Algo estamos haciendo mal, muy mal y aún no tengo claro el motivo. Da igual lo que hagamos porque casi siempre “sentimos” que eso no es lo que deberíamos hacer.
Sí, hablo de la maternidad en general y de la lactancia en particular pero me daría igual cualquier otro aspecto de la crianza de nuestros hijos. ¿Por qué la mayoría de las madres se han sentido o se siente presionadas por la forma de alimentar o criar a sus bebés? ¿No tenéis a veces la sensación de vivir bajo presión? ¿No os ha pasado a vosotras?
Da igual si vas o si vienes, el caso es que la sensación de que eso no es lo que deberías estar haciendo no te la quita nadie en muchas ocasiones, a ver si me explico.
Si le das biberón…
Por la razón que sea, no voy a eso, el caso es que si tu bebé se alimenta con biberón no eres la primera ni la segunda mujer que dice sentirse presionada por no haber podido darle el pecho, que dice sentirse mal, que reconoce haberlo intentado pero que confiesa casi con congoja o complejo de culpa que o no supo o no pudo darle el pecho por las razones que fueran, eso ahora no es lo importante.
Lo importante es la angustia, el dolor de sentir que tu entorno piensa que algo estás haciendo mal.
¿Por qué esa sensación?¿Por qué esa presión?¿Por qué ese sentimiento de culpa y de no estar haciéndolo todo lo bien que deberías o podrías hacerlo?¿Quién lo impone?¿Por qué le dejamos que lo haga y sobre todo que lo consiga?
Si le das el pecho…
La sensación no creas que es mejor, siempre habrá alguien en algún momento que ponga en tela de juicio lo que estás haciendo que no dudo que en ocasiones puede hacerlo hasta con la mejor intención pero lo que consiguen esos comentarios no siempre es ayudar a la madre o apoyarla o al menos respetarla.
Porque o estás todo el día con “la teta fuera” o lo mismo es que se está mal acostumbrando o es que no quiere comer sino simplemente chupar o ya no saca nada o es que es demasiado grande y claro con el pecho sólo no le vale según su "experta opinión".
Siempre habrá alguien con ganas de abrirte los ojos a la realidad, a la suya, claro. Siempre encuentras una opinión que te toca la autoestima y te hace pensar que algo estás haciendo mal que lo mismo ellos tienen razón y tú no e incluso encuentras esa opinión que te hace cambiar tu decisión aunque no estés del todo convencida.
Oídos sordos
Es tan fácil opinar de todo y de todos, de lo que sabemos y de lo que no, cualquier cosa antes de quedarnos callados y por supuesto, cualquier cosa antes de respetar las decisiones y escuchar las opiniones de los demás.
No es una valoración personal aunque pudiera, es una sensación generalizada. Hace unos días hablábamos de que era la cantante Adele la que hablaba precisamente de esa presión desmedida e injustificada pero me da igual si es para dar el pecho como para dejar de darlo. Me da igual si es para coger a mi hijo en brazos o para dejarlo en la cuna.
La cuestión es que el momento en el que más tranquila, más feliz y más apoyada debería estar una mujer, una madre, una familia, se convierte en una etapa de dudas, de incertidumbres y de angustias infundadas.
Somos la generación de madres y padres más y mejor informada, tenemos mayor acceso y mayor cantidad de información y sin embargo, somos la generación de madres (sobre todo) que más inseguridad siente a la hora de criar a sus hijos. Sí, estoy generalizando. Sí, hay excepciones y las celebro como se merecen, pero la sensación al hablar con madres recientes, al escucharlas, es que prácticamente todas piensan (pensamos en su momento) que siempre hay algo que están haciendo mal o que al menos podrían hacer mejor, siempre a los ojos de los demás, claro.
No sé en qué punto hemos decidido que hagamos lo que hagamos está mal hecho pero estoy deseando que por fin decidamos todo lo contrario, cuanto antes porque ni es justo ni nos hace mejores personas, ni a los que juzgan (que la verdad, me importan mucho menos) ni a las juzgadas, que no se lo merecen. No, no nos lo merecemos.
Fotos | iStockphoto
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