La generación Z es la más ansiosa de todas. La falta de juego y el abuso del móvil en la infancia le ha pasado factura

La generación Z es la más ansiosa de todas. La falta de juego y el abuso del móvil en la infancia le ha pasado factura
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Como ya lo mencionamos cuando hablamos de la generación Alfa, cada generación se distingue por tener ciertas características sobre su comportamiento o forma de pensar, influenciados por su entorno histórico, social y tecnológico.

En el caso de la generación Z, estos adolescentes y adultos jóvenes fueron de los primeros en tener dispositivos electrónicos presentes desde que se encontraban en edad escolar. Nacidos de mediados de 1990 hasta 2012 (con edades actuales entre los 12 y 27 años aproximadamente), los integrantes de la generación que creció con Internet han sido tema de conversación frecuente en los últimos años.

A diferencia de sus padres y antepasados, la generación Z se enfrenta con varios problemas que han hecho difícil sus primeros años de adultez en el caso de los mayores, desde trabajos volátiles y la frustración por no encontrar pareja estable, hasta su mala situación económica.

Sumado a esto, expertos como Jonathan Haidt, profesor en la Universidad de Nueva York, les han señalado como la generación más ansiosa de todas. Pero más que tener que ver con sus problemas actuales, esto tendría que ver con el haber crecido en un entorno donde la vida poco a poco se fue cambiando al mundo digital.

De acuerdo con Haidt, quien también es autor del libro "La generación ansiosa", la falta de tiempo de juego y el abuso del móvil durante la infancia fueron los que jugaron un papel crucial en este fenómeno. Porque aunque generaciones anteriores también crecieron con problemas graves como la guerra y la inestabilidad global, este tipo de crisis colectivas no generaba crisis psicológicas individuales como las que se están viendo actualmente.

Para él, las pruebas que vinculan las enfermedades mentales con el uso de teléfonos inteligentes y redes sociales son muy claras. Y no es el único que piensa esto.

La psicóloga estadounidense Jean Twenge, con quien Haidt ha colaborado, fue una de las primeras en atribuir el aumento de las tasas de enfermedades mentales entre la generación Z a los teléfonos inteligentes y la presencia de las redes sociales en sus vidas.

El efecto del uso de dispositivos móviles a temprana edad

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Foto | Julia M Cameron en Pexels

Como sabemos, la infancia es una etapa crucial para el crecimiento y la formación de habilidades sociales, emocionales y cognitivas de los niños. El juego desempeña un papel fundamental en su desarrollo, ya que es una de las formas de aprendizaje más importantes durante la niñez: durante éste se pueden desarrollar y potenciar habilidades esenciales para la vida, como la creatividad, la resolución de problemas y la gestión del estrés.

Sin embargo, el aumento en el tiempo dedicado a pantallas y dispositivos móviles ha reducido el tiempo de juego activo y creativo al aire libre tan esencial en esa etapa, posiblemente contribuyendo a niveles más altos de ansiedad entre los adolescentes y adultos jóvenes.

Son varios los estudios realizados en los últimos años que han encontrado que la presión de mantenerse conectado y la exposición constante a las redes sociales pueden alimentar la ansiedad y la comparación constante con otros, afectando la autoestima y el bienestar emocional y mental.

Como ya hemos mencionado en otras ocasiones, la tecnología y los dispositivos móviles no son enteramente negativos y, usados adecuadamente, pueden ser una herramienta valiosa para el aprendizaje y la comunicación. La clave está en fomentar un equilibrio saludable entre el tiempo de pantallas y actividades alejados de ellas.

Las advertencias de los expertos y las pruebas de los estudios deben ser tomados como un recordatorio para todos: debemos apoyar a los adolescentes y adultos jóvenes de la generación Z en el desarrollo de habilidades para manejar el estrés y ayudarles a promover un estilo de vida con un uso de pantallas responsable.

Para las generaciones que vienen después de ellos, como los Alfa, nos corresponde como padres fomentar el juego activo y las relaciones sociales fuera de las pantallas, de modo que podamos ayudar a reducir la probabilidad de que también sufran de ansiedad y otros problemas de salud mental.

Foto de portada | Christian Erfurt en Pexels

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