Hemos visto que el cordón umbilical puede no ser pinzado inmediatamente después del parto. Existen poderosas razones en contra de dicha práctica. Mientras el cordón lata la placenta seguirá insuflando sangre en el cuerpo del bebé. Esta sangre es rica en nutrientes y proporciona una reserva de hierro al niño. Si no la recibiese el niño tendrá un déficit de reservas de hierro y puede padecer anemia, motivo por el cual se insta a las madres a comenzar con la alimentación complementaria muy pronto.
Pero hay más beneficios. La placenta sigue con su función oxigenadora del cuerpo del bebé mientras continúe transmitiendo sangre. Y esto, en el momento inmediatamente posterior al nacimiento, es un seguro de vida contra la anoxia postnatal. Si no se pinza y no se corta podrá seguir proporcionando al recién nacido una segunda fuente de oxígeno. Sus pulmones pueden tomarse su tiempo para comenzar al funcionar perfectamente. No será necesario forzarlos, ni hacer llorar al bebé, ni darle un golpe en la espalda para que respire. Lo hará poco a poco, estando durante esos minutos protegido por el oxígeno que le sigue llegando. La Naturaleza ha previsto que el nacimiento no suponga una carrera contra la muerte. Solo hay que dejarla actuar.
Si se tiene paciencia el cordón umbilical se colapsará por si solo, y a veces tarda solo 3 minutos, y otras veces tarda 15 0 20. Una vez suceda eso si puede pinzarse y cortarse. Si se hace antes puede provocar anoxia y hasta daños irreversibles por falta de oxígeno cerebral en algunos bebés, sobre todo los que nacen con sufrimiento fetal agudo y necesitan más que ninguno que la placenta le siga pasando durante unos minutos sangre con oxígeno. Esto es igual de importante o más en el caso de los bebés prematuros, que necesitan el aporte extra de oxígeno y toda la sangre llena de nutrientes y hierro que puedan recibir.
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