Por su propia fisiología, los bebés corren mayor riesgo de deshidratación cuando hace mucho calor. La proporción de agua corporal en el bebé es de alrededor del 70% (mientras que en un adulto es de un 55%), y la mayor parte en el interior de las células, haciendo que su equilibrio sea mucho más débil, aumentando el riesgo de una pérdida excesiva de líquido.
Es por eso que cuando hay altas temperaturas como sucede en verano en nuestro medio, y más especialmente durante una ola de calor, debemos mantener al bebé bien hidratado. Si toma leche materna, tendremos que ofrecer el pecho con más frecuencia para evitar la deshidratación.
Tomas de pecho más frecuentes en verano
Según la OMS el bebé recién nacido hasta que cumpla seis meses, debe alimentarse exclusivamente con leche materna -ya sea de la madre o donada-, y si no es posible, con leche de fórmula.
Esto significa que el bebé no necesita más que leche: ni agua, ni sueros, ni infusiones, ni cualquier otro suplemento (excepto que el médico así lo prescriba).
"Para conservar el agua corporal es vital asegurarse de que toma suficiente leche materna. Con este fin, las tomas del pecho deben de ser muy frecuentes", señala en EfeSalud el Dr. Manuel Sánchez Luna, jefe del Servicio de Neonatología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Neonatología (seNeo).
“Solemos decir que a demanda, pero esto a veces puede que no sea adecuado. Algunos recién nacidos no piden con gestos, movimientos y quejas tomar el pecho, o ya están deshidratados, y eso afecta a su capacidad para reclamar las tomas”, añade.
No esperes a la demanda del bebé
Sabemos que lo del dar el pecho cada tres horas es un mito porque poner un horario no tiene sentido y que la lactancia debe ser a demanda. Pero muchas veces el bebé no pide, y sobretodo los recién nacidos que aún no son capaces de regular la sed debido a su inmadurez no hay que esperar a que lo demande porque no lo hará.
"Por lo tanto, las madres deben dar el pecho sin demanda, aunque sea en pequeñas ingestas, para mantener a su bebé hidratado”, subraya.
Signos de deshidratación
Para controlar que el bebé esté bien hidratado es importante observar la cantidad de veces que moja el pañal. A lo largo del día el bebé moja el pañal de cuatro a seis veces. Si notáis una disminución en la frecuencia o retiráis el pañal apenas con unas gotitas puede ser señal de que hay alguna alteración.
Otro signos de deshidratación son: fontanelas hundidas, boca con labios y lengua secas, piel reseca y de tono pálido, heces más duras y secas de lo habitual, somnolencia, decaimiento e irritabilidad, rechaza las tomas, pérdida de peso. Ante cualquier mínima señal de alarma, hay que consultar con el pediatra.
Madre hidratada, bebé hidratado
El experto apunta que también es muy importante que la madre esté bien hidratada. Tras el parto se pierden muchos líquidos y la lactancia materna aún más la demanda de agua. La madre que da el pecho debe beber, "como mínimo, 1,5 ó 2 litros de líquidos al día”, apunta el Dr. Manuel Sánchez Luna.