
Pocas frases pueden doler tanto como cuando un hijo suelta un tajante: "No te quiero" o "Te odio". Esas palabras pueden atravesar el corazón de cualquier padre o madre como un cuchillo. ¿Hemos hecho algo tan terrible para merecerlas? ¿Significa que realmente siente odio? ¿Estamos fallando en la crianza?
Respira. Antes de tomártelo como algo personal, es importante entender qué hay detrás de esas palabras y cómo gestionarlas de manera que fortalezcan el vínculo en lugar de debilitarlo.
Cuando un niño dice "te odio", no habla de odio
Los niños no gestionan las emociones como los adultos. Sus cerebros están en proceso de maduración, y su vocabulario emocional es limitado. Muchas veces, cuando un niño grita "Te odio", en realidad está diciendo:
• "Estoy frustrado y no sé cómo expresarlo"
• "Siento que no tengo control y quiero recuperarlo"
• "Estoy herido y quiero que lo sepas"
• "No sé cómo gestionar mi rabia"
• "Necesito que me ayudes a entender lo que siento"
El odio, en su sentido literal, implica rencor sostenido en el tiempo, lo cual es una emoción demasiado compleja para un niño pequeño. Lo que realmente ocurre es que su emoción intensa lo desborda y necesita una vía de escape.
¿En qué momentos suelen aparecer estas frases?
Los contextos más comunes en los que un niño puede decirte que te odia suelen ser:
- Cuando le pones límites: Un "no" puede ser interpretado como una gran injusticia en su mente infantil.
- Cuando hay una intensa frustración: Por ejemplo, si le niegas algo que desea con ansias.
- Cuando se siente herido o desplazado: Quizá siente que prestas más atención a un hermano o a tu trabajo.
- Cuando no sabe gestionar su enfado: La rabia es una emoción intensa y difícil de manejar, especialmente en los primeros años.
Un ejemplo: Imagina que tu hijo de seis años quiere comer helado antes de la cena y le dices que no. Puede llorar, gritar y, en su desesperación, soltar un "¡Te odio!". No significa que realmente te odie, sino que está intentando expresar un enfado desbordante.
Cómo responder sin dañar el vínculo
La manera en que reaccionas ante estas palabras puede reforzar o debilitar la relación con tu hijo. Aquí comparto contigo algunas claves sobre cómo sí y cómo no reaccionar:
1) No reacciones desde la emoción
Es fácil sentirnos heridos y responder con algo como "Pues yo tampoco te quiero" o "Después de todo lo que hago por ti". Pero esto solo agrava la situación y refuerza vuestra desconexión en estos momentos.
En su lugar, respira hondo y recuerda que tu hijo no busca herirte, sino comunicar una emoción intensa.
2) Valida su emoción sin aprobar la forma en que la expresa
Puedes decir algo como: "Veo que estás muy enfadado. No pasa nada por sentir rabia, pero en esta casa no nos hablamos con odio".
Le enseñas que su emoción es válida, pero que hay formas más adecuadas de expresarla.
3) Ayúdalo a poner palabras a lo que siente
Si tu hijo es pequeño, ofrécele el lenguaje que aún no tiene: "Parece que estás frustrado porque querías helado y te he dicho que no". Esto le puede enseñar a identificar lo que le pasa y a comunicarse mejor en el futuro.
4) No lo castigues por decirlo, pero enséñale otras formas de expresarse
Si le gritas o lo castigas, el mensaje que recibe es: "Mis emociones son malas". En su lugar, dile algo como: "Cuando estés enfadado, puedes decir ‘Estoy muy molesto’, pero no ‘Te odio’". Así le ofreces herramientas para futuras ocasiones.
5) Demuéstrale que el amor es incondicional
Después del episodio, cuando todo se haya calmado, acércate y dile: "Te quiero, incluso cuando estás enfadado. Estoy aquí para ayudarte a entender lo que sientes". Esto le dará seguridad emocional y fortalecerá el vínculo.
Cuando estas frases se vuelven frecuentes… ¿debo preocuparme?
Si tu hijo dice "te odio" ocasionalmente en momentos de frustración, no es preocupante. Pero si se vuelve un patrón constante, puede ser una señal de que hay un malestar más profundo.
Algunas señales de alerta incluyen:
- Si lo dice todos los días o de manera agresiva y persistente.
- Si muestra un rechazo generalizado, no solo en momentos de enfado.
- Si se muestra retraído, triste o con cambios de conducta.
En estos casos, conviene explorar qué está pasando:
- ¿Se siente escuchado y comprendido en casa?
- ¿Está atravesando cambios difíciles (divorcio, mudanza, llegada de un hermano)?
- ¿Está recibiendo suficiente atención positiva?
Si las frases vienen acompañadas de cambios de ánimo preocupantes, consultar con un psicólogo infantil puede ser clave para entender y abordar el problema.
A veces detrás de un "te odio" hay un "necesito tu ayuda"
Escuchar "no te quiero" de la boca de tu hijo puede ser doloroso, pero es importante recordar que no es personal. Es una expresión impulsiva de una emoción que aún no sabe gestionar.
Si en lugar de reaccionar desde la herida, le acompañas a entender lo que siente, estarás dándole una valiosa lección emocional: las emociones no se reprimen ni se castigan, se entienden y se expresan con respeto. Y eso es un aprendizaje que lo acompañará toda la vida.
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