La maternidad es una experiencia como ninguna. No puedo decir que es la más dura de todas, porque necesitaría vivir más de una vida para comprobarlo, pero lo que sí puedo decir, es que maternar es una de las cosas más agotadoras que existen.
No hay nada que haya puesto a prueba mi fuerza, paciencia y resiliencia como lo ha hecho la maternidad. Pero también, no hay nada que me haya hecho crecer tanto como el convertirme en madre. Porque aunque puede ser difícil, también es maravillosa.
Ahora, como bien sabemos, algo que hace más llevadera la maternidad es contar con una tribu que nos acompañe. Pero, ¿qué pasa cuando no es así?
Cuando otros opinan...
Hace ocho años que soy mamá bloguera, y como tal, he tenido la oportunidad de conectar con muchas madres a través de mi blog y redes sociales. En estas conexiones, hemos tenido decenas de pláticas honestas sobre la maternidad y nos hemos comprendido de esa manera en la que solo entre madres podemos hacerlo.
Un tema que suele surgir con frecuencia, es lo solitaria que puede llegar a ser la maternidad y las dificultades que hemos encontrado en el camino desde que tuvimos hijos. O mejor dicho, desde antes.
Y es que hablando con otras madres, hemos coincidido en que desde el embarazo comenzamos a ser cuestionadas sobre nuestra maternidad. A veces esos señalamientos llegan en forma de frases o preguntas aparentemente inocentes ("¿le vas a dar pecho, verdad?") y otras llegan en forma de consejos no pedidos ("cuando nazca tienes que dejarle llorar y no correr inmediatamente a consolarle").
Personalmente, elijo pensar que la mayoría de estos comentarios son bienintencionados. Sin embargo, y recordando aquellos momentos en los que alguien me dijo que no llevara tanto a mi hija en brazos, sé que esos comentarios pueden llegar a afectarnos mucho.
Si los recibes estando embarazada, nacen en ti miedos y preocupaciones totalmente innecesarios. Si los recibes como madre primeriza o madre reciente, dudas tanto de tu capacidad que terminas perdida ante tantas opiniones, y llegas a creer que algo estás haciendo mal o que no podrás ser una "buena madre".
Elegir entre los distintos estilos de crianza y tomar decisiones sobre la alimentación, descanso y educación de los hijos es algo que meditamos mucho y puede llegar a ponernos nerviosas. Si a eso añadimos las críticas de otros, ser madre se vuelve una experiencia durísima.
Maternar rodeadas de personas que constantemente están opinando sobre tu crianza, puede ser realmente abrumador y ocasiona que nos sintamos inseguras como madres. Notar esa falta de apoyo por parte de quienes nos rodean, nos hace sentirnos solas.
Si es tu caso, recuerda esto
En fin, todo esto que he escrito, es para que aquellas madres que se han encontrado en esta situación sepan que no están solas. Sé que es doloroso cuando tu misma familia cuestiona o critica tus decisiones (a mí me han tachado de exagerada), pero tienes que recordar esto: la mamá eres tú.
Es difícil, pero algo que me ha sido útil, tanto en la maternidad en general, como en esos momentos en los que dudo de mis decisiones por las opiniones de otros, es contar con alguien a quien recurrir para sentir ese apoyo que no me ha dado mi entorno.
Hoy en día y gracias a las redes sociales, es posible encontrar a esa mamá que piensa igual que tú. Así es como encontré a esa amiga que es mi alma gemela de la crianza, quien a pesar de que nos separen más de 1.300 kilómetros en coche, sé que con una llamada o mensaje de apoyo me ayuda a sentirme comprendida y reafirmar que lo estoy haciendo bien.