Cuando imaginamos a un bebé durmiendo lo visualizamos con los ojitos cerrados, casi con una semisonrisa de felicidad, tapadito con una liviana sábana blanca y respirando de manera rítmica y pausada.
Bien, muchos bebés duermen parecido al de nuestra imaginación, pero muchos otros duermen de un modo menos idílico, haciendo movimientos involuntarios, gemiditos casi constantes e incluso dando la sensación de que están agitados. Ante esta situación, que muchos padres pueden ver como un problema (hay que descartar que no lo sea), vamos a tratar de responder a la pregunta: ¿Qué hago?
Problemas a descartar
Antes de decir que es normal, que muchos bebés duermen así, es necesario explicar que podría ser debido a algún problema. Si se trata de un bebé que normalmente duerme bien, pero de repente está más agitado y haciendo más ruiditos, podría deberse a que esa noche tiene más calor o más frío, a que tiene hambre, a que tiene el pañal sucio, a que le gustaría estar más acompañado o cerca de sus padres, a que está pasando malos días, más nervioso, y por eso pasa noches inquietas, a que está empezando a mostrar los síntomas de alguna infección que todavía no ha dado fiebre, a que tiene alguna molestia digestiva como por ejemplo reflujo y por eso está más inquieto, a que…
Como veis, son muchas las causas que pueden hacer que un bebé de repente duerma más agitado. Si siempre ha dormido así, haciendo esos ruiditos y estando relativamente agitado (que se suele expresar con un “por la noche no para”) podría también deberse al mencionado reflujo, o incluso a alguna infección (quizás de orina), que tiene desde bien pequeñito y que día a día le molesta un poco más.
Una vez descartados los problemas
Lo ideal si tenéis algún bebé como el mencionado es que lo comentéis al pediatra o enfermera, en una de las visitas, para que con algunas preguntas y con una breve exploración puedan ir descartando posibles problemas.
En muchas ocasiones, muchas, el bebé está bien y esas noches cargadas de muecas y gestos son normales, sin responder a nada concreto. Se consideran que son fases del sueño, probablemente las fases más activas y superficiales, cuando el cerebro está funcionando (las fases en las que soñamos), que preceden al sueño profundo en el que los niños duermen como angelitos. Como estas fases pueden ir dándose a lo largo de la noche cada 40-60 minutos es posible que le oigamos moverse y gemir muchas veces durante la noche, teniendo la sensación de que no deja de “quejarse”.
Siendo esto, y como el sueño es evolutivo, como cambia a medida que el niño crece, no hay nada que hacer más allá de esperar a que crezca, a que el sueño vaya cambiando y a que veamos como nuestro hijo, ese que parece querer decir algo incluso cuando duerme, empieza a dormir, entonces sí, como siempre habíamos imaginado.
Foto | Bug-E en Flickr
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