La resiliencia es la capacidad para superar dificultades y para adaptarse a un entorno en constante cambio. De ella habla Aliza Pressman, psicóloga del desarrollo, experta en crianza positiva y cofundadora del Mount Sinai Parenting Center.
En su reciente libro "Los 5 principios de la crianza de los hijos: su guía esencial para criar buenos seres humanos", Pressman busca arrojar un poco de luz al concepto de resiliencia en la crianza. En él revela las 5 "R" para criar niños resilientes.
Es importante saber que estas cinco R no son pasos cronológicos. Lo importante es aplicar estas estrategias para fortalecer la relación con ellos; si los niños se sienten atendidos y escuchados, es más probable que se recuperen de cualquier situación perturbadora que encuentren a lo largo de su vida (y esto es la resiliencia).
Las 5 "R" de la crianza para criar niños resilientes
1) Relaciones
Las relaciones sólidas y significativas pueden ayudar a un niño a sentir que puede gestionar la adversidad y el estrés. Y es que, todos experimentamos estrés, incluidos los niños; pero hay diferentes tipos de estrés, y algunos de ellos no son tan malos. Estos son:
- Estrés positivo: sería un estrés parecido a cuando sentimos mariposas ante el primer día de clase; es bueno porque nos 'prepara' para la acción sin llegar a generarnos malestar.
- Estrés tolerable: ocurre cuando un niño experimenta algo más grave, como perder a un ser querido, y puede gestionarse mejor si tiene al menos una buena relación con un cuidador.
- Estrés tóxico: Esta es una fuerte respuesta a una adversidad prolongada (es decir, hay un estresor crónico), como ver violencia o experimentar dificultades económicas persistentes. El estrés tóxico ocurre en ausencia de relaciones protectoras.
Tal y cómo explica la psicóloga: "Tener un cuidador con quien uno se sienta seguro y conectado puede hacer que la categoría de estrés pase de tóxica a tolerable".
2) Reflexión
Pressman recomienda a los padres encontrar momentos a lo largo del día para hacer 'micromeditaciones'. Según ella, reflexionar ayuda a los padres a tener una visión de lo que ellos mismos y sus hijos necesitan. Esto puede ayudarles a tener respuestas más mesuradas en lugar de respuestas impulsivas.
Estas micromeditaciones que menciona son pequeñas meditaciones en momentos puntuales, aunque solo sea mientras se baja a la calle a hacer un recado. Al hacerlas, los niños notarán que los padres se autorregulan y es probable que ellos mismos también lo reflejen.
Por otro lado, animar a los niños a meditar no es fácil, pero se pueden crear pequeños momentos de quietud y silencio en el día a día, algo que también les ayuda a autorregularse a ellos.
3) Regulación
Los niños se autorregulan a través de nosotros; somos su reflejo. Es decir, si nos ven desregulados, es probable que ellos también se desregulen. Y la autorregulación, según la experta, es un factor importante en la resiliencia, porque enseña a los niños a responder al malestar con calma, sin importar cómo de intensa sea su emoción.
Como padres, podemos ayudar a los niños a autorregularse corregulando con ellos. Esto significa acercarse a ellos con una actitud tranquila, recordarles que respiren y expresarles que, si bien sus sentimientos son válidos, sus acciones deben seguir siendo apropiadas para el entorno.
"Mientras no los persiga un oso, puedes hacer una pausa y luego decidir cómo quieres responder", dice la experta. "Y al hacerlo, estás ejercitando su músculo de autorregulación".
4) Reglas
Las reglas o normas también son importantes en la crianza de niños resilientes, ya que les proporcionan guía (cómo actuar) y seguridad. La psicóloga clasifica las reglas en dos categorías:
- Las restricciones que uno tiene para sí mismo.
- Las restricciones que uno tiene sobre sus comportamientos.
Hacer cumplir ambos puede ayudar a los niños a sentirse "seguros".
"Si tenemos reglas claras y consistentes, y tienen sentido, nuestros niños saben lo que se espera de ellos y no tienen que estar en alerta máxima para recibir comentarios todo el tiempo".
Y si nosotros mismos establecemos límites con amigos o familiares, los niños se sentirán animados a hacer lo mismo, es decir, a poner sus propios límites.
5) Reparación
La quinta 'R' es la de reparación. Con reparación, Pressman no se refiere a corregir errores, sino a reforzar la importancia de la relación (por ejemplo, a través del perdón). Y es que las relaciones pueden soportar una gran cantidad de tensión, pero sólo si restauras un sentido de confianza y unión en tus hijos después de que suceda el conflicto.
¿Cómo reparar? Mostrándoles a sus hijos empatía, amor y curiosidad. Por ejemplo, si te están contando sobre su día en la escuela, pero estás ocupado respondiendo correos electrónicos, es posible que se sientan desestimados y se comporten mal. Así, en lugar de ignorar lo ocurrido, puedes decirle que lamentas haberte distraído, pero que te encantaría saber cómo fue su día.
Foto | Portada (Película La vida es bella, 1997)