No sé si seré madre algún día, pero ser tía me da la mayor felicidad: así somos las PANK

Cuando pensamos en la infancia, en los bebés y en las primeras veces de los niños, solemos pensar en la maternidad (y ojo, no digo que no sea lógico), aunque haya otras circunstancias que nos aproximen a ello. Pero seguramente esto está influenciado, entre otras cosas, por los estereotipos y por la fuerte presión que existe en la sociedad hacia las mujeres para que nos convirtamos en madres.

En mi caso, tampoco estoy exenta de esta presión social, pero cuando logro separarla del deseo personal, concluyo que sí, me gustaría ser madre algún día. Pero aunque sí tengo el deseo, tampoco siento que lo "necesite", o que se me acabe el mundo si finalmente no lo soy.

Sea como sea lo que me depare el futuro, os cuento todo esto porque, mientras ese momento no llega, me doy cuenta de que hay otras formas (distintas) de experimentar el amor incondicional por alguien. Y es el amor por tus sobrinos. Es lo que se conoce como mujer PANK (Professional Aunt no Kids); mujeres que no tienen hijos y que se desviven por sus sobrinos (u otros familiares e hijos de sus amigas).

Tres características de las mujeres PANK

Imagen de Freepik

Las mujeres PANK, así es como se denominan, no tienen hijos propios, pero desempeñan un papel significativo en la vida de los niños de su familia o amigos, especialmente con los sobrinos. Tres de sus características son:

1. Ofrecen apoyo y afecto

Suelen ser conocidas por su amor y apoyo incondicional hacia los niños en sus vidas. Ofrecen cariño, atención y cuidado a sus sobrinos, ahijados u otros niños importantes para ellas. Pueden, por ejemplo, actuar como confidentes, consejeras y modelos a seguir.

2. Actividades especiales con "sus niños"

A menudo tienen la disposición y los recursos para consentir a los niños con regalos, experiencias y actividades especiales. Pueden ser las tías que siempre llevan a los niños de paseo, organizan eventos especiales o les dan regalos memorables. Esta generosidad puede contribuir a fortalecer los lazos entre las tías y los niños.

3. Flexibilidad y autonomía

Al no tener hijos propios, las PANK a menudo disfrutan de un grado de flexibilidad y autonomía en sus vidas que les permite dedicar tiempo y energía a los niños de su familia y amigos. Pueden estar disponibles para cuidar de los niños cuando sea necesario y participar en sus vidas de forma activa.

Experimentar el amor siendo tía: las cosas buenas que me ha dado

En mi caso personal, por mi sobrino siento una mezcla entre un infinito amor, orgullo por ver que el pequeño terremoto ya está dejando de ser un niño para adentrarse sin darnos cuenta en la adolescencia, y mucho agradecimiento por poder verlo crecer.

Y estoy segura de que ser madre no tiene nada que ver con ser tía (aunque sí se comparta ese amor puro e incondicional), y no puedo explicar lo primero porque no lo he vivido. Pero lo segundo para mí es un regalo y os contaré por qué.

En primer lugar, ser tía me ha permitido abrazar la alegría de los niños sin la presión de la responsabilidad total. A medida que veo a mi sobrino crecer, descubro que puedo disfrutar de sus momentos felices, apoyarlo cuando la vida se pone fea y ser una presencia constante en su vida sin la carga física, logística y mental que supone la maternidad.

Esta perspectiva me ha dado la oportunidad de mantener un equilibrio en mi vida, dedicando tiempo a mi crecimiento personal y profesional, sin renunciar al regalo de estar presente en la infancia de mi sobrino.

La maternidad puede ser una experiencia maravillosa, pero también conlleva una gran responsabilidad y sacrificio. Ser madre implica dedicar innumerables horas, energía y recursos para cuidar y criar a un niño. Ser tía, en cambio, me ha permitido disfrutar de la inocencia y la maravilla de la infancia sin la carga constante de la crianza, y actuando desde otro rol.

Reflexionando sobre el papel como tía

Puedo ser la tía que juega, que escucha, que abraza y cuida e incluso, que educa en algunas ocasiones, pero sin tener que responsabilizarme como lo haría una madre o un padre en la rutina diaria de alimentación, cambios de pañales o tareas escolares (aunque evidentemente pueda ayudar también en eso, y me guste hacerlo; pero ya no es la misma "obligación", y se vive diferente).

Además, ser tía me ha dado la oportunidad de ser una figura de apoyo y amor en la vida de mi sobrino. Puedo ser su persona de confianza, esa persona que guarda sus confidencias, a la que recurre cuando necesita consejos, cuando quiere compartir sus alegrías o cuando atraviesa momentos difíciles. Me encantaría que él sintiera que soy una influencia positiva para él.

Por otro lado, en mi trabajo como psicóloga, he aprendido la importancia de la conexión emocional en la vida de un niño. Esta experiencia me permite estar presente en su vida, no solo como un modelo a seguir, sino como alguien que le escucha, que intenta comprenderle a través de un espacio seguro y haciendo el ejercicio de volver a la infancia para lograrlo, y que le anima a creer en sí mismo.

La maternidad y la tía-hood (ser tía) no son mutuamente excluyentes, pero tampoco son caminos idénticos. Cada uno tiene su belleza y sus retos. Aunque no sé si algún día seré madre, lo que sí sé es que ser tía me ha llenado de amor, alegría y significado en la vida. Cada abrazo, cada risa compartida y cada conversación sincera con mi sobrino me recuerdan que la felicidad tan pura que te regala un niño puede encontrarse a través de diferentes caminos.

Cada abrazo, cada risa compartida y cada conversación sincera con mi sobrino me recuerdan que la felicidad tan pura que te regala un niño puede encontrarse a través de diferentes caminos.

Dar y recibir amor, siendo madre, tía o abuela

La vida nos da la oportunidad de experimentar el amor y la felicidad de diversas maneras. No debemos limitarnos a una única narrativa de la felicidad, como la maternidad (que estoy segura que también es increíble), porque además, cada experiencia nos nutre de una forma.

La clave está en encontrar esa manera de aportar algo de valor a la vida de los demás. Creo que lo importante es poder abrazar el presente y las oportunidades que nos da la vida de dar y recibir amor de nuestros seres queridos, siendo tías, abuelas, amigas o madres, y sobre todo, seres humanos que pueden encontrar el placer y la conexión en ese intercambio de amor, que es el que le da el sentido a las cosas al fin y al cabo.

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