Hay niños que, en cierto momento, piden a sus padres dejarse el pelo largo. No me refiero a unos mechones por debajo de las orejas, sino una verdadera melena por media espalda. Pero hay ciertas presiones y costumbres culturales que hacen que los padres duden ante este deseo.
Mi hijo decidió dejarse el pelo largo hace un par de años, incluso cuando le crecía y descubría que el pelo largo a veces se enreda y los tirones molestan. Pero le encanta su melena rubia, peinada con la raya al medio y dejando el pelo suelto.
Aunque es muy guapo y no es pasión de madre, y a pesar de que se ha acostumbrado a que a veces lo confundan con una chica, él está encantado con su pelo, lo tiene sanísimo y no piensa cortárselo de momento. Yo respeté su decisión y me alegro de haberlo hecho.
Para él tiene un significado de libertad, de no aceptar las normas y no preocuparse de comentarios maliciosos. Le hace sentirse más fuerte y, en cierto sentido, lo ve como un gesto de respeto por su naturaleza, como si cortarse el pelo porque, simplemente, los muchachos lo llevan corto, fuese reducir su masculinidad o su esencia a lo que la sociedad o los demás niños consideran normal. Y eso, claro está, me llena de orgullo.
El peinado y la longitud del cabello son, en muchas culturas, signos de pertenencia a un grupo, una manera de transmitir el género visualmente y motivo de orgullo. Muchas culturas fomentan que los hombres lleven también el pelo largo y no hay razón alguna que impida que dejemos que nuestros chicos construyan su propia imagen de manera independiente a las pautas de la mayoría.
Alguna vez, otro chiquillo, se ha dirigido a él de manera ofensiva, pero afortunadamente tiene recursos para evitar la confrontación y responder con firmeza ante cualquier burla. Pero también es cierto que, curiosamente, sus mejores amigos tienden a dejarse el pelo largo también.
Me gustaría que nos contéis si vuestros hijos varones llevan el pelo largo, la razón para haberlo decidido y si han tenido algún problema por esa razón.
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