La falta de experiencia con el primer bebé nos lleva a hacer ciertas cosas que no volveríamos a repetir y otras que quisiéramos volver a vivir mil veces. De momento, vamos a centrarnos en las que no repetiríamos.
Con el segundo ya conocemos un montón de cosas que antes no sabíamos, tenemos mejor mano y estamos más organizados. Tenemos más práctica, tanto cuando se trata de cuidados como de la crianza y hemos conseguido desarrollar un sexto sentido, el sentido común de los padres.
Ni hablar de los papás que han sido padres tres o más veces. Seguro que cada vez lo hacen mejor.
Basándome en mi propia experiencia como madre de dos, los errores que generalmente los padres reincidentes no volvemos a cometer son:
No vivimos el embarazo con tanta angustia: después del primero aprendemos a no preocuparnos por tonterías y a disfrutar de los nueves meses al máximo.
No permitirnos elegir el parto que queremos: la experiencia de haber pasado por un parto anterior nos ayuda a saber qué queremos y qué no la próxima vez.
No salimos corriendo al médico con el bebé ante el mínimo síntoma: ya tenemos más criterio para discernir qué es urgente y qué puede esperar al día siguiente.
No llenamos la casa de trastos innecesarios ni de ropa que nunca usaremos: ya sabemos cuáles son los artículos para bebé que nos serán útiles y cuales no.
No nos dejamos influenciar tan fácilmente por los comentarios de los demás.
No nos liamos tanto con horarios, rutinas y cuidados: la experiencia nos ayuda a ser más organizados con el segundo y a comprender que si un día no se baña, no pasa nada.
No los apresuramos a que den pasos para los que no están preparados: con el segundo controlamos mejor nuestra ansiedad.
¿Alguien se anima a ampliar la lista de errores aprendidos?