No nos sorprende escuchar que el descanso nocturno sufre alteraciones durante la adolescencia. De hecho, se recomienda que los adolescentes de entre 14 y 17 años duerman alrededor de 8-10 horas cada noche. Pero pocos lo hacen.
Tampoco ningún padre de adolescentes se sorprende al saber que existe una razón biológica para explicar por qué a su hijo le cuesta tanto levantarse temprano y que es normal que los jóvenes siempre tengan sueño.
Aún así, tenemos que velar por su descanso para evitar complicaciones de salud. Un nuevo estudio realizado en el Reino Unido confirma esta necesidad: ha constatado que los adolescentes que duermen menos de lo que es saludable pueden ser más propensos a experimentar problemas mentales como ansiedad y depresión.
Tres horas y media menos de sueño, las culpables de la mala salud mental
En un artículo publicado en el Journal of Child Psychology and Psychiatry, un grupo de investigadores de las universidades de Reading, Goldsmiths y Flinders analizaron la calidad y cantidad de sueño de los adolescentes y descubrieron que había una relación significativa entre el sueño deficiente y los problemas de salud mental.
El estudio, en el que participaron 4.790 participantes, reveló que las personas que sufrían depresión señalaron mala calidad e insuficientes horas de sueño, mientras que aquellos adolescentes con ansiedad solo dormían mal.
Así explica la doctora Faith Orchard, profesora de psicología clínica en la Universidad de Reading, los resultados de este estudio. Añade que pidieron a los adolescentes que informaran sobre la calidad y cantidad del sueño y descubrieron que el grupo de control de adolescentes dormía en promedio alrededor de ocho horas por noche en las noches escolares y un poco más de nueve horas y media los fines de semana. Mientras, el grupo que tenía un diagnóstico depresivo dormía menos de siete horas y media entre semana y un poco más de nueve horas los fines de semana.
"Lo que se nota es que la diferencia en la cantidad promedio de sueño entre los que experimentaron depresión, que equivale a irse a dormir 30 minutos más tarde cada noche en comparación con los otros participantes. Dentro de los datos, hubo algunos participantes que reportaron una calidad y cantidad de sueño enormemente peores, y el panorama general destaca que necesitamos tener mucho más en cuenta el sueño al considerar el apoyo al bienestar de los adolescentes".
La profesora Alice Gregory, de la Universidad de Goldsmiths, y coautora del estudio señala que "La Fundación Nacional del Sueño recomienda que los adolescentes de entre 14 y 17 años duerman alrededor de 8 a 10 horas de sueño cada noche. El grupo con un diagnóstico que cayó en depresión no siguió estas recomendaciones durante la semana, y durmieron una media de 7.25 horas las noches con colegio". Es decir, el grupo con depresión durmió unas tres horas y media menos a la semana que sus compañeros del estudio.
La doctora Orchard añade:
“Lo que estamos viendo ahora es que la relación entre el sueño y la salud mental para los adolescentes es un camino de ida y vuelta. Si bien los malos hábitos de sueño están asociados con una peor salud mental, también estamos viendo cómo abordar el sueño de los jóvenes con depresión y ansiedad puede tener un gran impacto en su bienestar”.
A pesar de todo, es importante tener en cuenta que el número de jóvenes que revelan estar pasando por ansiedad y depresión sigue siendo bajo en general.
El profesor Michael Gradisar, de la Universidad Flinders (Australia), también coautor del estudio, explica que "el mal sueño durante la adolescencia puede ser una 'bifurcación en el camino, ya que la salud mental de un adolescente puede deteriorarse si no se trata". Afortunadamente, añade, "hay intervenciones de sueño disponibles para escuelas y a disfrutar de nuevo de un sueño saludable".
Vía | Science Daily
Fotos | iStock
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