Las principales causas de esta situación vienen provocadas por la miseria, los escasos estímulos psicológicos que reciben los pequeños o los bajos niveles de salud y nutrición, como la baja ingesta de yodo o hierro.
A estos factores se unen otros como la exposición a enfermedades infecciosas o la depresión materna. La profesora del Centro para la Salud Infantil Internacional Sally Grantham-McGregor, afirma que “Es posible que estos niños con desventajas no rindan en la escuela y, por tanto, tengan bajos ingresos y alta fertilidad, lo que hace que la pobreza pase a través de generaciones". Los niños más afectados (66%), se encuentran en el sur de Asia y el África Subsahariana, pero también hay altas tasas en América Latina.
Del estudio se desprenden más conclusiones y soluciones que os recomendamos leáis en los vínculos que os mostramos, esperamos que saquen provecho de ellas y que las cifras ofrecidas puedan disminuir. Demostrado queda que sólo el juego es capaz de estimular a los más pequeños potenciando su desarrollo, una etapa que les beneficiará toda la vida.
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