Las rutinas de los bebés de Elsa Pataky, ¿un beneficio para sus bebés o para ella?

Los gemelos de Elsa Pataky

Hace unos meses os hablamos de Elsa Pataky, la conocida actriz española, pareja de Chris Hemsworth (Thor para los niños), porque por entonces fue entrevistada en el diario ABC donde explicó que al nacer sus bebés estuvo en contacto piel con piel con ellos, que amamantaba a sus hijos y que colechaba con ellos. Como lo habitual en las famosas no es precisamente esto, nos hicimos eco de sus palabras.

Han pasado unos meses y hace unos días Elsa publicó en su blog una entrada en la que explica cuáles son las rutinas de sus bebés, es decir, lo que hacen cada día y a qué hora, y lo explica como consejo para empezar cuanto antes. De ellas os hablaré a continuación, pero entes de entrar en ello os dejo con la pregunta del título: ¿Las rutinas de los bebés de Elsa Pataky o las rutinas de Elsa Pataky? Porque uno no tiene muy claro si las creó en beneficio de sus hijos o en beneficio de ella, en realidad.

¿A los tres meses boca abajo? No, todavía no

Antes de empezar a explicar las rutinas, nos comenta a sus lectores que a medida que los bebés crecen muchas cosas cambian y que a partir de los tres meses, por ejemplo, ya se pueden poner a dormir boca abajo:

A partir de los tres meses ya les puedes acostar boca abajo si ellos están más cómodos en esta posición, porque ya pueden levantar bien la cabecita o a partir de los seis meses ya no hace falta sacarles el aire.

No sé dónde habrá leído el consejo o quién se lo habrá explicado, pero esto no es así en realidad. Los bebés deben dormir en decúbito supino, y esto es boca arriba, pero con la cabeza ladeada, hasta el momento en que ellos sean capaces de girarse solos, que es algo que sucede entre los 4 y los 6 meses, normalmente. Es decir, no somos nosotros los que les tenemos que poner en esa posición para dormir. Son ellos los que, si quieren, pueden hacerlo cuando sepan.

Las rutinas (de los bebés) de Elsa Pataky

A partir de ese momento la actriz pasa a explicar cuáles son las rutinas diarias de sus hijos. Les despierta a las 6:30-7:00 y a partir de ahí empiezan toda una serie de actividades planificadas como el comer, el jugar un ratito y el descansar, todo con su horario y su cantidad. Ahora cánsalo un poco para que duerma mejor, ahora no lo estimules demasiado para que coja el sueño. Ahora que coma un poquito para que aguante un rato pero no demasiado para que de noche tenga más hambre, coma más y duerma toda la noche. Y además, para que duerman bien, antes de la cena que jueguen un rato para que se cansen, después el baño y finalmente la cena y a las 19:00 a dormir.

Esto es un breve resumen, pero si os interesa saber más exactamente cuáles son las rutinas, vale la pena leerlas directamente de su blog.

Ellos no las necesitan, los padres, depende

La impresión que me dejan estas rutinas es un poco confusa. Veo a una madre que despierta a sus hijos con cariño, caricias y voz suave, que juega con ellos, que pasa mucho rato a su cuidado, que les proporciona momentos de diversión y momentos de más tranquilidad y que, mientras hace otras cosas, les habla para que le vayan siguiendo con la mirada. Pero a la vez, veo una madre que lleva un control exagerado de sus bebés, como si en vez de criar bebés estuviera cuidando a robots, por lo mecanizado y estudiado que parece todo y por ser ella la que decide cuándo duermen, controlando las "cargas" de cansancio y diversión y cuándo y cuánto comen, controlando el horario de comer y la cantidad para que duerman más o menos según le parezca mejor o peor. Es decir, son unas rutinas creadas para la tranquilidad de la madre, que pasa a tomar el control de la vida de sus dos bebés para llevarlo todo en orden.

En realidad, los bebés no necesitan rutinas así. Ellos piden lo que necesitan en cada momento y así lo hacen saber. Y son los padres los que a medida que conocen más a sus bebés aprenden a entender sus demandas y necesidades. Es decir, los bebés no necesitan unas rutinas tan estables, pues duermen cuando lo necesitan y comen cuando tienen hambre. Esto, claro, no quiere decir que haya que llevar con ellos una vida caótica con unos horarios totalmente diferentes cada día, porque una cierta estabilidad les da tranquilidad, si poco a poco van sabiendo qué viene a continuación. Ni tanto, ni tan poco.

Es cierto que ella misma explica que hay días en que la rutina no se sigue al pie de la letra porque no siempre es posible, y que obviamente hay que ir adaptándose un poco a los bebés, que no son robots, pero tengo la impresión de que a ella le va bien porque a sus bebés les va bien. Quizás esté yo equivocado y son rutinas muy válidas para la mayoría de bebés, pero pienso en mis hijos, en mis tres hijos, y no veo la manera de que establecerles estos horarios hubiera servido de algo.

Si tenían sueño, se dormían aunque a mí me pareciera pronto. Si no tenían sueño, ya podía yo poner musiquita tranquila y mecerles, que no había quién los hiciera dormir. Si tenían hambre, imposible decirles que no comieran mucho para luego cenar más, comían lo que querían y, por si acaso, un poco más, y aunque cenaran mucho, a las dos horas volvían a despertarse por muy cansados que se hubieran ido a la cama. Lo de jugar, tampoco tenía horario predefinido. Jugábamos con ellos cuando estaban receptivos y cuando se podía, que entre todas las cosas de los bebés, había que preparar comidas, hacer camas y limpiar la casa, normalmente con el bebé encima, porque eso de seguir con la mirada como que no.

Vamos, que me da la sensación de que Sasha y Tristán son dos trozos de pan en comparación con muchos bebés y que tan felices serían con las rutinas de su madre como sin ellas.

¿Son rutinas irrespetuosas?

Muchos de los que tratamos de respetar las necesidades y los ritmos de aprendizaje de los niños somos un poco reacios a las rutinas porque con ellas se corre el riesgo de forzar a los niños a hacer cosas que aún no tocan o que no les apetecen. Algo así como tomar el control de sus cortas vidas antes de que ellos empiecen a autogestionarse con la capacidad innata que tienen de hacerlo. Por eso, cuando uno lee estas rutinas puede llegar a llevarse las manos a la cabeza por aquello de "Dios mío, qué control de la vida de sus bebés", que puede llevarnos a pensar que no está respetando los ritmos de sus hijos.

Sin embargo, leyendo lo que explica, no me parecen irrespetuosas, al menos no en su caso. Como ya he dicho más arriba, veo a una madre que pasa mucho rato con sus hijos y que les da mucho cariño y mucho amor, y los niños aceptan bien su manera de ser madre. Diferente sería si nos explicara los horarios, nos dijera como lo hace y añadiera que a sus hijos les está costando adaptarse a estas rutinas porque ellos preferirían comer más o menos, o jugar más o menos tiempo, o dormir en otros horarios. Entonces podríamos entrar a debatir si es mejor o peor hacer uso de horarios y rutinas o bien dejar más libertad. Entonces sí diría, al menos yo, que son unas rutinas irrespetuosas con unos niños que no las necesitan.

Pero como no es el caso, como ella tiene diversos compromisos que le hacen separarse de sus bebés a veces y como sus hijos lo llevan bien, parece hasta buena idea tener unas rutinas para que, aquella persona que se quede con ellos, sepa, más o menos, cómo hacer que los niños hagan lo mismo que hacen con su madre. En casos así, hasta será positivo para ellos. ¿Para una madre normal? Pues ya digo, quizás valga la pena pensar más en los bebés como en niños y personas individuales más que pensar en ellos como en pequeños robots a los que controlar continuamente.

Foto | PopRosa
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