Seguimos con nuestra revisión de las prácticas de crianza que engloban actividades muy diversas, después de haber visto conceptos tan distintos como el cachete, el colecho y la lactancia materna. El control de esfínteres o el momento en que los niños dejan el pañal es una cuestión que suscita opiniones encontradas entre padres e incluso entre muchos profesionales.
Acelerar el momento en el que el niño o niña está preparado para dejar el pañal no es una práctica compartida por todos. Entre los que dejan que sea el pequeño el que demuestre que está preparado para ir al baño y los que quitan el pañal cuanto antes “entrenando” a los niños en una función para la que su cuerpo aún no está preparado hay multitud de grados y prácticas diversas.
En general, por lo que observo a mi alrededor, hay un término medio que pasa por fases de “prueba-error”, uso del orinal o no, pañal a ratos, por la noche… Precisamente ahora que ha llegado el verano para muchas familias “toca quitar los pañales”, aunque los niños no estén preparados, lo cual hará que sigan haciéndose sus necesidades encima durante algún tiempo.
Recordemos que a los dos años y medio, sólo el 50% de los niños es capaz de ir sin pañal. A los tres años lo hace el 75% y a los tres años y medio el 95% de los niños.
La práctica menos adecuada dentro de la denominada “operación pañal”, a mi parecer, es aquella que se lleva a cabo en las guarderías o escuelas infantiles, que no respeta el ritmo de maduración del niño, que los mete a todos en el mismo saco y dice “a partir de ahora, sin pañal”. Evidentemente, el niño que no esté preparado se seguirá haciendo sus necesidades encima durante el tiempo que necesite.
Aunque esta práctica no es exclusiva de las guarderías como decimos, y en muchas casas se lleva a cabo la operación “antes de tiempo”. Lo que tampoco me parece lógico es que haya quien se enfade con los niños: respetar sus ritmos y acompañarlos en su desarrollo, sin forzarlos, me parece fundamental.
Cada niño es un mundo, y a algunos les irá bien la “operación pañal” a los primeros intentos, aunque otros necesitarán más tiempo. Sin embargo, hacer este apunte puede desatar el debate e incomodar a muchos padres que ya han decidido sobre cuál es el mejor momento.
La observación de nuestros hijos, las “señales” que nos manden los niños sobre el control de esfínteres, nos indicarán cuándo es el momento más adecuado para intentarlo dando pequeños pasos (y no tiene por qué ser en verano, aunque para muchos sea más cómodo, ni tampoco es irreversible).
Las diez prácticas de crianza más controvertidas
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