Con la llegada del otoño los días se acortan, las temperaturas bajan y llegan las lluvias. Pero el mal tiempo no debe frenarnos y hacer que nos apalanquemos en el sofá. ¡Este otoño no os quedéis en casa! La nueva estación es una época muy apropiada para organizar actividades al aire libre con toda la familia. Además de poder aprender fenómenos de la naturaleza propios de estos meses, jugar en el exterior es importante para el desarrollo de los niños, ya que aprenden nuevas habilidades que les serán muy útiles en el futuro. ¿Os animáis?
Propuestas para todas las edades
Encontrar un plan adecuado para disfrutar grandes y pequeños de un divertido día fuera de casa es muy sencillo teniendo en cuenta que son muchas las propuestas a vuestro alcance. En estos meses de otoño, los paisajes adquieren nuevas tonalidades marrones, doradas y anaranjadas que invitan a disfrutar, sobre todo, de espacios verdes y naturales.
Podéis organizar alguna ruta de senderismo para disfrutar de todo un día al aire libre, almorzando o comiendo en alguna de las zonas de picnic que hay habilitadas en los parques y bosques. Alejaros del bullicio de la ciudad y respirar aire puro os permitirá desconectar por unas horas de vuestra rutina.
En las zonas boscosas, los pequeños podrán observar fenómenos como la caída de las hojas de los árboles y su cambio de color, y descubrirán las especies vegetales propias de vuestra zona, o la que elijáis visitar, y los animales e insectos autóctonos. Dejadles experimentar y aprender del entorno, tocando texturas nuevas, como las hojas o el tronco de los árboles, o incluso jugar con insectos para estudiar cómo se comportan en su hábitat.
Para que la actividad pueda continuar en casa, ayudadles a recolectar frutos propios del otoño. Hojas de diferentes árboles de colores variados, castañas, piñas y cortezas de los árboles pueden darle un nuevo aspecto a vuestro hogar si los usáis para decorar. Con ellos también se pueden hacer manualidades diversas que os servirán para entretener a los peques en los días de lluvia, recordando vuestra fantástica escapada al aire libre.
Diversión, y mucho más
Jugar en el exterior, además de ser muy divertido y educativo para los niños, tiene otras ventajas. Por un lado, el salir de casa implica moverse y hacer ejercicio físico, una práctica muy recomendable tanto para peques como para los mayores para prevenir la obesidad y el sedentarismo.
Pero, además, el moverse en un entorno nuevo y realizar actividades poco cotidianas es una forma de fomentar la creatividad y despertar la imaginación de los pequeños. Jugar al aire libre es un gran revulsivo contra el aburrimiento, ya que les transporta a un sitio diferente con el que pueden interactuar de muchas maneras distintas y experimentar libremente.
En el plano pedagógico, poder ver in situ algunos de los aspectos que estudian en clase, como los cambios de la naturaleza en esta época del año, es muy beneficioso porque contextualizan esos conocimientos y conocen de primera mano la teoría de los libros. Esto, en definitiva, es una magnífica forma de aprender, ya que de una manera divertida y casi sin darse cuenta asimilan lo que han visto y experimentado.
El hecho de estar en entornos poco habituales también contribuye a desarrollar nuevas habilidades que son necesarias en el día a día. Aprender a orientarse en medio de un bosque; buscar soluciones a pequeños problemas, como por ejemplo saber encontrar el camino más rápido; aclimatarse; vivir con pocas comodidades y alejados de la tecnología por unas horas puede resultar muy interesante para los niños (y los no tan niños).
Precauciones y consejos para disfrutar al aire libre
Siempre que salgamos a practicar alguna actividad al aire libre, alejados de los núcleos urbanos, debemos tener en cuenta algunas precauciones. Es importante, sobre todo de cara a los meses de invierno, aprovechar las horas de sol y evitar que anochezca antes de regresar. Tener muy clara nuestra ubicación, bien llevando un mapa o un GPS, nos ayudará a la hora de volver para casa.
Debemos ir siempre correctamente equipados, con ropa y calzado adecuados y alguna prenda de abrigo para las horas más frías. Llevad siempre agua y algo para comer por si surge algún imprevisto, sobre todo si vais con niños. Es recomendable, además, usar crema solar también en estos meses, ya que aunque no lo notemos los rayos ultravioletas siguen estando presentes y debemos proteger nuestra piel y la de los niños.
Allá donde vayamos, debemos respetar el entorno. Es bueno que los niños jueguen, corran, toquen y experimenten, pero no debemos ensuciar el entorno, dejando basura o residuos, ni dañar las especies animales y vegetales que veamos a nuestro paso.
Una vez en casa, es importante que promovamos el hábito de la higiene y la limpieza en los niños. Les recordaremos que deben lavarse bien las manos con agua y jabón, frotando bien entre los dedos y las muñecas.
Después de una jornada disfrutando en la naturaleza, es muy probable que la ropa de toda la familia necesite pasar por la lavadora. Afortunadamente existen productos que nos ayudarán a eliminar manchas más difíciles, como barro o césped. Actuar rápido sobre la mancha reciente es clave. Para ello se puede poner la prenda a remojo con agua durante 20 minutos añadiendo Neutrex con Lejía para las prendas blancas, y Neutrex Oxy 5 para las de color. Estos productos actúan directamente sobre las manchas difíciles y las eliminan incluso con agua fría. Después, sólo hace falta aclarar la prenda y meterla en la lavadora con un detergente de calidad.
Jugar en el exterior es, además de ser divertido, una forma de aprendizaje muy completa y enriquecedora. Conociendo el medio exterior, los niños pueden ampliar muchos de los conocimientos de la escuela, además de otras cuestiones muy recomendables desde el punto de vista social, de madurez o desarrollo. No hay que olvidar, sin embargo, que conviene tener en cuenta algunas consideraciones relacionadas con la seguridad y la higiene personal y de la ropa.
Fotos | iStock: BrianAJackson / omgimages / kozorog / Halfpoint
