Cinco señales de que sufriste ser el hermano del medio: el síndrome del hijo 'sándwich'

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Imagina un bocadillo. Dos rebanadas que lo sujetan todo y en medio, el relleno: puede ser lo más sabroso, pero también lo que más fácilmente se olvida. Si creciste entre un hermano mayor con "más derechos adquiridos" y uno menor que parecía tener carta blanca, quizás te hayas sentido así: como el hijo sándwich.

Sin embargo, vayamos con cuidado. Este "síndrome del hijo del medio" no es un diagnóstico clínico ni tiene respaldo científico sólido. No es un trastorno, ni una condena, ni una etiqueta oficial. Pero sí puede ser una vivencia subjetiva muy real.

¿Cómo viviste ser el hermano del medio? Cinco señales del 'hijo sandwich'

Porque, aunque los estudios más recientes no confirman que el orden de nacimiento determine rasgos de personalidad de forma definitiva, lo cierto es que crecer entre dos hermanos puede influir de alguna manera. Y no por el lugar que ocupas en el álbum familiar, sino por cómo viviste ese lugar.

Ser el hijo del medio puede tener sus ventajas, pero esto dependerá de cómo se vivan estas cinco señales de las que hablaremos, y que podrían resonar contigo si fuiste ese "relleno" (en el buen sentido de la palabra) que, a veces, no sabía muy bien dónde encajar.

1) Te volviste especialista en negociar… y en ceder

Mientras el mayor marcaba el camino y el pequeño se salía con la suya por ser "el bebé", tú aprendiste a sobrevivir en medio. Tal vez fuiste quien mediaba en las discusiones, el que intentaba calmar los ánimos en cenas tensas o quien aprendió a adaptarse para no molestar. Esa tendencia a ser diplomático puede ser útil en la vida adulta… hasta que descubres que cedes demasiado.

  • Ejemplo: ¿Eres el que elige siempre "lo que queráis" cuando toca decidir restaurante? Podría no ser casualidad.

2) A veces sentiste que no eras "el especial" de nadie

Tu hermano mayor era "el responsable", el que llegó primero, el que estrenó todo. El pequeño, "el simpático", "el protegido". Y tú… bueno, tú estabas allí. En algunos casos, los hijos del medio relatan haber sentido una invisibilidad emocional: ni tanto control como al mayor, ni tanta atención como al pequeño.

Esto no significa que tus padres no te quisieran, sino que tal vez no supieron demostrarlo de la forma que tú necesitabas. "Cuando sacaba buenas notas, parecía normal. Pero si mi hermano pequeño sacaba un 7, había fiesta en casa."

3) Tienes una mezcla curiosa de independencia… y hambre de validación

Muchos hermanos medianos desarrollan una fuerte autonomía: aprenden a apañarse solos porque nadie está pendiente todo el rato. Pero esa autosuficiencia, a veces, esconde un deseo de ser vistos, reconocidos, tenidos en cuenta. Puede que seas el que "no molesta", el que "lo lleva todo bien"… mientras por dentro luchas con una sensación de vacío.

Como curiosidad, un estudio realizado por Salmon, de la Universidad de Redlands (California), encontró que los hijos del medio tienen un mayor sentido de independencia con respecto a los padres que sus hermanos. Y, mientras que los hijos mayores o menores buscan a sus padres cuando necesitan ayuda, los menores tienden a acercarse a sus hermanos o amigos.

4) Tienes un radar emocional finísimo

La necesidad de "leer la sala" desde pequeño puede haberte convertido en alguien muy empático.

Al no tener el foco de forma tan directa, muchos hijos del medio desarrollan una sensibilidad especial para captar matices, detectar tensiones y adaptarse al ambiente. Algo útil… pero que también puede llevarte a priorizar tanto a los demás que te olvides de ti. ¿Te pasa que sabes lo que los demás sienten, pero te cuesta identificar lo tuyo?

5) Te cuesta encontrar tu lugar… incluso ahora

Quizás en tu familia fuiste "el que no tenía etiqueta" y eso, con los años, ha derivado en cierta sensación de desubicación. A veces sientes que encajas en muchos sitios, pero no perteneces del todo a ninguno. O que debes esforzarte más para destacar. No porque seas menos valioso, sino porque te acostumbraste a vivir sin un lugar claro.

Y aquí viene lo bonito: muchos hermanos medianos desarrollan identidades propias muy ricas y versátiles. No fueron "el primero en algo", pero supieron reinventarse.

Entonces… ¿el síndrome del hijo del medio existe?

No como diagnóstico. Y no como verdad universal. La ciencia hoy dice que el orden de nacimiento no tiene un impacto duradero en la personalidad. Además, según la Asociación Americana de Psicología (APA por sus siglas en inglés), no hay evidencia consistente que avale la existencia de este síndrome como tal.

Pero sí existen contextos familiares que pueden marcar, sobre todo si se combinan con otros factores: el tipo de vínculo con los padres, el estilo educativo, la situación emocional de cada hijo o las dinámicas entre hermanos.

Lo que importa no es el puesto que ocupaste, sino cómo lo viviste

Y si te sientes identificado con alguna de estas señales, no estás loco ni eres débil. Tal vez solo estás poniendo en palabras una experiencia que viviste en silencio. Y eso, ya es sanar un poco.

¿Te suena todo esto? Tal vez seas el hijo del medio… pero no cualquier relleno. Eres el que aprendió a vivir entre extremos. Y eso, también es una forma muy valiosa de ser.

Foto | Portada (Freepik)

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