Los imponderables de la maternidad: esas cosas inesperadas que sólo conoces cuando tienes hijos

Tras algunos años como madre, comencé a recitar una frase que cada día veo más certera: solo una madre puede comprender a otra madre (mejor aún si se trata de una amiga mamá que entiende y no juzga). Y es que la maternidad es una experiencia tan única e incomparable, que no hay otro cambio de vida que se le pueda asemejar.

Posiblemente todos tengamos una idea acerca de lo que es y lo que trae consigo la llegada de los hijos, pero lo cierto es que hay algunas cosas que solo se pueden conocer o experimentar hasta que te conviertes en madre.

Así que reflexionando un poco sobre lo que vivimos las mamás, hoy hablamos de los imponderables de la maternidad, esas cosas inesperadas que solo conocemos cuando tenemos hijos.

Vas a morir de amor

Este es sin duda mi favorito, porque es una experiencia universal que llega casi de manera inmediata: vas a sentir que mueres de amor. Porque aunque seguramente hemos amado y sentido amor antes de la llegada de nuestros hijos, cuando tienes a ese bebé en tus brazos casi puedes sentir que el corazón te explota de dicha y felicidad.

Muchas veces he intentado explicar este sentimiento a amigos o conocidos sin hijos, pero la verdad es que siempre he sentido que las palabras no son suficientes para describir el nivel de amor que pueden provocar los hijos en nosotros. Es, simplemente, un amor sin límites y como ningún otro.

Su dolor será tu dolor

Así como sentimos que nos desbordamos de amor al verles, tomarles la manita o escuchar su sonrisa, lo mismo sucede cuando nuestros hijos están tristes o enfermos. El dolor que ellos sienten se convierte en nuestro dolor y somos capaces de sentirlo en lo más profundo de nuestro corazón.

Hay una frase de la escritora Elizabeth Stone que me encanta y que refleja a la perfección este sentir: "Tomar la decisión de tener un hijo es trascendental. Es decidir para siempre que tu corazón caminará fuera de tu cuerpo".

Su sonrisa lo cura todo

Otra sorpresa de la maternidad: la sonrisa de un hijo tiene la capacidad de curarlo todo. No importa que hayas tenido un día difícil en el trabajo o que tu peque esté malito y necesite descansar... el momento en el que sus labios dibujan una sonrisa sientes que el peso emocional abandona tus hombros y no puedes evitar sonreír junto a ellos.

Ah, y lo mismo sucede con sus besos y abrazos. Tienen un poder sanador indescriptible, capaces de aliviar hasta el más duro de los males.

Serán tu tema favorito

Antes de tener hijos no entendía por qué parecía que algunas mujeres no tenían otro tema de conversación fuera de sus hijos. Luego me convertí en madre y lo entendí todo. Cada logro, cada sorpresa y cada momento, fácil o difícil, deseamos compartirlo con quienes nos importan.

Y no es que no tengamos otros temas de conversación (al menos, personalmente, podría pasarme horas hablando de libros y películas), sino que tener hijos es una experiencia que nos envuelve por completo y que está en constante evolución - por lo tanto, siempre hay de qué hablar.

Sentirás nostalgia y felicidad a la vez

Finalmente, un sentimiento tan complejo que estoy segura es imposible vivir si no tienes hijo: la agridulce sensación de verles crecer, esa sensación de nostalgia y felicidad al mismo tiempo que te hace sonreír mientras tus ojos se llenan de lágrimas. ¿Quién diría que sería posible celebrar con alegría y añorar algo que aún estás viviendo?

Sin duda no hay experiencia de vida tan emocionalmente compleja como lo es la maternidad. Y cada segundo de ella vale la pena.

Foto de portada | Arina Krasnikova en Pexels

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