Si acabas de romper con tu pareja, es fácil que estés sintiendo un cúmulo de emociones intensas que incluso, pueden parecerte incontrolables. Este proceso se conoce como duelo amoroso, y es completamente normal, aunque doloroso.
Entender las fases por las que pasarás puede ayudarte a transitarlo con más claridad y menos culpa. Elisabeth Kübler-Ross (1926-2004), psiquiatra suiza y referente mundial en el tema, definió en su día el duelo en cinco etapas clave, aplicables también a la pérdida de una relación.
Te explicamos cada una, con ideas prácticas para gestionarlas de una forma más amable para ti y dejar poco a poco atrás el dolor, aunque éste deberás atravesarlo para poder sanar. Recuerda que el duelo no es lineal sino cíclico, y que puedes atravesar las distintas fases en otro orden, volver a una fase anterior, etc.
1) Negación: "Esto no puede estar pasando"
La primera reacción ante una ruptura suele ser la incredulidad o el 'shock'. "¿De verdad se acabó?", "No me lo creo", "Esto es solo un enfado, seguro que volvemos." Estas frases surgen porque nuestra mente intenta protegernos del impacto emocional de la pérdida. Negar la ruptura temporalmente nos permite amortiguar el golpe (es un mecanismo de defensa), aunque muchas veces sentimos que estamos en una especie de nube donde nada es real.
Cómo transitar esta etapa:
Reconoce que esta etapa es natural y, en lugar de presionarte a "aceptar" ya la ruptura, dale espacio a esos pensamientos de negación. Habla con amigos y, si puedes, escríbelo: anota tus emociones y todo lo que pasas por alto, como los problemas que había en la relación. Esto te ayudará poco a poco a aceptar que la ruptura es definitiva y a empezar a ver con claridad lo que era y lo que ahora es.
2) Ira: "¿Por qué me hizo esto?"
A medida que la realidad se instala, puede aparecer la ira, la rabia, el enfado... Y déjame decirte que es normal que sientas resentimiento y hasta frustración, tanto hacia la otra persona como hacia ti mismo.
"¿Cómo pudo hacerme esto?", "¿Por qué invertí tanto en esta relación?", "¿Por qué no funcionó si lo di todo de mí?". Puedes sentirte traicionado, herido o enfadado contigo mismo por no haber visto antes las señales.
Cómo transitar esta etapa:
La ira es otra emoción más, igual de válida que otras, aunque tenga 'mala fama', y puede ser liberadora si encuentras formas sanas de expresarla. Haz ejercicio físico, prueba escribir una carta donde dejes salir toda tu frustración (sin enviarla, quemándola, por ejemplo), o conversa con amigos que puedan escucharte sin juzgar.
También es un buen momento para reflexionar sobre tus propios límites y valores. Pregúntate qué te hace sentir tan molesto y qué expectativas tenías, y reconoce que la relación, aunque valiosa para ti, era solo una parte de tu vida, no tu totalidad (ojo, esto requiere tiempo).
3) Negociación: "¿Y si volvemos a intentarlo?"
Durante esta etapa, es común intentar buscar soluciones o fantasías para revertir la ruptura. "Si cambio esto, quizá quiera volver", "Si hago que vea lo que ha perdido, querrá volver". Esta fase de negociación aparece porque queremos evitar el dolor de la separación y estamos dispuestos a pensar en cualquier posibilidad que minimice la pérdida.
Cómo transitar esta etapa:
Evita tomar decisiones impulsivas en esta fase. A veces, el impulso de escribirle o llamarle es fuerte, pero plantéate: ¿realmente quiero volver o solo quiero aliviar este dolor? En vez de actuar, intenta recordar las razones de la ruptura.
Habla con personas de confianza que puedan ofrecerte una visión objetiva y te ayuden a centrarte en tu bienestar. También puedes empezar a practicar actividades que te gusten y te reconecten contigo, como un curso nuevo, algún hobby olvidado o salir con personas que te aporten calma.
4) Tristeza: "Nada será igual"
La tristeza es una de las fases más profundas y dolorosas del duelo, ya que se trata de enfrentar plenamente la pérdida. En este momento, el corazón y la mente empiezan a entender que la relación realmente ha terminado. Sentir tristeza es normal y sano; estás dejando ir la expectativa de una vida en común, el proyecto que imaginaste y, en muchos casos, a una persona importante.
Cómo transitar esta etapa:
Permítete sentir esta tristeza, valídala. En vez de huir de ella, trata de abrazar este momento como una parte necesaria del proceso. Llorar es un alivio emocional que te permitirá desahogarte.
Prueba la escritura como una vía para expresar lo que sientes, escribe sobre tus mejores recuerdos y lo que has aprendido, y rodéate de amigos y seres queridos que puedan acompañarte de verdad. Por otro lado, practicar la autocompasión es clave aquí; recuerda que no necesitas "ser fuerte" todo el tiempo.
5) Aceptación: "Estoy aprendiendo a vivir sin él/ella"
Finalmente, llega un momento en el que empiezas a aceptar y a integrar que la relación ha terminado. No significa que el dolor desaparezca de inmediato, pero sí que empezamos a integrar la pérdida en nuestra vida y a soltar la dependencia emocional que teníamos.
Quizás ya puedas recordar los momentos de la relación sin que te afecten tanto (incluso, con una sonrisa) y, poco a poco, empiezas a ver que hay vida más allá de la ruptura.
Cómo transitar esta etapa:
Date permiso para vivir esta etapa sin forzar las cosas. Aceptación no es resignación; es aprender a vivir desde la calma y abrirte a nuevas posibilidades y a 'nuevas vidas'.
Con el tiempo, es posible que empieces a reconocer las cosas que has aprendido, incluso los aspectos positivos que la relación dejó en ti. Aprovecha para reconstruir tu identidad sin la dependencia de la otra persona, y redefine tus valores y objetivos. Aceptar el final te da libertad para enfocarte en el futuro. ¡Te lo mereces!
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