Hoy, 3 de marzo, Día Internacional de la Discalculia, queremos visibilizar este trastorno del aprendizaje y ofrecer pautas para ayudar a los niños que lo tienen, ya sea como padres y madres o como educadores o terapeutas.
Aunque es un trastorno desconocido para muchos, lo cierto es que no es poco frecuente; se calcula que hay unos 3 millones de personas con discalculia en nuestro país, y que afecta a 1 de cada 25 niños.
A nivel mundial, los autores que han estudiado la prevalencia de la discalculia la sitúan en torno al 4-7%, una frecuencia muy parecida a la dislexia, al trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y al trastorno del desarrollo del lenguaje TDL (antiguo TEL).
Un test para evaluar el riesgo de desarrollar discalculia
El programa de aprendizaje de matemáticas y lectura Smartick ha presentado los resultados de un test diseñado para detectar el riesgo de desarrollar este trastorno, en niños de entre 6 y 10 años.
A través del test se evaluaron a 6.300 niños españoles, y de ellos, el 42% ha mostrado un riesgo de desarrollar la llamada "dislexia de los números". Es decir, 4 de cada 10 niños españoles.
Por ello es tan importante una identificación temprana del trastorno, a fin de poder poner en marcha programas de intervención que disminuyan el riesgo de bajo rendimiento en matemáticas y que minimicen las consecuencias que esta problemática suponga en la vida cotidiana del niño.
¿Qué es la discalculia?
La discalculia se clasifica como un trastorno del desarrollo neurológico en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales, de la Asociación Estadounidense de Psicología).
Concretamente, hablamos de un trastorno del aprendizaje (junto a otros como la dislexia). Un trastorno de este tipo conlleva una dificultad en el aprendizaje y en la utilización de las aptitudes académicas, en este caso en el área matemática.
Así, la discalculia implica una dificultad matemática, la cual se traduce en una alteración en diferentes aspectos del aprendizaje de los números:
- El sentido de los números
- La memorización de operaciones aritméticas
- El cálculo correcto
- El fluido razonamiento matemático
Discalculia: ¿qué áreas afecta?
La discalculia afecta a las matemáticas, sí, pero ¿a qué áreas en concreto? Las podemos conocer gracias al test de Smartick mencionado, que propone diversas actividades para evaluar el riesgo a desarrollar discalculia. Estas se dividen en tres áreas:
- Comparación y reconocimiento de cantidad: tareas diseñadas para examinar la habilidad de reconocer y manipular cantidades numéricas sin contar.
- Números arábigos y numeración: ejercicios de reconocimiento numérico y comparación de números para evaluar el procesamiento del código simbólico verbal.
- Aritmética: ejercicios de operaciones simples de suma, resta y multiplicación.
¿Cómo ayudar a un niño con discalculia?
Algunas ideas clave que pueden ayudaros como padre y madres, educadores o terapeutas, a acompañar a un niño con discalculia, son:
Realizar un diagnóstico temprano
Primero de todo, será importante realizar un diagnóstico temprano del trastorno. Así que, si detectas alguna posible dificultad en tu hijo en el área de las matemáticas, lo ideal es que puedan evaluarlo.
Para ello, puedes recurrir al EAP (Equipo de Asesoramiento Psicológico) de las escuelas, quien realizará las pruebas adecuadas para la detección del trastorno.
Aplicar una enseñanza pautada
Una vez realizada la evaluación, y en el caso de que diagnostiquen a tu hijo de discalculia, es recomendable aplicar una enseñanza de las matemáticas muy pautada. Puede ir buen bien utilizar:
- Secuencias de aprendizaje bien estructuradas
- Objetos manipulativos, que favorezcan la comprensión profunda de los conceptos matemáticos (a los niños con discalculia los conceptos abstractos, como son los números, les cuestan más); esto es esencial antes de progresar hacia conceptos más abstractos
En el aula: pautas para favorecer el aprendizaje matemático
Por otro lado, también tenemos algunas pautas que pueden ayudar al niño con discalculia a aprender de una forma más eficaz. La Universidad Internacional de Valencia propone algunas de ellas a la hora de trabajar la discalculia en el aula ordinaria:
- Respetar su estadio del desarrollo, es decir, ir de lo concreto a lo abstracto y de lo experimental a la numeración y a las operaciones matemáticas.
- Recurrir al aprendizaje por descubrimiento a través de la experimentación y los sentidos.
- Presentar los contenidos lógico-matemáticos desde una perspectiva global y secuencial.
- Priorizar que el niño comprenda los conceptos, antes que enseñar los procesos de mecanización y automatización.
- Enseñar las reglas lógico–matemáticas desde una perspectiva práctica.
- Facilitar el aprendizaje cooperativo y en equipo.
Favorecer su autoconfianza
Finalmente, y más allá del aprendizaje de las matemáticas en sí y de cómo fomentarlo, es importante que nuestro hijo se sienta acompañado y empoderado.
Esto implica desarrollar su autoconfianza, aquella sensación de seguridad personal que le ayudará a afrontar los retos y los obstáculos con optimismo y valentía.
Para hacerlo, es importante que reforcemos mucho lo que se le da bien y que enfoquemos sus dificultades como eso, como dificultades que puede ir superando con esfuerzo y acompañamiento.
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