Estás en una comida con amigos y alguien te pregunta con aparente interés: "¡Hola! ¿Qué tal tu semana?". Empiezas a responder, pero antes de que puedas entrar en detalles, la otra persona interrumpe con un entusiasta: "Porque yo tuve una semana de locos, fui a un concierto exclusivo y luego me invitaron al backstage".
De repente, te das cuenta de que la pregunta no era para conocerte mejor, sino un simple 'trampolín' para hablar de sí mismo. Acabas de ser víctima del boomerasking, un término acuñado por la profesora de psicología de Harvard Alison Wood Brooks.
Se trata de una trampa conversacional que mezcla dos objetivos contradictorios: parecer interesado en la otra persona y, al mismo tiempo, redirigir la atención hacia uno mismo. Un acto de egocentrismo disfrazado de interés.
Los tres tipos de boomerasking
Un estudio reciente, publicado en el Journal of Experimental Psychology: General, identificó tres formas en que las personas egocéntricas utilizan esta estrategia:
- Preguntar para alardear: Empieza con una pregunta inocente, pero la respuesta oculta una intención de presumir. Por ejemplo: "¿Has viajado recientemente?" seguido de "Yo estuve en Maldivas en un resort de lujo".
- Preguntar para quejarse: Se usa para desahogar problemas personales. Por ejemplo: "¡Vaya día de lluvia!", seguido de "Pues yo estoy fatal, me ha pasado de todo hoy".
- Preguntar para compartir algo irrelevante: El tema inicial se usa como excusa para hablar de cualquier cosa. Por ejemplo: "¿Te gustan los sueños raros?", seguido de "Yo soñé que volaba sobre un bosque lleno de unicornios".
¿Por qué la gente lo hace?
Hablar de uno mismo activa en el cerebro las mismas áreas de placer que la comida o el dinero. Compartir experiencias propias genera sensaciones agradables y ayuda a moldear la imagen que proyectamos.
Queremos parecer interesantes, exitosos o incluso vulnerables para recibir admiración o compasión. Sin embargo, cuando este deseo de hablar de nosotros mismos domina la conversación, dejamos de escuchar y nos volvemos personas menos atractivas socialmente.
¿Por qué molesta tanto?
El boomerasking rompe la regla fundamental del diálogo: el equilibrio. Una conversación sana implica dar y recibir. Cuando una persona sólo finge interés para tener una excusa para hablar de sí misma, su interlocutor se siente ignorado, poco valorado e incluso manipulado.
La investigación demuestra que quienes recurren a esta técnica creen estar dejando una buena impresión, pero en realidad, los demás los perciben como egocéntricos y poco sinceros.
Así puedes identificar a un boomerasker
Es posible identificar a un boomerasker. ¿Cómo? Fíjate en lo siguiente:
- Sus preguntas no tienen seguimiento: Nunca indagan más allá de la primera respuesta, porque el objetivo no es conocerte, sino redirigir la atención a sí mismos.
- Interrumpen rápidamente: Apenas has empezado a hablar cuando ya están contando su propia historia.
- Siempre tienen algo "mejor" que aportar: Si mencionas un viaje, ellos han ido a un lugar más exótico. Si hablas de un problema, el suyo es peor. Y así con todo.
¿Cómo evitarlo y mejorar nuestras conversaciones?
Si te das cuenta de que eres tú el que está cayendo en el boomerasking, hay formas sencillas de mejorar:
- Haz preguntas genuinas: Si de verdad te interesa alguien, escucha activamente y haz preguntas de seguimiento.
- Evita competir en la conversación: No necesitas que tu historia sea más impactante. En lugar de eso, valida la experiencia del otro.
- Haz pausas antes de responder: Antes de hablar de ti mismo, pregúntate: "¿Estoy sumando a la conversación o solo desviándola hacia mí?".
- Aprende a disfrutar del silencio: No es necesario llenar cada espacio con tu propia experiencia. A veces, un simple "¡Qué interesante! Cuéntame más" es la mejor respuesta.
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