Bueno, pues decía ayer que para los bebés mamá es todo, y, además, si eso se junta con momentos de crecimiento emocional y descubrimiento del propio yo, tal vez la familia se enfrente con una situación como la que este vídeo de la serie Dinosaurios ejemplifica: cada vez que aparece papá el pequeño lo rechaza casi violentamente y solamente quiere estar con mamá y casi le podría gritar: “Tu no mami”.
Un papá comprensivo, amoroso y cercano se va a encontrar apesadumbrado y molesto. Además, no puede entender como su precioso bebé que se dormía encantado en sus brazos ahora le empuja apartándolo cuando aparece. Si el papá, además, se siente inseguro y no ha encontrado su puesto en la nueva forma que tiene su familia, sentirá dudas sobre si la madre es demasiado acaparadora y puede hasta recriminarle lo que pasa. Malas soluciones estas. No hagas el dinosaurio.
¿Qué le pasa a tu hijo ?
Tranquilo. Tu hijo te ama y te necesita. No se ha convertido en un demonio. Tampoco que su madre lo acune, sea muy apegada, duerma con él o le de el pecho son los culpables de lo que sucede. Es una fase, algunos niños la llevan con suavidad y otros desarrollan una reacciones muy intensas.
Hay que dejarle su espacio. No es un adulto y todavía no entiende bien sus propias emociones. Normalmente el pequeño, apegado a su madre que daba sentido a su existencia y de la que no se sabía un ser diferenciado, está descubriendo dos cosas fascinantes: que es “yo” y que puede decir que “no”. Eso es muy, pero que muy emocionante pero también da mucho miedo.
Si papá se pone a reclamar su sitio en ese momento con insistencia el niño se enfadará. Cuando un bebé es pequeño su universo es su madre. Ni siquiera entiende el concepto del yo, se vive a si mismo como un ser único. El descubrimiento de la existencia propia y separada de la madre puede suponerle tensión y angustia y desencadenar que exprese su trastorno en las separaciones o en rabietas difícilmente comprensibles.
Habrá ratos de juego alegre en los que te incluya en su mundo más que encantado, pero otros, especialmente si está cansado, tomando su teta o su biberón tras la siesta o encajando alguna emoción nueva y turbadora, necesitará la seguridad emocional que la madre le da. Se agarrará a ella muy fuerte, aferrándose para no caerse en el abismo de un mundo nuevo que se abre ante él.
¿Qué puedo hacer?
Si afrontamos esto como una etapa del desarrollo emocional de nuestro hijo lo podemos vivir con tranquilidad y evitando forzar la situación en vez de insistir cuando se produce. Respetar la necesidad del niño de estar en esos momentos pegado a su madre es lo más adecuado, entendiendo que lo que sucede no es un problema, aunque pueda ponernos en situaciones complicadas o desatar sentimientos de impotencia, pena o rabia en nosotros.
No hay recetas ni métodos milagro con la crianza, cada niño es diferente y, aunque hay etapas comunes en el desarrollo infantil, cada temperamento y cada circunstancia es particular. De todos modos, hay una receta que no puede fallar, que es el amor. Haber sido un padre muy implicado y conocer bien al niño ayuda, sin duda.
Ser padre es una experiencia intensa, que debería cambiar al hombre y hacerle madurar, entendiendo mejor los mecanismos de su propia psique, sus miedos y sus inseguridades. Hay que ser muy generoso para ser un buen padre.
Hay que prepararse. Reconocer nuestro pasado, no para exigir las atenciones que quizá no nos dieron o seguir siendo el centro de la vida emocional de la pareja, sino para darle a nuestros hijos todo lo que necesitan para tener una infancia segura, feliz y con todas sus necesidades emocionales plenamente cubiertas. Y eso hará que a veces tengamos que “fastidiarnos” y dejar que madre e hijo construyan el vínculo primario con suavidad y con el derecho a sus retrocesos.
Papá sigue ahí, no ha dejado de quererte, pero en esos momentos de crisis, no te interpongas ni empeñes en que te acepte. Necesita a mamá. No es una decisión consciente, no es racional, no es para hacerte daño ni es culpa de que su madre le de el amor que el pequeño necesita. Es un proceso, una etapa, en la que posiblemente debas, sencillamente, estar preparado para recuperar, a ratos, aquella actitud paciente, de sostén y ayuda que acompañó los ajustes en el postparto.
El “tu no mami” pasará
De nuevo, a la espera, siendo el pilar en el que madre e hijo encuentran la seguridad de su hogar, pero en un papel secundario y atento, serás el mejor padre y compañero del mundo y, con paciencia y buscando los momentos precisos recuperarás a tu bebé convertido ya en un niñito que sabe que él es él. Merece la pena. El “tu no mami” pasará.
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