En nuestro repaso por las prácticas de crianza más controvertidas, llega el turno de la guardería o escuela infantil, una opción, una “liberación”, una necesidad en muchos casos… Hay tantos prismas para entender la función de las guarderías que nos perderíamos en diez artículos como éste para explicarlas.
Pero vamos a intentar entender por qué existe esta controversia a la hora de hablar de guarderías. Las guarderías son unos lugares que surgieron como un lugar donde “guardar” a los niños cuando la madre y el padre trabajaban pero que hoy día ofrece mucho más que esa función y en su afán por atender al niño enseñándole, para que aprenda, se llaman “escuelas infantiles”.
Estoy segura de que las escuelas infantiles de hoy son mucho mejores que aquellas guarderías que funcionaban cuando éramos pequeños, que “acumulaban” niños en lugares no muy adaptados y con una cuidadora que no daba abasto. Y por ello no creo que todos los niños estén mal en ellas, al menos una vez superada la angustia que pasan en el periodo de adaptación.
La guardería, ¿opción o necesidad?
Pero para muchos padres esa angustia de la que hablamos y que sentirá la mayoría de niños los primeros días, es suficiente para no plantearse dejarlos en la escuela infantil. Claro, esto es así, porque ellos encuentran otras opciones. Hablo en tercera persona, pero esto describe perfectamente lo que ha sucedido en mi familia, que estamos tirando de excedencias sin sueldo, medias jornadas y ayuda familiar para hacernos cargo de las dos pequeñas.
Pero para muchos dejar a los nenes en la escuela infantil no es una opción sino una necesidad, aunque otros ven en esa necesidad una imposición social y también haya quien entiende que la guardería es un desahogo, un descanso o un lugar en el que el niño va a aprender y a socializarse más que si no estuviera en ella.
Aquellos que ven en la guardería una esclavitud más a la que nos somete nuestra sociedad actual, no entienden que para muchas mujeres precisamente es resultado de una liberación y la posible incorporación femenina al mercado laboral, un logro indudable que ha costado siglos, aunque el camino para conseguirlo no nos parezca siempre el mejor.
¿Por qué el mercado laboral no está organizado de otro modo? Ya hemos hablado en ocasiones de que la conciliación laboral y familiar no tiene por qué estar fundamentado en guarderías, hay otras opciones que se podrían potenciar. Las guarderías en el trabajo serían una opción, como la mayor flexibilidad horaria en las empresas, la potenciación del teletrabajo...
La guardería no es buena ni mala para todos los niños igual
Cuando hacíamos un resumen de los riesgos y beneficios de ir a la guardería, precisamente decíamos que queda mucho por decir y mucho por concluir en una cuestión que resulta difícil de estudiar con datos objetivos y controlables.
No obstante, se sabe que existe un mayor riesgo de sufrir determinadas enfermedades infecciosas a edades tempranas en los niños que van a la escuela infantil. Y también que si las escuelas infantiles son de calidad impulsan las habilidades sociales y académicas de los niños antes de que inicien su etapa escolar (aunque no se sabe si esto sucedería con los mismos estímulos en casa).
Si la guardería pone todos sus esfuerzos en minimizar los posibles riesgos (aunque para ello tienen que implicarse otros sectores de la sociedad, empresas, administraciones…) y potenciar la calidad de su servicio, tanto mejor estará un niño en ella.
Unas alternativas que reducirían los riesgos de la asistencia a la guardería en lo que a salud se refiere serían la disminución de las horas de asistencia (como las medidas que hemos apuntado más arriba sobre conciliación laboral y familias), un menor número de niños por centro o por clase, la formación completa de los educadores, extremar las medidas de higiene en la guardería…
Por supuesto, todo ello conlleva una fuerte inversión e implicación de las administraciones, que resulta difícil sin una demanda y sin una concienciación social acerca de la importancia de estos temas.
Cada familia es un mundo, y entrar a debatir si las razones del otro son válidas o no, puede resultar atrevido. Tampoco se puede afirmar categóricamente que ir a la guardería es bueno o que es malo. Porque será mejor o peor según niños, familias y guarderías.
- Antes de señalar que llevar a los niños a la guardería es malo, habría que pararse a pensar en las pocas evidencias que hemos analizado en posts anteriores, y debemos tener en cuenta si la familia dispone de sistemas de cuidado alternativos, porque para algunos niños, la guardería es lo mejor.
- Del mismo modo, antes de señalar que un niño va a estar enmadrado, no va a socializar o se está perdiendo todo un mundo de posibilidades en la escuela, habría que pensar que para los pequeños estar con su familia, con la gente de su entorno, es lo más natural, y sí va ampliando su círculo de afectos y de relaciones, así como aprendiendo nuevas cosas cada día.
La controversia se da porque en muchas ocasiones no sabemos (no queremos) ponernos en la piel del otro, entender sus razones, y como siempre en cuestiones de crianza consideramos que lo estamos haciendo lo mejor que podemos, también en el caso de que nuestros hijos vayan (o no) a la guardería.
Las diez prácticas de crianza más controvertidas
Fotos | Pink Sherbet Photography, A.M.Garrido en Flickr
En Bebés y más | ¿Cuándo debe empezar la socialización en los niños?, ¿En la guardería o en casa?, Riesgos y beneficios de ir a la guardería (I), (II) y (III), ¿Hay que ir a la guardería para prepararse para el colegio?