Es importante detectar los síntomas sobre algún posible mal funcionamiento en los ojos del bebé y ante ellos acudir al especialista, él valorará si hay algún problema oculto. Ten en cuenta que muchas enfermedades visuales se desarrollan antes de que el bebé cumpla los 18 meses.
Debemos pensar que algo puede ir mal cuando el niño se restriega o se rasca frecuentemente los ojos, vemos que tiene los ojos enrojecidos o presenta un lagrimeo constante. A partir de los tres meses, un niño debe seguir con la vista los objetos, de no ser así, es posible que algo vaya mal. También es motivo de consulta si vemos que mueve los ojos constantemente incluso cuando trata de enfocar un determinado objeto, o cuando le queremos hacer una foto y ante el flash no parpadea, incluso podemos ver que la pupila no se contrae ante la presencia de luz. Aunque también está el efecto contrario, una iluminación adecuada parece que le cause algún daño en los ojos porque vemos como los cierra, como si le molestara la luz.
Darse cuenta del medio que le rodea, centrar la atención en torno a ese mundo es un factor importante, si vemos que es todo lo contrario también podemos pensar que tiene algún problema de visión. Cuando empieza a gatear no es tampoco normal que choque constantemente contra los muebles y los objetos que se presentan frente a su paso.
Cuando el niño se centra en un objeto y vemos que uno de sus ojos se queda desplazado hacia un lado es un signo que no se debe dejar pasar. Ante estos signos siempre debemos acudir al especialista para que verifique el estado de salud ocular. Una prevención a tiempo es importante para el adecuado desarrollo del bebé, nosotros los padres siempre debemos estar alerta ante cualquier comportamiento anómalo de nuestro hijo.
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