Me he dado cuenta que mi carga mental como madre no empezó tras el parto, sino durante el embarazo

Hace unos días reflexionaba sobre la forma en la que la maternidad me ha cambiado la vida. Todas las que hemos pasado por esto sabemos que, aunque no todas lo vivimos de la misma forma (el solo hecho de dar a luz a término o no puede marcar una diferencia abismal), el agotamiento y la carga mental es un común denominador que nos identifica a todas. ¿Pero cuándo empieza realmente esa carga mental?

Si soy sincera, hasta hace poco pensaba que surgía desde que veías a tu bebé por primera vez, pero mirando en retrospectiva (es un ejercicio que suelo hacer para tratar de entender muchas cosas), me di cuenta que no. Que esta "carga mental de madre" apareció en mi vida en el momento en el que supe que mi bebé venía de camino. En ese momento mis acciones ya no repercutirían solamente en mi vida, sino también en la de otra persona cuya existencia había estado deseando durante mucho tiempo. Junto con un bebé, empezó a gestarse una carga adicional de responsabilidad imposible de compartir con mi pareja.

Cuando el transcurso del embarazo y las pequeñas decisiones se transforman en carga mental

Imagen de Freepik

En mi caso, a poco más de haber cumplido un mes de embarazo, me detectaron un coágulo diez veces mayor que el tamaño del embrión, cuestión que me llevó directa a un reposo relativo en casa. Después del milagro que suponía el haberme quedado embarazada, me daba miedo incluso levantarme de la cama para ir al aseo.

Me costó mucho lanzarme a salir cuando el médico me dijo que se había solucionado. Dos meses duró mi alegría porque en el cuarto me diagnosticaron placenta previa y con ello, vuelta a casa con un cóctel de reposo absoluto y relativo hasta el parto. Con esto, añadimos algunos kilos más a la ya pesada mochila de mi carga mental.

Entre medias, vinieron las "pequeñas decisiones":

-¿Qué cochecito compramos?

-Marido: no sé, el que te guste más a ti.

-Y compramos minicuna?, ¿será necesaria?

-Marido: Ni idea, ¿eso aún se utiliza?

-No estoy segura... y no sé si le daré el pecho o no...

-Marido: Lo que decidas estará bien

Ignoro si esto le habrá pasado a alguien más, y si algunas de vosotras fuisteis tan indecisas a la hora de elegir un cochecito o decidir si minicuna sí o no. Lo que si estoy segura es que tenemos normalizado que sobre este tipo de cosas investigamos nosotras, con la correspondiente responsabilidad de que si nos equivocamos, ya sea porque elegimos algo que al final no nos terminó dando un buen resultado o que directamente no utilizamos jamás (conozco muchas cunitas que se han convertido en un cesto de la ropa), la culpa recaerá en tus hombros. Y da igual que tu pareja no te lo diga... tomaste una mala decisión, y lo sabes (como bien reza el meme).

Cada embarazo es un mundo y aunque los padres cada vez se involucran más, es verdad que a veces, ya sea por capricho o por que nos cuesta delegar, somos nosotras mismas quienes nos echamos el peso de todo sin rechistar. Sobre estas cosas también es necesario dialogar, porque seguro que a veces la contraparte ni se entera. Bueno, este al menos fue mi caso, que repito, claramente no será igual al resto... ¿o sí?

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