Por qué es importante que te asegures de que tu hijo cuenta con una persona de confianza con la que compartir sus secretos

Cualquiera de nosotros desearía tener una persona especial en su vida a la que acudir cuando las cosas se tuercen, cuando necesitamos que nos escuchen sin juicios o que nos ayuden de forma desinteresada.

Lo ideal es que los padres seamos esa persona para nuestros hijos, y para ello es fundamental cultivar la confianza mutua desde que son pequeños.

Sin embargo, podrían darse situaciones en las que nuestros hijos prefieran acudir a otras personas antes que a nosotros, especialmente a medida que van creciendo y se adentran en la adolescencia.

Y es que en esta etapa es normal que busquen su propia independencia y se sientan más cómodos compartiendo ciertos aspectos de su vida con otras personas, bien sea por una simple cuestión de afinidad, gustos, edad o porque así lo deciden ellos. Igualmente, si no hemos sabido labrarnos la confianza adecuada, también preferirán acudir a otros antes que a nosotros.

Sea por el motivo que sea, es importante que los padres nos aseguremos de que nuestro hijo cuenta con una persona madura y responsable que sepa guiarle y ayudarle si lo necesita y nosotros no podemos estar ahí.

¿Quién puede ser esa persona de confianza?

Personalmente creo que esta persona especial para el niño debería ser alguien del entorno familiar y en quien los padres tuvieran, a su vez, plena confianza. Podría ser el caso, por ejemplo, de una tía o tío del niño, un abuelo, un primo o hermano mayor, o incluso un amigo íntimo de la familia.

En nuestro caso es mi hermana la persona en quien más confían mis hijos, adoran y primero llaman para contar cualquier cosa; desde las notas que han sacado en el cole, hasta la última travesura, el enfado con su mejor amigo o ese pequeño secretito que prefieren no compartir conmigo.

Lejos de disgustarme por no ser la primera destinataria de algunos de sus secretos, adoro ver la relación tan íntima y maravillosa que tienen mis hijos con su tía. Porque sabiendo que van a acudir a ella (ahora con sus pequeños secretos y anécdotas infantiles, pero más adelante con otros temas de mayor envergadura) me siento segura, tranquila y confiada.

Y es que tengo la certeza absoluta de que mi hermana sabrá asesorar a mis hijos igual de bien que pudiéramos hacerlo su padre o yo, además de quererlos con todo el alma y actuar siempre por su bienestar y felicidad.

"Mamá y papá siempre estarán aquí, pero si en algún momento no es así, confiad siempre en la tía"

Desde que mis hijos son pequeños, mi marido y yo hemos procurado mantener una relación de confianza con ellos, promoviendo la escucha activa y dándoles libertad para tomar sus propias decisiones.

Ellos saben que papá y mamá van a estar siempre a su lado, y que pueden contarnos cualquier cosa que les inquiete, les disguste o les genere dudas, pues en nosotros encontrarán el apoyo sin juicios que necesitan.

Pero aunque ningún padre desea fallar a sus hijos, soy consciente de que quizá no siempre estemos a la altura, y que pueden surgir momentos en los que cometamos el error de hablar más que escuchar, pasando por alto sus preocupaciones.

También se que mi hijo adolescente necesita tener su parcela de intimidad. Es sano y bueno que así sea, pero también es necesario que dentro de esa parcela tenga a una persona adulta, madura y de absoluta confianza con la que compartir aquello que, por un motivo u otro, no desee contarnos.

Espero y deseo estar siempre ahí para mis hijos, y que ellos no duden nunca en compartir conmigo sus preocupaciones, intereses o dudas. Pero si no es así, realmente estoy tranquila de saber que están en tan buenas manos.

Fotos | Pexels


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