¿Y si celebramos San Valentín?

Ya lo sé, nunca nos motivó lo suficiente celebrar San Valentín cuando no teníamos niños, siempre dijimos que no necesitábamos un día para demostrarle al otro que le queremos, que es la persona con la que queremos estar el resto de nuestros días. ¿Acaso el amor tiene fecha en el calendario?

Los dos lo sabemos, que digo los dos, lo sabe hasta el vecino del sexto que nos queremos. Pero ha sido tan grande este torbellino de la paternidad que nos ha arrastrado a cada uno a una parte de la orilla y cada día ruge de tal forma que se hace complicado volver a disfrutar juntos, tú y yo. Así que me pregunto, ¿y si celebramos San Valentín?

Hay miles de razones para no celebrarlo, bueno, quizás no sean tantas y sólo sean unos pequeños seres que desde hace unos años corretean a nuestro alrededor, por encima de sofás, colchones y 300 tipos diferentes de piezas de Lego. No les culpo, que conste, yo a su edad hacía lo mismo y eso me ha servido para darme cuenta de lo diferente que se ve la película de tu vida según la parte del escenario donde te encuentres.

Pero yo estaba hablando de torbellinos y mares embravecidos que nos llevan de un lado a otro de la misma forma que nuestros hijos arrastran su muñeco preferido. Conocemos perfectamente esa sensación, sólo tenemos que pararnos cualquier día y observarnos desde fuera para vernos ahí, arrastrados por esa rutina diaria de horarios, tomas, papillas, cenas, baños, plancha, lavadoras, etc.

¿Y nosotros? Nosotros dos, tú y yo, los hasta hace no tanto amantes, los que decidieron embarcarse en esta aventura sin tener muy claro hacia donde iba el barco al que habíamos saltado. ¿Dónde está lo nuestro? Ponte ahora a buscarlo entre tanto juguete y pinturas. Pero seguro que por alguna parte está, sólo hay que recoger un poco y sacarlo a que le de el aire.

¿Solos? Pues si, solos. Hablamos de tener un espacio para nosotros, para lo nuestro, lo que nos une. Para reírnos, para volver a las confidencias, a esos momentos que sólo nosotros conocemos, esos que el día a día se empeña en tapar con montones de recibos, lloros, horarios imposibles, etc.

¿El 14? No tiene porque ser el día de San Valentín, podemos trasladarlo a otra fecha, pero una fecha hay que poner y ponerla ya. Nos conocemos, sabemos de sobra que el "en otro momento mejor" no llega jamás. Pero, ¿por qué no? Podemos dejar a los niños con sus abuelos, tíos, primos, vecinos, una niñera, ¿vale el portero? Busquemos un restaurante, cualquiera (más o menos, que ya no estamos para cenas románticas en la cadena de comida rápida esa del payaso). Pasemos un tiempo para nosotros, volvamos a disfrutar de la compañía del otro.

Los niños, ¿solos? Pues si, seguro que para ellos será una aventura muy divertida. Cambio total de registro, otra casa, otras normas (o ninguna). Hay teléfonos móviles, tu madre sabe como usarlos y no nos vamos a cambiar de país, en caso de una emergencia del tipo "el pequeño parece la niña del exorcista" o "venid a por ellos antes de que se maten entre ellos" podemos llegar antes que el SAMUR.

¿Que no hay niñera disponible? Bueno, podemos celebrar nuestro momento después del toque de queda, nadie dijo que haya que salir de casa. Si, a sabemos que eso es lo que normalmente hacemos, pero esta vez podemos darle unos pequeños retoques al decorado, unas velas (eso si, primero comprobaremos que el suelo esté libre de piezas de construcción, coches y muñecos varios), un menú diferente, ¿un capricho? ¿Por qué no?

¿Y qué hacemos con el que quiere teta cada dos horas? Os gusta complicarme el día, ¿verdad? Pues es lo mismo, sólo que aquí lo mejor será cuadrar vuestro momento con el espacio entre tomas, al menos para haber tenido un tiempo juntos antes de que llegue la hora de la subida de la leche (que ya sabemos que no es lo que podríamos llamar momento romántico por excelencia).

No necesitamos tener una noche romántica ¿Seguro? Yo creo que no. Toda pareja necesita cuidarse, o más bien, mimarse el uno al otro. Ese hilo que os une necesita un poco de mantenimiento de vez en cuando.

¿No es un poco egoísta? ¿Cuánto tiempo les dedicáis a vuestros hijos y cuánto a vuestra relación de pareja? No es egoísmo cuidar vuestra relación en pareja.

Ahora el cómo termine la noche es ya solo cosa de vosotros, si os dejan claro. Eso si, yo no me hago responsable de las consecuencias.

Feliz San Valentín.

En Bebés y Más | "Cuando llegan los hijos la pareja pasa por un proceso de transformación". Entrevista a la psicóloga Mónica Serrano, Un San Valentín con hijos
Foto | samantha celera, Tara Angkor Hotel, Porto Bay Trade en Flickr

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