Este domingo pasado nos sucedió una de esas inexplicables situaciones en que, caminando por la calle, te encuentras un coche cerrado, al sol, con niños dentro.
El coche estaba aparcado en la calle, no demasiado bien en cuanto a posición (muestra de que alguien los dejó “un momento”, ya que con un par de maniobras más lo habría dejado perfecto) y los niños estaban dentro con el cinturón de seguridad puesto, hablando, sonriendo y jugando (muestra de que no deberían llevar mucho rato dentro).
Sin embargo observé que en el techo había unas llaves, que no parecían ser las del coche y la situación empezó a hacerme poca gracia. Nos detuvimos para ver si venía alguien al vernos merodear cerca del coche y al ver que nada sucedía decidí llamar al 112 (de hecho llamé al 092, pero llegué a hablar con una operadora de otra ciudad y me aconsejó que llamara al 112).
Mientras realizaba la llamada, sonó la alarma del coche, que sonó un rato sin que nadie viniera, hecho que me reafirmó en la decisión de alertar de que dos niños estaban solos dentro de un coche.
Hablé con la operadora, que me preguntó las edades de los niños, dónde se encontraban, qué coche era, etc. y cuando ya llevaba un rato, mientras le acababa de explicar la situación, apareció una mujer que se acercaba al vehículo con bolsas en las manos.
-Perdona, que ya está, que ya ha aparecido la madre – le dije a la operadora.
-¿Ya ha venido la madre?
-Sí, sí, ya ha venido la madre – repetí delante de ella para que me oyera.
-¿Pasa alguna cosa? – me preguntó la mujer.
-No, que he llamado a la policía porque como he visto a dos niños solos dentro de un coche al sol y no me ha parecido muy normal…
-Ah, bueno…, es que, he ido tres minutos aquí, a la panadería.
-No, si yo no te juzgo. Yo solo he visto dos niños solos en un coche y nadie alrededor, con unas llaves encima del techo, ha sonado la alarma y nadie aparece…
-Bueno, gracias – me dijo semiasustada por la situación.
-Bueno, coge las llaves, que las tienes ahí (la señora ya se metía en el coche sin ellas).
-Vale, uhmmm, gracias,...
Probablemente la señora se asustó un poco al oír “he llamado a la policía”. No era mi intención asustarla, pero sí hacerle saber que dejar a los niños solos dentro de un coche no es algo que todo el mundo aprecie como normal y sí era mi intención velar por la seguridad de esos niños (llamé pensando en ellos).
Al final pasó lo que era más probable que pasara, que apareciera la madre, se montara en el coche y se fueran todos tan contentos. Ahora bien, lo más probable no es lo que sucede siempre y son varias las ocasiones en que hemos oído en las noticias que un niño fallece al quedar olvidado dentro del coche o fallece sin haber sido olvidado, porque el responsable del niño ha tardado demasiado en volver.
En este caso no parecían estar olvidados ya que, como he comentado, la posición del coche demostraba que era un aparcamiento circunstancial, sin embargo, como he dicho, yo no podía saber cuánto tiempo podía tardar su madre en aparecer, ni cuánto tiempo podía tardar la policía en venir, así que actué de inmediato.
Los accidentes no saben de hechos circunstanciales y pueden ocurrir en el preciso momento en que menos lo esperas (bueno, de hecho ocurren cuando menos los esperas) y dejar un coche solo con niños dentro es peligroso por diversos motivos:
Cabe la posibilidad de que alguien trate de robar el coche (difícil y peliculero, con los niños dentro, pero no imposible), cabe la posibilidad de que un coche pierda el control y le de un golpe al coche aparcado con los niños dentro (no es tan difícil, es mucha casualidad, pero no es imposible), cabe la posibilidad de que alguien trate de secuestrar a los niños (peliculero también, pero vete a saber…) y sobretodo, y lo que a mí más me preocupa, cabe la posibilidad de que a la madre le pase algo allí donde esté.
La mamá podría desmayarse en la panadería, podría ser asaltada por el camino por algún ladrón de bolsos que la tirara al suelo o podría sufrir un atropello al correr con las bolsas cruzando la calle hacia el coche porque sabe que sus hijos están solos, por poner algunos ejemplos. Incluso podría encontrarse a alguien dentro de la panadería e iniciar una charla que se demorara por demasiado tiempo, llegando al coche con los niños casi deshidratados (la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de EEUU (NHTSA) dijo hace un año que “aunque baje las ventanas algunos centímetros, un vehículo tarda apenas 10 minutos en alcanzar una temperatura mortal un día de verano caliente"). En caso de que algo le sucediera a la madre nadie tendría por qué saber que ha dejado a sus hijos solos dentro de un coche, cerrado y al sol de la tarde.
Sé que todo ello son sucesos poco probables, sin embargo, no son imposibles y no me parece una acción responsable dejar a los niños dentro del coche encerrados y por ello, cada vez que vea dicha situación, avisaré al 112, tal y como hice este domingo.
Foto | Ken Wilcox en Flickr
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