Soy investigadora de Harvard y esta es la pregunta que le hago todos los días a mis hijos adolescentes después del colegio

Es lógico y natural que queramos que nuestros hijos estudien y obtengan buenas notas. Sin embargo, también es cierto que, estresar a los niños o adolescentes con eso, puede ser contraproducente. Y si además nuestros hijos adolescentes ya son autoexigentes y perfeccionistas de por sí... la presión es aún mayor.

En relación a ello, Laurence Steinberg, psicólogo que estudia a los adolescentes, declaró para The Atlantic que una de las principales causas del aumento de depresión en adolescentes es un aumento de la presión escolar.

Según él: "Cuando hablo con niños y hablamos de fuentes de estrés, mencionan la presión escolar más que los me gusta en Instagram". Y para combatirlo, hay una pregunta que podemos hacerle a nuestros hijos al llegar de la escuela, y que no es el típico "¿Cómo fue en el colegio?".

Cambiar lo que preguntamos a nuestros hijos

Breheny Wallace, periodista graduada por Harvard e investigadora de paternidad, sugiere cambiar lo que le preguntamos a nuestros hijos cuando cruzan la puerta después del colegio o el instituto. A esta pregunta ha llegado gracias a un proyecto realizado con otros investigadores de Harvard, en el que se encuestó a 6.500 padres.

Sus conclusiones las muestra en el libro "Nunca es suficiente: cuando la presión por el logro se vuelve tóxica y qué podemos hacer al respecto". La autora, en una entrevista para CNBC, explicó lo que aprendió del proyecto, proponiendo un sencillo cambio que los padres pueden hacer para ayudar a proteger la salud mental de sus hijos.

En lugar de acribillar a preguntas sobre lo académico, pregunta esto

Serie 'Las chicas Gilmore' (2000)

Wallace se sincera y cuenta que ella 'también lo hacía'; al llegar sus hijos a casa, les solía acribillar con preguntas sobre la escuela: "¿Cómo fue el examen? ¿Qué deberes tenéis? ¿Estáis preparados para el examen de matemáticas de la semana que viene?".

Después del proyecto, empezó a cambiar la pregunta, y optó por esta: "¿Qué has almorzado?". Así, les pregunta sobre cosas que no tienen nada que ver con sus logros. Ella lo define como "liderar con el almuerzo". Aclara que "no es importante" si los hijos desayunaron un sándwich o fajitas de pollo, por ejemplo, pero sí lo es reducir esa presión o que todo gire alrededor de este tema.

Tal y como advirtieron los otros investigadores del proyecto, la ansiedad por el logro de los padres es contagiosa, y cuando los padres siempre inician la conversación con sus hijos con preguntas relacionadas con el trabajo o el rendimiento escolar, los niños aprenden que lo que realmente les importa a sus padres son sus logros, y no ellos.

Preguntar siempre por el rendimiento escolar, hace que los niños aprendan que lo que realmente les importa a sus padres son sus logros, y no ellos.

Y es que, si dejamos que todo se centre en el resultado académico de nuestros hijos en el examen, ellos acabarán entendiendo que el amor que reciben de sus padres depende de sus calificaciones. Claro, esto, a la larga, según Wallace, puede provocar toxicidad, ansiedad y problemas de salud mental.

¿Preguntar sobre las notas? Esto es lo que dice esta investigadora

En este punto es lógico que te preguntes: "Entonces, ¿no debería preguntar por los exámenes? ¿No debo apoyar a mis hijos en sus éxitos académicos?" Y por supuesto que sí.

Pero, insiste la investigadora, los padres necesitan presionar a sus hijos menos de lo que creen para que compartan estos temas. Es decir, no siempre hace falta preguntarlo directamente para que ellos lo compartan con nosotros. Y añade, sobre los temas académicos:

"Mis hijos me lo van a decir. Está en sus mentes" [...]. "No tienen que pensar que he estado preocupándome todo el día por un examen de español [o de cualquier otra materia]. En cambio, deberían recibir mi mensaje de que me preocupo por ellos como persona integral".

Reservar un espacio el fin de semana para hablar sobre el tema académico

Película 'De padres a hijas' (2015)

Breheny Wallace a veces inicia conversaciones con sus hijos sobre temas académicos y planes futuros, pero ahora sigue el consejo de los psicólogos y reserva estas charlas para una única hora asignada el fin de semana, en lugar de dejar que influyan en casi todas las interacciones entre padres e hijos.

Así, claro que podemos mostrar interés en el éxito académico de nuestros hijos, pero reservando ese espacio durante la semana, sin generarles un estrés innecesario o causarles problemas de salud mental.

Según ella, el resultado de este cambio es que los niños comprenden cuánto valora ella los logros académicos y el trabajo duro, pero sin olvidar que su amor por ellos no está ligado a ningún resultado en particular. Es decir, que les acepta y les quiere por lo que son, no por lo que "hacen" o consiguen a través de sus logros (en este caso, académicamente).

Y este es un gran paso para proteger a los niños de la ansiedad, el estrés y la autoexigencia, protegiendo y cuidando así, su salud mental y su autoestima (con esta pregunta saben que nos interesan muchas más cosas a parte de sus notas, que también).

Foto | Portada (Serie Mad Men, 2007)

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