¿A qué hora debe volver a casa tu hijo adolescente? Cómo llegar a acuerdos sin peleas ni conflictos

Las primeras salidas de los hijos adolescentes suelen venir también acompañadas de los primeros encontronazos con los padres por la hora de regresar a casa. A medida que van creciendo, las discusiones en torno a este tema tienden a hacerse cada vez más frecuentes.

Pueden ser varios los motivos por los que los padres consideremos que la hora que nuestros hijos nos proponen no es la adecuada. Es entonces cuando surgen las luchas y las comparaciones que tanto nos irritan ("¡soy la única de mis amigas que tiene que volver a casa tan pronto!", "¡no me entendéis! ¡ojalá fuerais como los padres de Luis, que no le ponen nunca problemas con la hora!"...).

Lo cierto es que no existe una hora ideal para regresar a casa cuando los hijos empiezan a salir, pues cada familia tiene sus propias circunstancias.

Pero en vez de pelear o imponer tu criterio es mejor llegar a un acuerdo. Te explicamos cómo hacerlo en seis pasos.

1) Piensa y madura tu respuesta

Si tu hijo te plantea una hora de llegar a casa que no te esperas, no compartes en absoluto o no es la habitual, lo primero que debes hacer es enfriar la respuesta y no contestar con el cerebro emocional.

Y es que ante una respuesta como por ejemplo: "¿cómo se te ocurre si quiera plantearme esa hora de vuelta? ¡Te quiero en casa a la hora de siempre!" -, es frecuente que el adolescente responda: "¡pues a todos mis amigos les dejan!" -, a lo que el padre/madre rebate: "¡me da igual lo que hagan tus amigos!"...

La lucha de poder está servida.

Por eso, y para evitar entrar en discusiones que no solo no conducirán a nada sino que empeorarán la situación, es preferible guardar silencio y meditar bien lo que vamos a decir. En este sentido, podemos emplazar a nuestro hijo a conversar sobre este tema más adelante ("Necesito unos minutos para pensar mi respuesta. Dentro de un rato hablamos")

2) Expresa tus condiciones con respeto

Si la hora que tu hijo te propone para regresar a casa no te gusta, no le digas simplemente que NO. Tómate tiempo para pensar cuáles son tus motivos y analiza qué tendría que cambiar para que flexibilizaras tu respuesta.

Por ejemplo:

Cada padre/madre tendrá sus propios motivos, pero es importante analizarlos y planteárselos al adolescente de una forma positiva y respetuosa, sin acusar, sin criticar y sin dejarte llevar por tus propios miedos. Simplemente expresa lo que sientes con el objetivo de llegar a un acuerdo: "No me gusta la hora que me propones por... (el motivo que sea)..."

3) Haz ver a tu hijo que no hay dos familias iguales

También es importante que tu hijo adolescente comprenda que no hay dos familias iguales, pues cada una tiene sus propias circunstancias, formas de ver la vida, experiencias, normas...

En este sentido, explícale por qué no debe compararos con los padres de sus amigos, y por qué la hora de llegar a casa debe ser un acuerdo exclusivamente vuestro que responda a vuestras necesidades como familia, con independencia de lo que hagan los demás.

No obstante, entiende de dónde viene la necesidad del adolescente de compararse continuamente con su grupo de iguales, y por mucho que este tema te afecte, no lo trates con él desde el reproche o la crítica.

4) Escucha lo que tu hijo adolescente tiene que decirte

Cuando la hora de llegar a casa no es impuesta sino acordada, el adolescente suele aceptarla de mejor grado, evitando las peleas y mejorando el clima de convivencia familiar.

Pero para establecer acuerdos es imprescindible escuchar lo que la otra parte tiene que decirnos. Así pues, una vez planteadas tus sugerencias, dudas o recelos, escucha a tu hijo sin interrupciones. En muchos casos su explicación será más que suficiente para tranquilizarnos y borrar de un plumazo las creencias erróneas que habíamos forjado en nuestra mente.

5) Estableced acuerdos y consecuencias

Si las explicaciones de tu hijo no te convencen, toca negociar con él/ella para llegar a un acuerdo. En una negociación ambas partes deben poner sus condiciones sobre la mesa y moldearlas hasta encontrar un punto de vista común.

En este sentido, por ejemplo, quizá aceptes la hora que tu adolescente te propone si a cambio se compromete a mandarte un mensaje o llamarte cuando tú se lo pidas, a desplazarse exclusivamente en transporte público, a no frecuentar una determinada zona... O quizá simplemente encontréis una hora de vuelta con las que ambos estéis conformes.

Pero además de llegar a un acuerdo con la hora, también debéis establecer con antelación y de forma conjunta cuáles serán consecuencias en caso de no cumplir con lo acordado. Cuando las consecuencias se fijan con antelación y ambas partes participan en ellas, suelen ser mejor aceptadas y respetadas.

6) Confía en tu hijo

Una vez completados todos los pasos, tendrás que confiar en tu hijo y darle motivos para que también confíe en ti. Si en algún momento el acuerdo se rompe y tu hijo no llega a casa a la hora que habéis negociado, tendrá que asumir las consecuencias previamente establecidas y volver a definir los límites de vuestro acuerdo.

Recuerda que la adolescencia de los hijos es una etapa de aprendizaje y crecimiento personal, tanto para tu hijo como para ti. Por eso, en el camino es normal equivocarse y tomar malas decisiones. La forma en la que afrontemos y corrijamos esos errores será clave para que nuestra relación salga fortalecida.

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