Quizá la pregunta no fuera lo suficientemente amplia puesto que para mí la respuesta es clara: el profesional sanitario que mejor puede atender, acompañar y ayudar a una mujer que da el pecho es, sin duda, la matrona. La comadrona es una figura a la que frecuentemente en España no se le da el papel de relevancia durante el embarazo, el parto y la lactancia que le corresponde. En otros países en cambio estos profesionales ayudan a millones de mujeres a amamantar con éxito a sus bebés mejorando ostensiblemente los ratios de éxito de la lactancia materna.
El caso Alemán
Por desgracia hay pocas estadísiticas disponibles sobre los ratios de lactancia en Alemania, aunque los pocos estudios y comparativas que hay apuntan a un porcentaje muy superior de lactancia exitosa frente a otros países europeos como Francia y España. Mi experiencia personal es que un porcentaje muy elevado de madres alemanas dan el pecho por lo menos los seis primeros meses.
Después de haber vivido dos maternidades en España y dos en Alemania, creo que uno de los factores principales para que la mujer alemana dé más el pecho y durante más tiempo es precisamente el apoyo extendido de las comadronas durante el embarazo, el parto y, sobretodo, el puerperio.
Sin salir de casa
La primera de mis hijas que nació en Alemania fue la tercera. Por aquel entonces yo ya había amamantado con éxito a mis dos primeras hijas y me consideraba una experta en la materia. Cuando me plantearon que tenía derecho a recibir las visitas de una comadrona a domicilio durante el post-parto pensé que no la necesitaba en absoluto.
Sin embargo, ante la insistencia de mis amigas y como los seguros sanitarios, tanto públicos como privados, lo cubren pensé que quizá podría ahorrarme alguna visita al pediatra y solicité los servicios de una comadrona para después del parto.
Cómo funciona
Primero hablé con ella para contarle mi historial, mis partos anteriores etc. Quedamos en que debía avisarle cuando la niña hubiera nacido y supiera cuando nos daban el alta. De todos modos me dijo que para cualquier duda o preocupación que me surgiera antes podía llamarle en cualquier momento.
Cuando nació la niña y supe cuando nos darían el alta le llamé, le conté los detalles del parto y quedamos en que vendría a casa el día que yo llegaba del hospital. Pesó a la niña, le revisó el ombligo, comprobó que mi sangrado era normal y me hubiera mirado los puntos si los hubiera tenido.
Luego estuvo viendo como me cogía el pecho y, sobretodo, me solucionó un problema que ya había tenido con las dos anteriores, unas subidas monstruosas de leche que son tremendamente dolorosas y me habían costado más de una lágrima.
Primero me puso ella la niña al pecho en una postura concreta para que succionara el nudo de leche que se me había formado. Nunca he visto a un bebé mamar como lo hacía mi hija con la asistencia de esta señora que me dejó el pecho como nuevo en una toma. Me vació los dos pechos y me dió unas pautas a seguir para regular la producción de leche.
Apoyo continuado y a la medida
Durante los siguientes días vino a diario a revisarme el pecho, evaluar el estado general del bebé y resolver cualquier duda o problema que pudiera tener. Si todo iba bien no se quedaba más de cinco minutos pero si lo necesitaba me dedicaba mucho más tiempo. Poco a poco fue espaciando sus visitas pero siempre estaba disponible por teléfono. Al mes me dio el “alta" pero me dijo que podía seguir llamándola en cualquier momento si tenía algún problema. Y lo tuve.
Dos semanas después tuve una mastitis con fiebre y tiritonas. Vino en seguida y me ayudó a superarla sin necesidad de tomar antibióticos ni acudir al médico. Durante varios días vino varias veces al día para asegurarse de que el pecho se vaciaba bien para evitar infecciones, me obligaba a dormir y a quedarme en la cama y me dio el apoyo y los cuidados necesarios para superarla sin salir de mi casa.
Las madres experimentadas también necesitan apoyo
Muchas veces podemos pensar que sólo las madres primerizas necesitan ayuda, pero no es así. Muchas veces es el segundo o tercer hijo el que nos plantea nuevos retos o tiene una lactancia más complicada.
Cuando me quedé embaraza de nuestra cuarta hija volví a llamar a la misma matrona y sus visitas durante el post-parto volvieron a resultarme de tremenda utilidad. Por un lado, vigilaba una leve ictericia que tuvo el bebé, me ayudó a empezar con los ejercicios para la recuperación del suelo pélvico y volvió a solucionarme una mastitis en un abrir y cerrar de ojos.
Hoy, embarazada de mi quinta hija, con más de sesenta meses de lactancia a mis espaldas, no he dudado en volver a llamarla para que vuelva a asisitirme en el puerperio. Sé que nadie podrá ofrecerme mejor apoyo y guía con cualquier problema que pueda surgir.
Cada profesional sanitario tiene su lugar pero en lo que a lactancia materna se refiere creo que quién nos puede ayudar mejor es una matrona. Las comadronas deben recuperar el lugar que les corresponde por su formación y su experiencia como los profesionales más adecuados para acompañar a la mujer durante el parto, el puerperio y la lactancia.
Foto | Mothering Touch en Flickr En Bebés y más |¿Cuál es el médico al que deberían ir las madres que dan el pecho?, ¿Podemos fiarnos de los pediatras a la hora de hablar de lactancia?, La importancia del personal no sanitario para apoyar y fomentar la lactancia materna