No te dejes engañar, criar a los hijos solo es pan comido para los irresponsables

Quizás veas el título de este artículo y pienses que se trata de una crítica, pero la realidad es que es precisamente lo contrario: el reconocimiento a la dedicación y el trabajo que miles de madres y padres responsables hacemos cada día. Porque por maravillosa que pueda ser la crianza, también tiene momentos difíciles y retadores, en los que sentimos que estamos a punto de rendirnos.

Así que si alguna vez has pensado que no lo estás haciendo bien, o has volteado a ver a otras familias y piensas "¿cómo lo hacen ver tan fácil?" o "¿por qué para ellos parece tan sencillo?", este escrito es para ti.

Porque si te pones a pensarlo por un momento, criar a los hijos solo es pan comido para los irresponsables, porque criar sin normas y sin esforzarse demasiado ni darle mucha importancia, es cómodo y fácil. Pero este es un trabajo que no debe tomarse a la ligera.

La crianza es, en mi experiencia y opinión personal, la aventura más grande a la que me he enfrentado. Y digo enfrentado, porque es una en la que he tenido que verme cara a cara tanto con mis cualidades y fortalezas como con mis defectos e inseguridades.

En ella he conocido que soy más fuerte de lo que pensaba y que tengo una capacidad de amar aún mayor a la que conocía, pero también me he dado cuenta de un secreto a voces que no siempre admitimos: la mayoría no estamos muy seguros de lo que estamos haciendo. Y encima de eso, nos sentimos exhaustos.

El 62% de los progenitores se sienten agotados

Foto | Pavel Danilyuk en Pexels

Sucede que cuando nos convertimos en padres y madres, no solo entramos a una nueva etapa de nuestra vida, también nos reencontramos con algunas partes de nuestro pasado. Después de todo, el ejemplo más grande de crianza lo tenemos en nuestros propios padres y en la infancia que tuvimos.

Finalmente hemos llegado a esa etapa en la que entendemos lo que ellos vivieron y las decisiones que tuvieron que tomar. Sorpresa: éstas no fueron fáciles. Al menos no, si lo que queremos es darle a nuestros hijos las mejores bases para que crezcan siendo adultos sanos y felices.

De acuerdo con una encuesta reciente de la Universidad de Ohio, el 62% de los padres y madres siente agotamiento parental a causa de las responsabilidades de la crianza, mientras que dos terceras partes de ellos (el 66%) se sienten aislados y solitarios con frecuencia debido a las demandas de la paternidad.

Estos resultados, aunque recientes, no son realmente algo nuevo. Hace algunos años, otra encuesta reveló que el 90% de los padres piensa que criar a los hijos es ahora más difícil en comparación con las generaciones anteriores. Entre las principales causas de esto, se encontraban sentimientos de insuficiencia, niveles altos de ansiedad y el hecho de tener dificultades para encontrar el equilibrio cuando ambos progenitores trabajan.

Resultados como éstos tienen un toque desalentador, en el sentido de que la crianza es algo muy demandante y que exige de nosotros cosas que ninguna otra experiencia de vida nos pediría jamás.

Pero por otro lado, si tenemos la sensación de que esto es más difícil de lo que parece, podemos tomar como consuelo el hecho de que ni somos los únicos ni estamos haciendo mal las cosas, sino todo lo contrario. Y el esfuerzo que estamos dando merece la pena.

Lo fácil es ser irresponsable: criar bien es muy duro

Foto | Mart Production en Pexels

Como decía al inicio, la crianza solo es pan comido para los irresponsables, puesto que la realidad es que hacerlo bien puede ser muy duro y demandante:

Porque aunque siempre va a ser más sencillo darle una pantalla a un niño para que se mantenga entretenido, lo mejor para su desarrollo y su salud mental es enseñarle habilidades que le ayuden a desarrollar su paciencia y tolerancia a la frustración.

Porque aunque podemos darle a nuestros hijos la libertad que quizás no tuvimos cuando pequeños y no querer ser padres autoritarios, lo cierto es que los límites también son necesarios para su desarrollo cognitivo y emocional.

Porque aunque las inquietudes de tus hijos solo sean "problemas de niños" y que para muchos pueden parecer que no valen la pena, para ellos son importantes y necesitan ser escuchados con atención y validados para aprender a gestionar mejor sus emociones.

Pero como sabemos, hacer esto (y muchas otras cosas más de la crianza) es algo que requiere tiempo, dedicación y sí, también mucha paciencia de nuestra parte. Y es que de alguna manera, cuando nos convertimos en padres también nos encontramos frente a frente con nuestros propios defectos.

Sé amable contigo: lo estás haciendo bien

Foto | Arina Krasnikova en Pexels

La buena noticia, es que ser conscientes de nuestras virtudes y deficiencias es una oportunidad de oro para trabajar en nosotros mismos y también nos funciona como un recordatorio para algo que en ocasiones olvidamos: nosotros también importamos y merecemos tratarnos con gentileza y amabilidad.

Porque así como nuestros hijos están aprendiendo a ser personas, nosotros estamos aprendiendo a ser padres y madres. Y mientras tomar atajos o trucos puede parecer conveniente, la realidad es que éste es un trabajo que requiere lo mejor de nosotros y supone un esfuerzo muy grande.

Así que si alguna vez vuelves a compararte o dudar de ti cuando las cosas se ponen duras, recuerda esto: lo estás haciendo bien. Pero no te olvides de pedir ayuda de vez en cuando y cuidar también de ti.

Foto de portada | Yan Krukau en Pexels

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