La conciliación familiar en verano no existe. Es un "apáñate como puedas"
Como todo lo que tiene que ver con la ma/paternidad, hasta que no te ves en el meollo del asunto, no llegas a entender muchas cosas que veías a tu alrededor pero apensas te dabas por enterado.
Esta vez me refiero a la conciliación familiar, ese animal mitológico del que muchos solemos hablar en época de vacaciones, pero que en realidad es un "apáñate como puedas" de manual. ¿Tienes hijos? Tú te lo guisas y tú te lo comes. Es justo, nadie nos obligó, pero tal vez las cosas podrían ser un poco más fáciles para quienes tenemos esta responsabilidad, obviamente sin detrimento de los derechos de quien no los tiene.
¿Y tú qué vas a hacer con tus hijos este verano?
Hemos preguntado a algunos padres qué van a hacer este verano con sus hijos, porque cada familia es un mundo y cada trabajo tiene sus particularidades. Sin embargo lo que nos encontramos puede que sea una pequeña muestra de lo que se repite en cada hogar durante esta época:
Marta, madre soltera, va a dejar una semana al niño con sus padres, las dos siguientes ha contratado a una cuidadora que le llevará al campamento de verano y ella le recogerá mientras trabaja. Luego tiene dos semanas de vacaciones y luego vuelta con los abuelos.
Pedro y Lucía han apuntado a los niños a un campamento que dura un mes, con una jornada que alcanza las nueve horas: "Se lo pasan pipa y nosotros no tenemos otra opción". Mientras tanto, José e Isabel han optado por un campamento de 15 días fuera y otras cuatro semanas con los abuelos: "apenas les veremos, pero nuestra jornada no cambia y solo tenemos dos semanas de vacaciones".
Mis vecinos han optado por pedirse vacaciones padre y madre por separado porque los abuelos son mayores y no les pueden echar una mano: "no podemos estar los cuatro juntos, pero los sueldos no nos alcanzan para pagar una canguro, para campamentos y si me apuras, casi ni para vacaciones... tal vez un fin de semana como mucho".
Como veis, el común denominador es convertir el calendario en un tetris. Combinar teletrabajo, campamentos, cuidadoras, días de asuntos propios y abuelos (benditos abuelos, que aunque ya cumplieron con su trabajo, siguen ayudando en todo lo que pueden), hace de esta época del año una de las más difíciles a nivel de organización y generalmente terminamos las vacaciones más cansados de lo que las empezamos.
Teniendo en cuenta que el modelo de teletrabajo ha descendido dentro de la red empresarial española (Según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad ONTSI ha caído hasta un 12,5%), precisamente dejar a los niños con los abuelos sigue siendo la opción más común para las familias de nuestro país. Según la Fundación Alares, el 60% recurren a ellos para el cuidado de los nietos en vacaciones, cuestión que puede generar una sobrecarga de trabajo para las personas mayores.
La fórmula mágica es optimizar el tiempo en torno a lo que realmente importa
Me encantaría poder dar la fórmula mágica para que todos pudiésemos aprovechar las vacaciones para estar con los niños, disfrutarnos, conectar y compartir todo aquello que la vorágine del día a día y las jornadas interminables no nos permite vivir. Sin embargo no la tengo, y me temo que este puzzle en el que nos vemos envueltos durante las vacaciones nunca dejará de existir.
Sin embargo quiero rescatar la parte positiva de las vacaciones y es que la mayoría intentamos exprimir al máximo el tiempo que podemos con nuestros hijos. Aunque no sea todo el que queremos, aprovechemos para crear recuerdos bonitos, para enseñarles a ser un poco más autónomos (porque este también es un regalo de vida), para disfrutar del tiempo sin prisas y sin horarios... para olvidarnos del móvil y jugar con ellos como tantas veces lo piden y tan pocas podemos.
No existe una fórmula mágica, y mientras quienes tienen la capacidad de tomar decisiones en pro de la conciliación (la Ley de Familias era un avance, pero se quedó en el limbo tras la disolución de las Cortes), entienden que esto se trata de poder pasar más tiempo en familia y no abrir los colegios 12 horas, 11 meses al año, sigamos planificando como los mejores CEO en torno a lo que realmente importa, porque los niños dejarán de ser niños y estos veranos no volverán.