¿Sabías que de media tenemos tres teléfonos móviles por familia según la última 'Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares' del Instituto Nacional de Estadística (INE)? Y eso en un momento en que los datos del INE señalan un descenso de la natalidad de hasta un 30 por ciento en la última década.
Pero ¿qué uso hacemos realmente los padres de la tecnología? ¿Y nuestros hijos? Según el estudio 'Familias hiperconectadas: el nuevo panorama de aprendices y nativos digitales', realzado por la plataforma de seguridad Qustodio, los adolescentes de 12 a 17 años se conectan a internet 1.058 horas y media al año, cuatro horas y 30 minutos más del tiempo que pasan en las aulas de Secundaria. Pero los adultos tampoco nos quedamos atrás.
Hiperconectados a partir de los 12 años
Según se desprende de este informe presentado hoy, los niños españoles de cinco a 11 años pasan una media de 711 horas y 45 minutos conectados al año, cifra que asciende hasta las 1.058 horas y media en adolescentes de entre 12 y 17 años. Estos datos alertan: hay 1.054 horas lectivas en Secundaria, menos que el tiempo que nuestros hijos se pasan navegando por internet.
Esto se traduce en una media de dos horas y 24 minutos diarios, aunque un 26 por ciento asegura sobrepasar las tres horas al día.
Por comunidades, son los niños de Canarias y Murcia los que pasan más tiempo conectados (más de tres horas al día) mientras que los menores de Cantabria y La Rioja son los que menos usan internet (no llegan a dos horas diarias).
Sorprendentemente el estudio ha desvelado que, a pesar de estos datos, los padres españoles de mediana edad no están obsesionados con el tiempo de pantalla de sus hijos, aunque los progenitores más jóvenes comienzan a interesarse.
Padres adictos al móvil
Ya hemos comentado en diferentes ocasiones 'el enganche' de los padres al teléfono móvil. Una realidad que vuelve a reflejar el último estudio de Qustodio.
Los padres españoles, aprendices digitales, aseguran pasar al día una media de 3,2 horas conectados.
Por esta dependencia del smartphone, ocho de cada diez encuestados aseguran sentirse culpables por descuidar a su pareja y a su familia.
La plataforma de seguridad recomienda como medidas para reducir la dependencia adulta a la Red: apagar las notificaciones, activar el modo avión o establecer horarios de uso.
Poco tiempo compartido en familia
El estudio, que se elaboró a partir de 1.200 entrevistas a madres y padres de toda España, y a otros tantos padres en Estados Unidos y Reino Unido, con hijos de entre 5 y 17 años, también preguntó por el tiempo que los padres pasan con sus hijos. Y los resultados apuntan a que tampoco nos sentimos orgullosos de nuestra actitud.
Un tiempo insuficiente para el 16 por ciento de ellos, en principio a causa del trabajo, que penaliza más a los hombres entre 25 y 34 años que a las mujeres.
Aseguran que ese sentimiento de culpabilidad quizás sea el motivo por el que el 64 por ciento de los progenitores asegura ser permisivos en la crianza de sus hijos: con la comida, el tiempo que dedican los niños a ver la tele o jugar a videojuegos y la hora de irse a dormir.
Una cifra que supera a los ingleses y estadounidenses (un 53 por ciento), aunque compensan siendo más estrictos con las tareas del cole (85 por ciento), sus obligaciones en el hogar (56%) o el tiempo que pasan conectados (56 por ciento). Los progenitores más jóvenes son los más estrictos.
Diferente percepción del bienestar digital
Cuando se preguntó a los padres qué entendían por bienestar digital, en los tres países tenían alguna noción de lo que significaba y lo asociaron con concienciación, relaciones y convivencia, cuidado y protección.
Sin embargo, el 65 por ciento de los padres españoles es incapaz de nombrar ningún servicio, app o marca de bienestar digital, aunque solo el 46% no conoce ninguna herramienta de control parental.
Al estudiar la conectividad en familias españolas, se detectó que en uno de cada 10 hogares españoles hay cinco o más smartphones y que la percepción que tienen de la tecnología varía mucho entre padres (aprendices digitales) e hijos (nativos digitales).
Los adultos se han visto obligados a adaptar la tecnología a su día a día mientras que, para los jóvenes, la tecnología es una parte más de la vida, ya que nacieron con ella, y creen que les acerca y une con el resto del mundo.
El secreto parece estar en encontrar dónde está el buen uso, tal y como señala Eduardo Cruz, CEO y co-fundador de Qustodio, quien recalca la necesidad de que los padres enseñen a sus hijos a utilizar las nuevas tecnologías:
“Hay que huir del prohibir, ya que la tecnología no tiene nada de malo, al contrario, pero un mal uso de ella por desconocimiento puede ser perjudicial sobre todo para los más pequeños”.
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