoestima de los pequeños.
Hay que fomentar su autonomía, en nuestra compañía. No son términos contrapuestos: serán autónomos si saben que estamos junto a ellos para lo que necesiten. Si les animamos a explorar, a jugar, a experimentar, a caminar, a aprender... y lo hacemos con ellos, pronto sabrán que son capaces de lo que se propongan, con la consiguiente mejora de la autoestima.
Para ello, también habremos de mostrarles las alternativas a un problema y dejar que tomen decisiones en cuestiones que les atañen.
También debemos ser claros en los valores y las normas, explicadas, para que no se sientan desorientados o inseguros y tengan puntos claros de referencia, al tiempo que respetamos su forma de hacer las cosas dentro de lo acordado. Hay que hablar con ellos para explicarles cuáles son sus deberes o papel en las tareas de la casa, porque ellos también son importantes en ello.
Si el niño o niña opera en un contexto de límites bien definidos y firmes, percibe que nos importa. Esos límites habrán de ser justos, razonables y negociables: no vale la libertad ilimitada. Para lograr este equilibrio es necesario escuchar y atender a nuestros hijos.
Si nosotros tenemos autoestima, ellos generalmente tienen más posibilidades de tener autoestima. Somos el espejo en el que ellos se miran, les podemos contagiar nuestra seguridad, nuestro amor. Claro que tendremos días de los que "no me quiero nada", y ellos nos lo notarán, pero pronto se supera. Lo somos todo para ellos, especialmente en los primeros años, y sin darse cuenta siguen nuestro ejemplo. Cuanto más se valoren a sí mismos los padres, más fácilmente podrán trasmitir a sus hijos la importancia de quererse a sí mismos.
La educación emocional, hacerles entender sus emociones y las nuestras, mostrárselas, pedirles perdón, enseñarles a que lo hagan ellos, aprender juntos a controlar los enfados, reconocer errores... Es una educación que no se aprende en el colegio sino en casa con el día a día, que establece vínculos fuertes y sólidos entre los miembros de la familia.
En relación con el punto anterior, podemos hablar de enseñarles a escuchar y que son escuchados. La comunicación es fundamental, y ayudará a que poco a poco se pongan en el lugar del otro.
Respetar sus puntos de vista y opiniones, intentar entenderlas aunque no se compartan. Escuchar a nuestros hijos sin juzgarlos. Si el niño o niña experimenta total aceptación de sus pensamientos y sentimientos, percibe el valor que se le da a su existencia. Aceptarles es admitir que ese hijo o esa hija es otra persona independiente y diferente de nosotros, y muy valiosa.
Respetar sus pertenencias y objetos aunque aparentemente carezcan de valor.
En definitiva, dedicar tiempo a la relación con nuestros hijos y mantener un clima de relaciones positivas en la familia establecerá la base del desarrollo de los niños con seguridad, amor y con autoestima.
Si seguimos estos consejos para mejorar la autoestima de nuestros hijos, haremos que que tiendan a ver lo positivo de la vida, que estén contentos con sus propios logros, que se muestren satisfechos con lo que tienen y que aprendan a valorarse. Y, de paso, mejorará nuestra propia autoestima y felicidad.
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