La lactancia materna es el alimento ideal, en excluisva, para el bebé durante los primeros seis meses de vida pero a veces no es fácil y es frecuente que surjan problemas.
Los bultos en el pecho son habituales y es importante saber cómo prevenirlos y cómo tratarlos en el caso de que aparezcan para evitar posibles complicaciones.
¿Por qué aparecen bultos en el pecho?
Los bultos en el pecho suelen corresponder a obstrucciones. La leche circula por unos conductos (llamados conductos galactóforos) dentro del pecho. Cuando uno de estos conductos se obstruye, origina que se acumule la leche.
Esto provoca que aparezca un bulto duro en una zona del pecho, que se acompaña de dolor y, a veces, de enrojecimiento. Pueden aparecer por un incorrecto vaciamiento del pecho (muy habitual en los primeros días de vida del bebé, cuando hay un mal agarre o si pasan demasiado tiempo entre tomas), por presión (por ejemplo al llevar un sujetador muy apretado o dormir apoyadas sobre una zona del pecho en concreto) o por una infección.
¿Qué hacer si aparecen?
Aplicar calor es controvertido y, aunque solía recomendarse antes de la toma para mejorar el flujo de leche, podríamos empeorar la infección. Las recomendaciones actuales son aplicar frío entre tomas para disminuir la inflamación.
Conviene poner al bebé a mamar frecuentemente y hacerlo en aquella posición en la que su mentón esté orientado a la zona obstruida, pues es la que mejor vaciará. Por ejemplo, si notamos el bulto duro en la parte lateral del pecho, próximo a la axila (la zona donde con mayor frecuencia aparecen obstrucciones), la posición en rugby favorecerá que drene esa zona.
Además, podemos realizar masajes circulares y hacia el pezón tanto antes de la toma como durante (con cuidado para que el bebé no se desenganche).
Si el dolor es muy intenso, la madre puede tomar analgésicos (paracetamol o ibuprofeno). Para comprobar la compatibilidad de cualquier medicación con la lactancia materna puede consultarse la web www.e-lactancia.org.
Lo habitual es que las obstrucciones desaparezcan en 2 o 3 días y no es raro notar que disminuyen tras la toma y vuelven a aumentar cuando pasan unas horas.
¿Cómo prevenirlos?
Aunque a veces es inevitable que ocurran, sí podemos tener algunas precauciones para tratar de evitarlos. Lo que considero más importante, y que debería tener muy presente cualquier madre lactante (no sólo para prevenir obstrucciones), es que la lactancia debe ser a demanda, no tiene horarios.
Debe ofrecerse el pecho frecuentemente y siempre que el bebé lo pida. Aunque parezca mucho, lo habitual es que los recién nacidos hagan entre 8 y 12 tomas al día. También debemos tener presente que son ellos los que deciden cuándo han acabado la toma (se sueltan o se duermen), debemos dejarles que vacíen bien un pecho antes de ofrecerles el segundo (que muchas veces no querrán y no es necesario que mamen de los 2 en cada toma).
Otro consejo que suelo dar a las madres en los primeros días de vida de sus bebés es que varíen las posiciones en la manera de lo posible, para que vacíen bien todas las zonas del pecho. Usar un sujetador de lactancia de la talla adecuada, que no nos apriete, también es importante para evitar obstrucciones.
¿Cuándo sospechar mastitis?
La mastitis es una inflamación de la mama, que a veces puede deberse a una infección. En ocasiones una obstrucción no resulta puede derivar en una mastitis. Sospecharemos una infección mamaria si además de notar un bulto en la mama, doloroso, y tener la zona caliente y enrojecida, aparecen síntomas generales como malestar, fiebre, escalofríos o dolor de cabeza.
Es fundamental en este caso realizar un correcto vaciamiento de la mama, podemos aplicar frío para disminuir la inflamación y tomar analgésicos y antitérmicos. Es probable que necesitemos, además, tratamiento antibiótico que deberá prescribir un médico. La mayoría de los antibióticos son compatibles con la lactancia materna y se recomienda continuar amamantando a pesar de la mastitis.
Otras causas de bultos en el pecho durante la lactancia
Aunque la causa más probable de un bulto en el pecho durante la lactancia sea una obstrucción por alguno de los motivos que hemos mencionado anteriormente, existen otros motivos por los que pueden aparecer bultos en el pecho, como un galactocele, un absceso o un tumor (benigno o maligno).
El galactocele es un quiste de leche. Se acumula el contenido graso de la leche fuera de los conductos, dando lugar a un bulto. Es más probable que aparezca durante el destete y es una lesión benigna. A diferencia de la obstrucción, este bulto no modifica su tamaño tras las tomas ni resulta doloroso; la zona no está enrojecida. Para diagnosticarlo es probable que el ginecólogo realice una ecografía. Los galactoceles puedes desaparecer espontáneamente pero en algunos casos puede ser necesario que el ginecólogo lo pinche para vaciarlo.
El absceso mamario es una complicación de la mastitis cuando ésta no se resuelve adecuadamente. Notaremos un bulto en el pecho doloroso que se mueve cuando lo tocamos, la zona estará enrojecida o amoratada, brillante y "a tensión". No siempre hay fiebre. El ginecólogo tendrá que vaciar ese pus, bien aspirando con una aguja (aspiración con aguja fina) o bien mediante una pequeña incisión quirúrgica.
El hamartoma, fibroadenoma o adenoma de la lactancia son tumores benignos que pueden aparecer durante la lactancia y deben ser valorados por un ginecólogo.
Aunque afortunadamente es poco frecuente, la aparición de un bulto en el pecho también podría corresponder a un cáncer de mama. Por ello, ante un bulto en el pecho que persiste, debemos contactar con un especialista.