Llama a la policía para asustar a su hijo de 10 años con una falsa detención porque se estaba portando mal
Educación Infantil

Llama a la policía para asustar a su hijo de 10 años con una falsa detención porque se estaba portando mal

HOY SE HABLA DE

Poneos en situación. Tenéis un hijo de 10 años que no os hace demasiado caso, que os ha perdido el respeto, que hace lo que quiere y cuando quiere, sin haceros caso y cuyo profesor os dice que en el colegio es grosero e irrespetuoso, no escucha, no para de hablar y no hace el trabajo que se le manda.

¿Qué podéis hacer? Sobre lo que haría yo hablamos más adelante. Sobre lo que decidió hacer la verdadera madre de ese niño hablamos ahora. Después de muchas amenazas que al niño ya no le servían de nada porque no se las creía, y tras amenazar finalmente con llamar a la policía, y el niño seguir sin hacer caso por no creerla, finalmente lo hizo. La policía vino y simuló una detención que acabó con el niño llorando y pidiendo perdón. Lo más terrible es que leo por doquier mensajes de respaldo hacia esta madre, como si hubiera hecho algo bien.

Cómo fue todo

Tal y como explican en El Confidencial, Chiquita Hill, la madre del niño, llamó a la policía y les explicó que ya no sabía qué hacer con su hijo y que, en algún momento en que no estuvieran de servicio, les agradecería que vinieran a hablar con él.

Y lo hicieron. Fueron a su casa, le dijeron que habían sido alertados de su mal comportamiento, le pusieron unas esposas y se lo llevaron "detenido" al coche.

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El niño se llevó un susto impresionante, llorando todo el tiempo, y allí permaneció, en el coche, durante unos minutos, hasta que al final decidieron soltarle. El niño corrió hacia su madre y entre lágrimas le dijo que nunca más volvería a hacerlo.

La madre, al parecer, está muy contenta con el método utilizado porque explica que desde ese día, Sean, el niño, se está portando muy bien.

Algo ha tenido que hacer mal esta madre durante 10 años

¿Qué puede llevar a una madre a acabar llamando a la policía para que den un toque de atención a su hijo? Sí, la desesperación, pero también el haber hecho algo mal durante los 10 años de vida del pequeño, si al final ha de ser otro el que haga ver al niño su mal comportamiento.

¿A qué me refiero? Pues a la total falta de autoridad de la madre. ¿Recordáis la típica frase "verás cuando venga tu padre, se lo voy a contar todo"? A mí mi madre me la decía muchas veces y era un recurso educativo de mi madre con el que, sin saberlo, se echaba tierra encima, pues equivale a "a mí no me hacéis caso, yo no os sé educar, pero como vuestro padre sí, hablaré con él".

Y no es que mi padre supiera más o supiera menos, simplemente le teníamos miedo y eso nos hacía pensar dos veces nuestros actos visibles. Si sospechábamos que nos podían pillar, quizás no hacíamos nada. Si teníamos claro que no había peligro, vía libre. ¿Por qué? Porque nos enseñaron que el motivo para no hacer lo que no quieren que hagas es la consecuencia negativa que los adultos se inventaban, el castigo, la reprimenda, en vez de enseñarnos a ser buenas personas y respetuosos por propia decisión.

En 10 años, esa madre ha sido incapaz de conseguir que su hijo la respete e incapaz de que respete a sus profesores. ¿Quizás el niño lleva tanto tiempo llamando la atención en busca de una madre (y un padre) que le digan hasta donde puede llegar? Quizás sí, porque aunque parezca mentira, los niños muchas veces se portan mal para que de una vez por todas sus padres hagan de padres. ¿Quizás lleva tanto tiempo llamando la atención porque es la única manera de que le hagan caso? Pues también puede ser, porque hay niños que sienten que sus padres no pasan el tiempo suficiente con ellos, que no se sienten acompañados, y entonces buscan la manera de conseguir ser visibles para ellos, sus padres, a veces con medidas un tanto drásticas: "si portándome bien no juegas conmigo, no estás por mí, haré lo que no quieres que haga y así, al menos, verás que estoy aquí, que existo". ¿Es absurdo? ¿Es disfuncional? Sí, claro, pero es una adaptación, porque los niños prefieren una mala atención que la falta de atención, pues después de un castigo, de una reprimenda, siempre vienen palabras amables de negociación, de "¿verdad que me harás más caso, que te portarás bien? Pues venga, hazme caso, que yo te quiero mucho, hijo mío".

Las amenazas incumplidas

No sé cuál de las dos situaciones es la que ha ocurrido, si es solo una, si son las dos o si hay más atenuantes (¿Los padres están separados? ¿Se pelean en casa? ¿Tiene hermanos y siente que reciben más atención que él?...), pero lo que está claro es que las herramientas educativas de la madre no han sido suficientes para hacer de su hijo lo que todos esperamos de nuestros hijos, que sean personas humildes, amables, simpáticas y respetuosas.

No lo ha conseguido porque, al parecer, según dicen, solía amenazar sin cumplir nunca esas amenazas. Si amenazas, debes cumplir, porque si el niño lleva 10 años escuchando tus amenazas y nunca las cumples, está claro que ya no sirven de nada. Y ojo, no digo que educar amenazando sea útil ni un buen recurso, porque no lo es. Es la amenaza de un daño o castigo, y los castigos solo generan rabia, además de suponer, como digo, una consecuencia negativa inventada que probablemente nada tenga que ver con la consecuencia real. ¿Que de qué hablo? Pues de que si un niño pierde el respeto por otro niño, por ejemplo, no hay que amenazar con un castigo o castigarle con lo que se nos ocurra, sino hacer mucho énfasis y mucho hincapié en hacerle ver lo que provoca en el otro niño. Que sepa cómo se siente el niño víctima de sus burlas, risas, insultos o de su violencia. Que lo imagine, que piense en ello, que se ponga en su piel, que lo sienta, que piense qué pasaría si ese niño fuera él, y que sepa que no nos gusta, que nos entristece y decepciona ver que nuestro hijo se comporta así.

Los niños nos quieren y lo último que quieran es decepcionarnos. A partir de ahí (y trabajándolo desde que son pequeños), pueden ir haciendo pequeños cambios e interiorizando cuáles son los comportamientos que nos hacen felices a nosotros y al resto de la sociedad y cuáles son los que no gusta a nadie. Obviamente, ellos tampoco quieren sentirse decepcionados con nosotros, así que nuestra misión debe ser cumplir nuestro papel de padres: ser un buen ejemplo, hacer lo mismo que esperamos que ellos hagan y dedicarles tiempo y cariño, que son los generadores de una buena relación entre padres e hijos.

Volviendo a las amenazas, lo dicho: si es tu herramienta educativa, si no eres capaz de hacer todo lo demás, todo lo que acabamos de explicar, pues sigue así, pero al menos cumple lo que prometes.

Un castigo ejemplar...

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¿Qué pasa si no cumples? Pues que los desplantes de tu hijo cada vez son mayores y tus amenazas cada vez más serias, hasta el día que decides enviarle el mensaje de "yo ya no sé cómo educarte hijo mío, tiro la toalla, me rindo, voy a llamar a la policía". En ese momento (triste y lamentable, y lo digo pensando en la madre, que en el fondo me da pena porque debe ser muy duro llegar a ese punto), decide llamar a riesgo de que el tiro le salga por la culata y la policía no acuda, que es lo que debería haber sucedido: "señora, la policía no está para esas cosas. Eduque a su hijo usted y, si no se ve capaz, busque ayuda".

Sin embargo la policía acudió y le dio al niño un susto tremendo, un castigo ejemplar. El departamento de policía de Columbus, de donde proviene esta noticia, se ha desmarcado de la actuación de los agentes asegurando que no tenían autorización para ello. Vamos, que en realidad los agentes acudieron por decisión propia, pues el departamento no consideró que se tratara de una situación en la que debieran intervenir. El niño lloró, se sintió desprotegido, humillado y terriblemente asustado pensando que de verdad se lo llevaban a la cárcel o vete a saber dónde y por cuánto tiempo. Corrió a casa llorando y desde entonces se porta muy bien. El castigo funcionó, la madre contenta y cientos de personas de acuerdo con esa madre, dándole palmadas en la espalda porque lo consideran un método adecuado.

...que se le puede girar en contra

Un castigo ejemplar... que se le puede girar en contra. Porque los castigos solucionan la punta del iceberg, lo visible, pero no la raíz del problema. ¿El niño se porta bien? Sí, claro. ¿Qué niño quiere que la policía venga a su casa dos veces? Teme que vuelva a suceder y, huyendo de ello, hace todo lo posible por que no vuelva a pasar.

De hecho, seguro que ahora anda sin saber muy bien qué puede y qué no puede hacer y seguro que la madre anda echándole miradas cuando hace algo que no le gusta en plan "que cojo el teléfono y vuelvo a llamar, ¿eh?".

Pero, ¿qué pasará cuando el cuento de llamar a la policía pierda efecto? ¿Qué pasará cuando ya no le asuste? Porque esos 5 minutos de miedo, horror y rabia pueden volverse en contra de su madre. De aquí 3 o 4 años, cuando ese niño sea un adolescente con compañeros adolescentes, todos ellos en busca de una identidad y de la ansiada popularidad empezarán a hacer cosas a espaldas de sus padres que solo su integridad moral podrá frenar (su educación, su ética, lo que han aprendido en casa y el colegio años atrás). En su caso no habrá sido nada de eso, sino la policía, que un día fue a su casa. Pero ya tendrá una edad en que sabrá que lo que hizo su madre fue un hecho odioso y que es algo que no se repetirá porque la policía está para cosas importantes. Vamos, que el niño, ya joven, recordará los pocos recursos educativos de su madre, su falta de autoridad y que tuvo que acabar llamando a la policía para darle un toque de atención y sentirá rabia, enfado hacia ella y, sabedor de todo ello, sin el miedo de un niño de 10 años, podrá hacer lo que quiera, cuando quiera.

Y quizás no lo haga, pero quizás sí, porque lo que esa madre ha hecho mal durante 10 años lo va a seguir haciendo, porque su autoridad, el respeto hacia ella por parte de su hijo, no existe más allá de su capacidad de coger el teléfono y marcar el 911. Y todo lo que durante 10 años ha hecho que ese niño sea irrespetuoso con ella y con todos los demás seguirá presente en el día a día en adelante. Eso es un castigo, solucionar temporalmente algo, podar cuatro ramas, pero dejar la raíz del problema, enquistándose y creciendo, para que en el futuro, probablemente, el problema vaya a más.

¿De verdad aún os parece que esta mujer hizo bien llamando a la policía? Soy todo oídos y estoy dispuesto a hablar de ello y debatir al respecto. En cualquier caso, el objetivo final es hablar de educación y de encontrar entre todos, como padres, el mejor modo de educar a nuestros hijos.

En Bebés y más | Seis consejos para lograr educar sin castigos, El caso del asesino de 13 años de Barcelona reabre el debate de la educación de niños y adolescentes, Por qué algunos niños de hoy en día acaban siendo adolescentes problemáticos

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Comentarios cerrados
    • interesante

      Me pongo en el lugar del niño y la verdad, horrible tener que llegar a esa circunstancia. Pero me pongo en el lugar de la madre, a la que no conzoco y a la que no se si ha podido o no ponerle limites a su hijo, y tambien me siento horrible.
      Cuanto todo es psicologia y cuando todo se analiza como patológico, nada queda por hacer nada mas que ver a tu hijo convertirse en un ser humano agresivo, prepotente y que pasa por encima de los demas. Si la policia sirvio para evitar eso, me alegro mucho. Porque no hablamos de que el policia o la madre le pego. Un susto sirve para que el nene diga no lo hago mas. Si, puede dejar marcas, y puede asustar. Pero sirve. Sirve para que el nene no sea un ser humano disfuncional en el futuro, y anda a saber a cuantos podria haber salvado la madre al hacer eso. Quizas terminara siendo violento, o haciendo lo que quisiera, y haciendo con la ley lo que se le de la gana. Asi que la verdad, no veo que es tan escandaloso....
      Escandaloso es ver todos los dias como niños y adolescentes salen a matar gente, en las escuelas, en las calles... mas vale prevenir que curar.

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    • Avatar de ines93 Respondiendo a ines93
      interesante

      Claro que es horrible, lo del niño y lo de la madre. No todo es psicología ni palabras bonitas, y si lo es, hay que tenerlas en cuenta también. Digamos que es hacer cosas con lógica y no por impulsos, ni cediendo tu autoridad a terceras personas, porque la policía va una vez, pero a la próxima no sé cuál será la amenaza, ¿otra vez la policía? ¿te llevo a la cárcel directamente?

      ¿Sirvió? Sí, claro, momentáneamente sí. Pero esa es mi duda, mi queja. Hay un problema, está claro, y hay que buscar una solución, pero matar moscas a cañonazos no suele ser una solución correcta.

      Dices que puede dejar marcas y puede asustar, pero que no pasa nada porque sirve... ¿quieres decir que el fin justifica los medios? Además, ¿te asegura que en el futuro no será ese ser disfuncional? Porque a mí no me asegura nada. De hecho, en el futuro yo odiaría mucho a mi madre por hacer algo así.

      ¿Niños y adolescentes que matan gente? Claro que hay que prevenirlo, pero no así, porque así no solucionas el problema, que es, como digo, la falta de una guía, de una persona que eduque al niño. De hecho, con lo que ha hecho no creo que prevenga algo así. Este niño puede ser perfectamente un delincuente dentro de unos años, cuando, como digo, vea que lo de la policía y su madre no fue más que una jugarreta.

      Puedo ponerme en el lugar de la madre y excusarla, porque la pobre mujer ya no tenía más recursos... pero de ahí a aplaudir la acción hay un abismo.

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    • Entiendo tu punto de vista y tienes razon. La verdad yo tengo 22 años, seguro me llevas un monton de ventaja en cuanto a experiencias y formas de pensar... yo llevo poco tiempo en el mundo adulto como para tener una opinion formada sobre diversos temas, este siendo uno de ellos. Por ahora me rijo con lo que me hace sentir la noticia... no quiere decir que este bien lo que digo o lo que creo en el momento, pero bueno, asi son las noticias. Uno las lee y la reaccion inicial puede ser muy distinta a la reaccion q uno tiene despues de pensarlo por un buen rato.
      Saludos Armando, gracias por responder!

    • Hola, Armando,

      como es de las primeras veces que comento, en primer lugar me gustaría felicitarte y decirte que no me pierdo tus artículos, que me encantan y de los que tomo notas mentalmente. No tengo niños aún, pero sí un sobrino. En general me gusta mucho el enfoque humano que ponéis todos en la crianza de los niños: a fin de cuentas, son personas. Pequeñitas pero personas, no muñecos ni animales.

      Precisamente por eso me veo en la necesidad de hacerte un apunte. Todo lo que has dicho me parece muy bien excepto una cosa: "Que lo imagine, que piense en ello, que se ponga en su piel, que lo sienta, que piense qué pasaría si ese niño fuera él, y que sepa que no nos gusta, que nos entristece y DECEPCIONA ver que nuestro hijo se comporta así."

      No podemos hablar de decepción, ya no con niños pequeños, sino con las personas en general. Una decepción supone un incumplimiento a una expectativa de una persona que se siente con derecho o autoridad a exigir cierto comportamiento de alguien. Y que los niños sepan que "nos decepcionan" es dejarles muy claro que nosotros estamos arriba y ellos abajo. Sé que no lo ves así y que más tarde apuntas que ellos también se sentirán decepcionados con nosotros. Por supuesto. Pero mientras que nosotros tenemos la capacidad verbal para ponerle nombre a esa sensación y la expresamos, los peques simplemente tienen una frustración a la que no saben dar salida. Por otra parte, que te digan "me has decepcionado" es algo muy doloroso que no se olvida. Hablo por experiencia. No es necesario insultar para herir. Prefiero optar por la compasión.

      Y por supuesto, por la empatía, que es el primer método que propones y que me resulta correcto. Porque la decepción y el decírselo, ¿no es otra forma de castigo? ¿El chantaje emocional? ¿El "No, si yo te quiero, pero es que esperaba otra cosa de ti y me has fallado, hijo mío"? Entonces cumplirán las normas no porque las asimilen como propias en su código ético, sino por miedo a decepcionar a los padres.

      Empatía, empatía y el uso de la ficción para llegar hasta ellos. Aceptación plena de cómo son pero insistiendo de la forma más pedagógica posible para que aprendan las cosas. Cuentos, qué sé yo. Y mucho cariño. Cariño de besos y abrazos y de jugar juntos, no de chucherías y juguetes electrónicos cuando aún no saben ni leer.

      Y como profesora auxiliar de secundaria que está hasta las narices de oír a otros profesores y a los propios alumnos citando a sus padres con el famoso "Estoy decepcionado" (y me ha dolido cada vez): no lo hagáis. Es una palabra peligrosa, la cual si se entiende en todos sus matices, hace mucho daño.

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    • Avatar de merak Respondiendo a merak

      Buenas, muchas gracias por tu comentario, también me ha hecho reflexionar. Entiendo lo que dices y no te quito razón, el lenguaje puede ser muy duro y hay palabras con mucha carga emocional. Como supongo abstraes de mis palabras, la intención de "decepción" es un poco la de hacer ver que el niño está actuando como no esperas de él, el decirle "esto no me gusta, porque si yo fuera ese niño (al que has insultado, herido, pegado...) me sentiría muy mal". Yo soy el primero que habla siempre de ayudarles a interiorizar los comportamientos positivos, es decir, el lograr que sean respetuosos porque sientan que tienen que ser así. Que por norma general, los niños ya lo son, pero la "contaminación" externa es MUY elevada y muchas veces se dejan llevar por el entorno, por lo que han visto en la tele o han visto en la calle y hasta que no tienen ya unos años y son capaces de rechazar dichos comportamientos, tienen la capacidad de imitar. En casos así, cuando hacen eso que no esperabas, puede aparecer esa decepción (mis hijos a veces han hecho cosas, para mal, que me han sorprendido... sin ser a mala leche, sino con la picaresca o con la intención de hacer gracia a otros, pero que han podido hacer daño a otros) y la manera de expresarlo puede ser un "estoy decepcionado, porque imagina lo que puede haber sentido ese niño" o un "esto no me ha gustado nada, imagina lo que puede haber sentido ese niño" (quizás el primero tiene más carga emocional, pero te lo comento para que veas que quiero decir lo mismo). Eso no quita que les sigamos queriendo, por supuesto, pero sí debemos explicar nuestros sentimientos en ese sentido. ¿Quitamos la palabra decepción? La podemos quitar, pero habrá que explicarles que no nos ha gustado nada, si es así.
      ¿Pueden entonces empezar a cambiar el comportamiento para complacernos? No lo sé, puede ser... pero es que muchas de las cosas las hacemos porque nos sentimos bien haciéndolas y porque a la vez complacemos a los demás. Yo, si cedo el asiento a alguien, lo hago porque creo que debo hacerlo, pero espero que me dé las gracias. Que no me las dé no hará que deje de hacerlo, pero me molesta que no agradezcan los gestos cotidianos. No quiero decir con esto que yo vaya felicitando a mis hijos por lo que sí hacen bien. No es así. Solo lo haría si la norma fuera la contraria, pero como casi siempre se comportan como espero que lo hagan (como me gusta que lo hagan, como yo lo hago), no tengo que decirles nada. Es que creo que es lo normal.

      Lo dicho, un matiz interesante, pero que solo me preocuparía si se englobara en una relación de mucho juicio, de mucho "esto bien, esto mal, esto mejor, esto peor" donde los niños sí puedan acabar por tratar de complacer siempre a los padres. Si nuestro juicio es puntual y tiene la intención de hacer ver nuestro malestar, lo veo más como eso, la manera de hacerles llegar nuestro enfado.

    • No puedo estar más de acuerdo con lo que dices Armando... no se como una madre puede darle un susto así a su hijo y estoy segura de que en el futuro, cuando ese niño sea adolescente, pasará exactamente lo que dices, no tendrá ni el más mínimo respeto y recordará con rabia ese hecho. ¿Cuando dejará de pensar la gente que los niños son malos, cuando se pondrán realmente en su lugar, ver lo que piensan y darnos cuenta que quizás somos nosotros los que estemos haciendo algo mal???
      Por cierto me encanta tu forma de educar a tus hijos y te leo mucho, yo no tengo hijos aún, pero sin duda el día que sea madre los educaré con esos principios de apego y comprensión que creo, son tan necesarios. Digo todo esto también desde la experiencia, creo que hay dos tipos de personas las que recuerdan su infancia y las que no, yo recuerdo muy bien la mía (al igual que tú), hasta el punto de recordar decir que cuando fuese mayor no criaría así a mis hijos, preguntarme si de verdad me portaba tan mal o era tan mala, etc. No voy a entrar en detalles, por suerte tuve los dos extremos, mi madre perdía los nervios por nada y le daba demasiada importancia al trabajo y al dinero y de ahí te puedo decir que tengo muy malos recuerdos (no es que creciera con ningún trauma pero siempre queda la pena de haber podido tener una infancia mejor), por otro lado, mi padre nunca utilizó el cachete para educarnos, siempre muy cercano y todo nos lo explicaba para que lo entendiéramos. Ellos estaban separados y mi padre nunca me faltó, ni lo eché de menos (vivía con mi madre pero él estaba TODOS los días en casa, para estar con nosotras, mi hermana y yo). A pesar de ser tan diferentes, yo a mi madre no le tenía respeto, sino mucha rabia (es triste pero así era) y a mi padre nunca le hablaba mal, es más, si en un mal día llegué a hacerlo me sentía tan culpable por haberlo ofendido que necesitaba que me perdonara. Sin duda será y sigue siendo mi padre un ejemplo a seguir. A todo esto mi madre no era mala, la quiero muchísimo pero creo que no supo educarnos.

      Para terminar decir también que es la primera vez que comento y que no dejes de escribir nunca!! Que seguro ayudas a cambiar el pensamiento de muchas personas y, a los que ya teníamos claro como queremos educar a nuestros hijos pues a reafirmarnos aún más. Felicitaciones y un saludo desde Gran Canaria.

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    • Avatar de demelza1992 Respondiendo a demelza1992
      interesante

      Muchas gracias por tu comentario, y por explicar un poco cómo viviste tu infancia y tus sentimientos en función de la actuación de tu padre y de tu madre. Es muy, muy importante ver dónde estamos y de dónde venimos para saber hacia donde nos dirigimos con nuestros hijos, y ese camino está claro que lo tienes claro ;)

      Muchas gracias por el apoyo y ojalá sigas comentando, participando y leyendo.

      Un abrazo!

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