Yo compré el libro decidida a aplicarlo, pero no tuve corazón, ni siquiera intenté hacerlo y hasta hace poco mi hijo necesitaba que me quedara tumbada junto a él para dormirse.
Apliqué lo que se conoce como “Economía de fichas", técnica también de la psicología conductual. Consiste en reforzar mediante una ficha (puntos, estrellas, caras sonrientes, pegatinas), el comportamiento que deseamos, en nuestro caso que el niño se fuera a la cama solo.
Elaboramos un calendario con los días de la semana y cada vez que se acostara sin la presencia de mamá o papá ganaría una estrella que colocaríamos en el calendario cada mañana. Si reunía las estrellas durante quince días seguidos le regalaríamos un juguete que él deseaba mucho. ¡Magia! Lo logramos, más fácil de lo que pensábamos. Actualmente después de un cuento se queda durmiendo él solito, ha ganado su juguete y la conducta está totalmente “instalada". Claro el reforzamiento con las fichas debe ir acompañando de abrazos, elogios, besos para que una vez retirada la recompensa material la conducta siga exhibiéndose.
Esto funciona para los niños más grandes, pero también hay que tener en cuenta que muchos niños no pueden esperar un periodo de tiempo prolongado para obtener la recompensa, además si son muy pequeños no han alcanzado el desarrollo necesario para que la recompensa sea satisfactoria.
Es más o menos como el niño que reúne barajitas, al final tendrá un premio. Para aplicarla hay que ser constante, planificarlo bien y explicarle al niño lo que vamos a hacer en mutuo acuerdo, que él se sienta parte de la estrategia.
Estás son técnicas de modificación conductual, comprobadas científicamente y que dan resultados en la mayoría de los casos si son aplicadas al pie de la letra. Pero, recuerda que cada niño es único con necesidades e intereses diferentes y que es importante evaluar cada situación personal y familiar.
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